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Vox ha vuelto a tirar del cuento de las civilizaciones y el PP ha vuelto a dejarse llevar. Es el pan de cada día en Europa. La extrema derecha agita la teoría del Gran Reemplazo y la derecha no sabe cómo reaccionar
Alberto Núñez-Feijóo no se siente cómodo hablando del islam y Abascal lo sabe. Ya ocurrió en 2023, cuando un musulmán atacó a un hombre en una iglesia y Feijóo declaró que los católicos no matan en nombre de su religión mientras otros pueblos sí lo hacen. Rectificó, pero Vox ya había conseguido su propósito, llevar al Partido Popular a la ciénaga de la guerra cultural. Ha vuelto a ocurrir con motivo de los rezos islámicos en espacios públicos. Vox ha vuelto a tirar del cuento de las civilizaciones y el PP ha vuelto a dejarse llevar. Es el pan de cada día en Europa. La extrema derecha agita la teoría del Gran Reemplazo y la derecha no sabe cómo reaccionar. El resultado: el auge de unos y el declive de otros.
Las fuerzas que calificamos púdicamente de iliberales han encontrado un filón. El mismo que explota Donald Trump cuando aconseja a los inmigrantes que corran en zigzag si quieren escapar de una prisión rodeada de caimanes. Con una diferencia: la instrumentalización religiosa que el miedo al otro adopta en Europa. En Estados Unidos, lo que da votos es señalar a los espaldas mojadas. Aquí, es alentar el espantajo del islam. Las pateras traen musulmanes. La valla de Melilla es un coladero de mahometanos. En el Corán está el secreto de los atentados de Barcelona y Madrid. Todo lleva al islam. Todo se reduce al islam. ¿Qué nos pasa con el islam?
Hace años, le presenté a Jordi Pujol a un inmigrante nacido en Marruecos. El entonces presidente se interesó por su historia y, en un momento determinado, le preguntó: ¿usted es musulmán? Si, respondió el muchacho ¿Muy musulmán?, insistió Pujol ante la sorpresa del joven tangerino. La pregunta de Pujol revelaba el desconcierto de muchos cristianos. ¿Por qué son tan religiosos los musulmanes? ¿Por qué llenan las calles, durante el Ramadán, mientras nuestras iglesias están vacías? No soy creyente, pero puedo entender la perplejidad de un católico ante la pujanza del islam. Lo que no es justo, es echarles la culpa a los musulmanes de la crisis de la Iglesia católica y del auge del secularismo.




