La vista oral del recurso contencioso administrativo contra la decisión del pleno municipal de Cádiz que concedió la medalla de oro de la ciudad a la Virgen del Rosario, aunque bien llevada por el juez, no dejó de ser una sesión judicial surrealista. ¿Cómo es posible que en la era digital y de los satélites espaciales, en una ciudad de España y ante una autoridad judicial se esté debatiendo sobre la existencia histórica de la Virgen María o sobre dar una supuesta pretensión científica a milagros como el control de maremotos o la cura de enfermedades pandémicas? y ¿cómo es posible que una institución pública, como es un Ayuntamiento, pueda defender tan estrafalarios argumentos ante una autoridad judicial?
Europa Laica es una asociación española que pugna por un principio indisociable de la democracia como es la garantía de la libertad de conciencia para las personas, lo que requiere de la separación estricta entre el Estado y las creencias particulares.
Un Estado que se dice aconfesional no puede mantener una simbología católica en sus instituciones. Además, en este caso, existe una violación muy concreta de una norma municipal, la cual explicita que los méritos y honores de la ciudad se conceden exclusivamente a las personas físicas o jurídicas y, evidentemente, la Virgen del Rosario no lo es… el supuesto personaje histórico llamado María, que nunca ha sido verificado, ya tendría la medalla de oro de Cádiz… ¡por 5 ocasiones! No nos tomen el pelo, el honor es a la imagen por mucho que se quiera retorcer el lenguaje, a posteriori, para que encaje en la normativa.. Si el Ayuntamiento insiste en su pretensión, que cambie el reglamento y lo deje claro.
El hecho de que un ayuntamiento haya decidido, prácticamente, ceder su defensa a la orden religiosa, adoptándola punto por punto, incluso negando que seamos competentes o afirmando en la sala las creencias más dogmáticas, es igualmente surrealista. Como también lo fue la negativa del abogado del Ayuntamiento, pese al buen hacer e insistencia del juez, a que nuestro abogado replicara en el procedimiento. Pero más allá de estos aspectos berlanguianos lo que más nos ha llamado la atención y nos ha producido un desasosiego profundo ha sido el fanatismo de una gran parte de los cofrades que se dirigieron al juzgado, increpándonos, abucheándonos e insultándonos de forma exaltada y demostrando un fanatismo que nos ha producido tristeza y vergüenza ajena, al constatar que aún existen instituciones religiosas que educan a sus miembros y seguidores en la intolerancia. Hasta nos tachaban de “extranjeros”… ¡como si la defensa de los principios democráticos y del laicismo estuviera sujeta a las fronteras! De todas formas, les queremos aclarar a estos cofrades que Europa Laica tiene asociados en toda España, también en esta ciudad, con una gran reputación personal y profesional.
Por lo demás, defendemos la libertad de creencias y de conciencia de las personas. Nosotros no hemos demandando a la orden dominica, han sido ellos los que se han personado en el litigio contencioso por su propia cuenta ya que nosotros, en ningún momento, pretendemos impugnar a nadie sus creencias. Nuestros recursos siempre se dirigen a las autoridades públicas, en este caso al Ayuntamiento.
Desde Europa Laica vemos este asunto de la siguiente manera: una vez hay un cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Cádiz, seis mil personas presentan una petición para conceder la medalla de oro de la ciudad a la virgen del rosario, queriendo imponer un símbolo religioso particular a toda la ciudadanía; manteniendo todo nuestro respeto por las personas que han firmado esa petición, creemos que han sido instrumentalizadas por los elementos más recalcitrantes de la derecha de la ciudad, intentando poner en un brete a la nueva corporación y al alcalde; sin embargo el nuevo equipo de gobierno, en vez de aplicar la norma municipal que rige los honores de la ciudad, sucumbió ante este chantaje de la derecha reaccionaria. Lo que es triste es que este Ayuntamiento, que se pretende del cambio, se haya, en este caso, parapetado, al final, en la fanática actitud de la orden religiosa.
Europa Laica pretende que las instituciones públicas mantengan una laicidad institucional y no adopten un simbolismo religioso como oficial de la ciudad, como desgraciadamente ocurre en Cádiz y en tantos municipios de España. Bajo el pretexto de la tradición se sigue manteniendo una mitología nacional de raíz católica identificando lo español con lo católico, olvidándose que vivimos en estados modernos y que la libertad de conciencia costó cárcel, exilios y muertes a cientos de miles de compatriotas durante todo el siglo XIX y XX. O ¿acaso no sabe el alcalde de Cádiz que su querido Fermín Salvochea estuvo en la cárcel por esta razón casi 20 años?
La defensa de la libertad de conciencia no es ninguna broma ni ninguna cosa secundaria, es un elemento esencial para la democracia. Si lo que se pretende es hacer populismo y utilizar la religión con vistas a los réditos electorales entonces estaremos erosionando la democracia. Europa Laica, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, está muy confiada en que la razón jurídica, en esta ocasión, triunfe sobre cualquier prejuicio ideológico o religioso.
Al alcalde de Cádiz le diríamos que hacer populismo con la religión es una vergüenza y lo mismo se lo decimos a esa derecha más retrógrada de la ciudad de Cádiz. A la izquierda local, si de verdad tienen aspiraciones republicanas, les decimos: no se puede estar en misa y repicando.
La religión y todas las creencias deben desenvolverse en libertad, si no es así, caen en la manipulación y en el fanatismo como, desgraciadamente, vemos que ocurre en muchos países del mundo y como también nosotros lo hemos podido comprobar en los pasillos de los juzgados el viernes día 26 en la ciudad de Cádiz.
Antonio Gómez Movellán, presidente de Europa Laica.
Javier García Rodríguez, coordinador de Cádiz Laica.
También lo hemos visto en: