Esta semana, los diputados franceses comienzan a examinar el proyecto de ley para “fortalecer los principios de la República”, también conocido como ley contra el separatismo, que pretende proteger el principio de laicidad e incluye un mayor control de las asociaciones religiosas obligándolas a, entre otras cosas, ser más transparentes sobre el origen de sus donaciones.
La construcción de la gran mezquita en la ciudad de Angers comenzó hace cinco años. Cuando sea terminada, será ser la cuarta mezquita más grande de Francia, con capacidad para 2.500 personas. Dos tercios del edificio se han completado gracias a las donaciones de los fieles. Pero para financiar más rápidamente la fase final de las obras, la Asociación de Musulmanes de Angers ha aceptado la participación del Reino de Marruecos, que se comprometió a pagar 4,5 millones de euros a condición de que se convierta en propietario del templo.
Este requisito no cuenta con la aprobación unánime de los practicantes de Angers. Al final de la oración del pasado viernes 29 de enero, algunos fieles manifestaron su oposición a la traspasar la propiedad a Marruecos. Se niegan a que su futura mezquita pertenezca a un país extranjero, sobre todo porque en la comunidad muchos proceden de una quincena de países. ”¿Por qué Marruecos y no otro país?”, dicen a RFI. Este grupo de creyentes se siente engañado porque siente que han financiado un proyecto que ahora podría escaparles.
Las autoridades locales se oponen
Si la operación de Marruecos es perfectamente legal, no es en lo absoluto apreciada por las autoridades del ayuntamiento de Angers. “Lo que nos molesta es que un Estado sea propietario de un enclave en nuestro municipio, a fortiori un lugar de culto”, dice a RFI el primer adjunto del alcalde, Jean-Marc Verchère. “Aunque el proyecto parta de las mejores intenciones, puede excluir a una parte de los musulmanes, los no marroquíes”.
El ayuntamiento ha encontrado la manera de evitar la cesión por el momento. Una línea en la escritura de venta del terreno se opone a su reventa antes de la finalización de la obra. Pero el ayuntamiento es consciente de que sólo está ganando un poco de tiempo. Esta es su última palanca legal.
Para defender su proyecto, la AMA, la Asociación de Musulmanes de Angers, considera que si dependiera únicamente de las donaciones privadas, la mezquita no estaría terminada hasta dentro de diez años y que en ese lapso las obras podrían deteriorarse. Se trata de una cuestión urgente aseguró la AMA agregando que se había dirigido a varios países, pero que sólo Marruecos había respondido.
Según Mokhtar Hedia, portavoz de la AMA, la propuesta marroquí era la preferida por la asociación. Marruecos tiene la costumbre de financiar mezquitas en Francia, a través de su Ministerio de Asuntos Islámicos. “[Marruecos] se compromete a que seguiremos siendo los únicos gestores de los locales. Puedo asegurar que si el proyecto sale adelante, no habrá ninguna injerencia en los asuntos de la mezquita”.
La diplomacia a través de la religión
El interés de Marruecos es principalmente diplomático, según Haoues Seniguer, profesor de Sciences Po Lyon, quien estudia las cuestiones relacionadas con el Islam en Francia. Según Seniguer, es una forma de Rabat de mantener un vínculo con su diáspora a través de lo religioso. Pero también para competir con otros países, como Argelia, en su intento de influir en el Islam en Francia. Desde los atentados que tomaron lugar en su territorio a principios de la década de 2000, el reino de Marruecos ha tratado de contrarrestar el extremismo, incluso en Francia.
También por razones diplomáticas, Seniguer considera que, al igual que Marruecos, los Estados que invierten en lugares de culto en Francia tienen interés en que su diáspora respete escrupulosamente las leyes de la República, para no empañar nunca su imagen y arriesgarse a perjudicar su relación con París. “Es un Islam conservador el que promueven”, dice Seniguer, “pero un Islam legalista”. Seniguer pone el ejemplo de la Gran Mezquita de Lyon, que nunca ha caído en el islamismo salafista aunque haya sido financiada principalmente por Arabia Saudita.
En Francia, según un informe parlamentario de 2016, alrededor del 10% de las mezquitas se financian con donaciones extranjeras, ya sea de Estados o de mecenas adinerados. El documento señala que, además, los países extranjeros financian los salarios de más de 300 imanes y gestionan la formación de otros cien.