Organizaciones del sector más conservador consideran insostenible su secretismo, «amenazas», y «el daño que esas plataformas provocan en personas y familias concretas»
Acusan en un escrito a la organización de «apoderarse» de reivindicaciones y «utilizar el engaño o la mentira para ocultar sus estrategias y su identidad»
RedMadre, Foro Español de la Familia o Fundación +Vida piden a la CEE que se desvinculen si quieren contar con su apoyo en su campaña contra la «ideología de género»
» El Yunque es organización que no respeta las condiciones mínimas para la comunión –que no uniformidad- del asociacionismo cristiano». Las asociaciones católicas de familia, que ocupan el espectro más conservador, se plantan, y exigen a los obispos que dejen de colaborar con instituciones como HazteOir, Profesionales por la Ética o el Instituto de Política Familiar, si quieren que las familias católicas les apoyen en su política de género.
Y es que los miembros de El Yunque, aseguran las familias católicas, «se han apoderado de campañas y actividades de otros grupos y plataformas. Han «espiado las actividades o los miembros de otros grupos para beneficio o control de su organización, abusando de la confianza que se les da». Y se han servido «del engaño o la mentira para ocultar sus estrategias y su identidad».
El nivel de infiltración de la organización ultracatólica fue descrita por el experto Santiago Mata –que ha investigado a El Yunque– al explicar que «son muy pocos, pero están en todas partes, hacen mucho ruido y tienen engañada a mucha gente, también en la Iglesia». Mata contaba que están detrás de HazteOír, Bien Común, Abogados Cristianos… los grupos que han encabezado manifestaciones y ofensivas contra los derechos reproductivos de las mujeres, la identidad trans o el matrimonio igualitario.
La cúpula eclesiástica ha permitido durante muchos tiempo que El Yunque utilizara el entramado de la Iglesia para desarrollar su labor: parroquias o actividades amparadas por las diócesis. Esa labor de apoderamiento es que ha hecho que, desde dentro, le digan a la Conferencia Episcopal Española que basta.
Lo dejaron claro el pasado 13 de enero, durante un encuentro con la Subcomisión de Familia y Vida, a la que asistió como representante episcopal el obispo de Jerez, José Mazuelos, y el obispo auxiliar de Pamplona, monseñor Aznárez. No acudió el presidente de la Comisión, Mario Iceta.
Ruptura interna
La revuelta se ha producido entre organizaciones asociadas al conservadurismo católico. Durante el encuentro grupos como la Asociación de profesores Educación y Persona, Federación España Educa en Libertad, CONCAPA, Foro Español de la Familia, Familias Numerosas de Albacete, Fundación +Vida y Redmadre, entregaron a los obispos un informe donde rechazan «el secretismo de la Organización del Bien Común o Yunque por el daño que hacen al asociacionismo cristiano», y exigen a los obispos que prohíban sus actividades en sus diócesis, por «el daño que esas plataformas provocan en personas y familias concretas».
En el documento, al que ha tenido acceso eldiario.es, los responsables del asociacionismo familiar urgen a «una coordinación de todos los grupos y plataformas sensibles a esta dimensión», pero recuerdan cómo, en el pasado, «se quebró la unidad» entre los grupos católicos por «determinadas metodologías dañinas para el trabajo asociado, así como para muchas personas». En el ámbito de las organizaciones pro familia no se olvida el papel que destacados miembros de El Yunque tuvieron durante las protestas contra Educación para la Ciudadanía, lo que provocó una ruptura que, ocho años después, aún no se ha restablecido.
«Es imprescindible tener en cuenta la larga experiencia de coordinación de otros años para no caer en los mismos errores», subraya el informe, que recuerda cómo los obispos de Getafe, Toledo y San Sebastián, «y en privado otros obispos», han prohibido a los grupos cercanos a El Yunque participar en sus diócesis.
«Los obispos de la CEE tienen a su disposición un informe elaborado en 2010 con numerosos testigos, sobre la naturaleza de esta organización política con visión mesiánica y su incidencia en el asociacionismo cristiano», recuerda el documento.
Sin embargo, y al comprobar cómo los obispos seguían convocando a las asociaciones proYunque a las reuniones, las asociaciones firmantes se niegan a seguir colaborando con ellas. Y dan varias razones. En primer lugar, «su juramente de secreto». No pueden, como han intentado en el pasado, obligar a los demás a colaborar con su estrategia de ocultación y mucho menos utilizar la coacción o la amenaza como se hizo repetidas veces».
Tampoco «hacer captación de jóvenes o de colaboradores» sin explicarles que detrás está El Yunque, o «apoderarse de campañas y actividades de otros grupos y plataformas»; «no deben espiar las actividades o los miembros de otros grupos para beneficio o control de su organización, abusando de la confianza que se les da». Por último, «y sirve como un resumen de su actuación, no deben utilizar el engaño o la mentira para ocultar sus estrategias y su identidad».
Finalmente, las asociaciones instan a los obispos a que obliguen a El Yunque a «que se regularicen civilmente (o canónicamente si desean conservar su juramento religioso) renunciando a su metodología secreta».