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Especialista hace un balance de la relación entre la Iglesia en México y el gobierno saliente de López Obrador

Comentarios del Observatorio

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El filósofo Fidencio Aguilar conversa con Vida Nueva en torno a la relación Iglesia-Estado en este sexenio, y destaca como logro que la Iglesia haya podido tener “una inmersión social” a través de sus convocatorias al Diálogo por la Paz

La interlocución entre la Iglesia en México y el gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador estuvo prácticamente congelada; no obstante, es importante destacar el hecho de que en este sexenio la Iglesia haya podido tener “una inmersión social” a través de sus convocatorias al Diálogo por la Paz.

En entrevista para Vida Nueva, el filósofo y académico del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), Fidencio Aguilar Víquez, reflexionó sobre la relación que sostuvieron ambas instituciones durante el mandato del presidente López Obrador, incluso, prevé el posible escenario para la administración entrante de la doctora Claudia Sheinbaum, quien tomará posesión del cargo el 1 de octubre.

El doctor Aguilar explicó, en primer lugar, que la Iglesia Católica, integrada por la comunidad de pastores y de laicos, “convoca a sus fieles y a la sociedad en general a colaborar en la construcción del bien común de justicia, diálogo, solidaridad y fraternidad, porque considera que con ello colabora a construir la paz social”.

Lo que molestó a Andrés Manuel López

En ese sentido -dijo Fidencio Aguilar- “al mirar la realidad social mexicana de inseguridad, violencia y deterioro del tejido social, la Iglesia hizo eco de la voz de muchas personas y familias que, a lo largo y ancho del país, habían sido víctimas o padecían alguna de estas situaciones”.

“Trataron de recordar al gobierno federal su responsabilidad de cuidar la integridad de las personas y comunidades; esto se hizo muy notorio en junio del 2022 con la muerte de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Chihuahua, que fue muy sonado el hecho”.

Fue en ese momento cuando la Iglesia pidió al gobierno un cambio de estrategia en el rubro de seguridad, “y el presidente vio que había un cuestionamiento a su estrategia, que él había validado como correcta; entonces reviró, señalando a los sacerdotes, y los acusó de que en otros sexenios anteriores no dijeron nada”.

Cuestionamiento y acusación

Por lo anterior -continuó el especialista- “la interlocución entre ambas instituciones estuvo prácticamente congelada; es decir, no hubo una interlocución pro activa que hiciera un entendimiento directo entre dos instituciones en favor de la sociedad civil”.

“Me parece que el eco social no fue escuchado del otro lado; eso derivó en un congelamiento de la interlocución; podríamos decir que, en términos prácticos, esta no se dio, no hubo interlocución”.

Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera y presidente de México, Andrés Manuel López. Foto: CEM

Consideró que, ante lo ocurrido, la Iglesia quería dialogar y acudió al otro para abrir el diálogo, “pero la respuesta del gobierno fue una mala lectura, una lectura inesperada, y más que decir ‘vengan y discutamos el tema’, fue un cuestionamiento y una acusación“.

La inmersión social de la Iglesia con la sociedad

El doctor Fidencio Aguilar aseguró que si bien no hubo el efecto deseado de que el gobierno asumiera su responsabilidad de cuidar de la integridad de personas y comunidades, la Iglesia sí logró una inmersión social, pues logró conectar con el lenguaje de las comunidades y personas que se sentían vulnerables o agredidas, le permitió a la Iglesia una especie de palpación de la percepción social”.

Para el filósofo, esto puede considerarse un logro de la Iglesia como institución y un efecto con el gobierno: “a partir de esta inmersión social, la Iglesia fue generando espacios de diálogos con la sociedad con el propósito de lograr la paz”.

“Esto se dio durante los dos años posteriores al crimen de los sacerdotes jesuitas en diversos lugares de la república, se fue levantando una voz y una conciencia de que era necesario construir la paz. Esta primera inmersión social de la Iglesia con la sociedad va cobrando fuerza al grado que en los procesos electorales de este año pudo convocar a los candidatos a que se comprometieran (en la firma del Compromiso Nacional por la Paz) con estos rubros de la paz”.

“La llave de un diálogo más fructífero”

Tras recordar que en su momento la candidata Claudia Sheinbaum firmó el pacto por la paz propuesto por la Iglesia, aunque no haya estado de acuerdo con el diagnóstico surgido del análisis que hizo ésta, el especialista destacó la importancia de que este tema no fuera ignorado por la sociedad y que el gobierno lo haya escuchado.

“Tan es así que la candidata del oficialismo acudió a ese llamado como un acto político, desde luego, porque finalmente era un llamado electoral, pero bueno, lo que quiero destacar es que finalmente se escuchó esa voz o ese llamado”.

En cuanto al escenario previsto para la Iglesia en el sexenio presidencial de Sheinbaum, dijo verlo con esperanza por el hecho de que haya acudido a comprometerse: “Finalmente se adhirió a la búsqueda de la paz, es una de las fortalezas en un eventual diálogo entre la Iglesia y el gobierno federal, viene a ser la llave de una interlocución que dejará de estar congelada… espero que esa firma sea la llave de un diálogo más fructífero”.

Libertad religiosa en una sociedad plural

Para concluir, el doctor Fidencio Aguilar consideró positivo el diálogo de la Iglesia católica, pero también de las demás confesiones religiosas, porque “es importante que las personas creyentes y no creyentes, que formamos parte de este México plural, comprendamos, entendamos que en el Estado cabemos todos: católicos, luteranos, eudistas y de otras confesiones”.

Hay personas que no creen -dijo- “y sin embargo todos formamos parte de una sociedad que busca caminos de justicia y solidaridad, de bien común, que humanice y aquello que nos haga seres humanos y realizar nuestra humanidad en lo personal y en lo comunitario y creo que eso nos lo permite llevar a cabo un Estado donde la libertad religiosa sea una de sus premisas fundamentales… eso debe respetarse y el Estado debe garantizar que ese respeto se cumple a cabalidad”.

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