Como defensores de la res pública y de la igualdad de todos los seres humanos no podemos aceptar una forma de Estado que trata de legitimar a unas personas que gozan de privilegios e impunidades
El presidente del Gobierno ha anunciado la abdicación del heredero del franquismo: Juan Carlos. Lo hace en la persona de su hijo varón, incumpliendo un principio constitucional de igualdad de sexos. Hasta en esta importante cuestión la forma de Estado monárquica es obsoleta.
Dentro de unos días elaboraremos un comunicado mucho más preciso sobre nuestra posición ante este importante hecho en un momento de gran confusión política y social.
Nuestro proyecto laicista choca con innumerables posiciones políticas confesionales, en donde la democracia real se ha ido desvaneciendo, la participación de la ciudadanía se ha ido eliminando, la res pública y los derechos se han ido restringiendo.
Pero también nuestro proyecto laicista choca con una monarquía (jefatura del Estado) confesional católica.
Nuestro sentido republicano, laicista e ilustrado, va más allá de la forma de Estado. Que por supuesto, también lo deseamos republicano. Nuestro proyecto pretende una sociedad profundamente democrática y para ello la laicidad de las instituciones, la justicia social (no la caridad y la beneficencia), el reparto de los beneficios económicos, la dignidad en lo laboral, el fomento y la defensa de los derechos humanos y de la infancia con todas sus consecuencias, las libertades plenas, la Enseñanza laica, la eliminación de los privilegios a las religiones… son nuestro mayor objetivo.
Como defensores de la res pública y de la igualdad de todos los seres humanos no podemos aceptar una forma de Estado que trata de legitimar a unas personas que gozan de privilegios e impunidades. Una institución medieval, la monarquía, que apela al origen divino, algo inaceptable para cualquier laicista.
La junta directiva de Europa Laica apoya las movilizaciones que hoy y en los próximos días va a solicitar que la ciudadanía se pronuncie y, por fin, hacer algo que tuvo que hacerse en 1978, antes de aprobarse la Constitución. Es decir, caminar en la idea de un proceso constituyente republicano, como marco general, donde la construcción del Estado laico tenga cabida.