Azuzado por la agresividad de la Iglesia y por el deseo de reivindicar los derechos de la ciudadanía el movimiento ateo comienza a cobrar fuerza en nuestro país.
Ser ateo ha sido tradicionalmente motivo de odios religiosos y, cuando finalmente ha dejado de ser una actitud perseguida, los ateos han permanecido por lo general sumergidos en el anonimato y completamente aislados unos de otros. Al fin y al cabo no son una religión, carecen de Dios y de motivos para celebrar una liturgia del tipo que sea.
Sin embargo algo empezó a cambiar hace algunos años en el mundo, sobre todo en Estados Unidos y Reino Unido, donde emergieron figuras como Richard Dawkins para reivindicar su postura y explicársela al mundo.
Hace todavía menos tiempo aún saltó a los medios de comunicación la información de que unos autobuses que reivindicaban la no existencia de Dios circularían por nuestras calles, lo cual ha provocado reacciones encontradas. Y en nuestro país, como siempre, la voz de la jerarquía católica y de sus satélites ciudadanos ha sonado como de costumbre ante semejante herejía.
Pero en nuestro país también hay ateos y grupos laicos que, en contraste con los jerarcas católicos y su gente, o bien gritan poco y luchan por sus objetivos sin meterse con nadie, o bien se defienden de aquellos que los atacan.
Grupos que en los últimos años, y principalmente como respuesta a una Iglesia que intervenía en la política española, reaccionaron y crecieron presentando batalla.
“Claramente ha aumentado la presión religiosa”, afirma Francisco Miñarro, coordinador de la Federación Internacional de Ateos (FIDA). Para Miñarro el “fundamentalismo” está invadiendo la vida de España, lo que justifica el que ateos y laicos, generalmente poco agrupados, estén fortaleciendo su movimiento gradualmente.
El caso de la FIDA es un ejemplo. Hace dos años en España no existía esta agrupación atea como tal. Los ciudadanos que negaban la existencia de Dios se limitaban a relacionarse a través de la Red. Ahora interactúan más a menudo y han puesto en común su objetivo fundamental: conseguir una separación real entre Iglesia y Estado.
Objetivo cuya consecución también busca Europa Laica, agrupación que apuesta por el laicismo en el estado y en la que sus miembros no son necesariamente ateos. Fuentes de la Junta Directiva de Europa Laica insisten en que la “separación total” entre Iglesia y Estado es fundamental en una democracia y, además, apoya lo establecido en la Constitución. Para conseguir este objetivo Europa Laica organiza actos como el que tendrá lugar en Rivas Vaciamadrid el próximo sábado 24 de enero.
Pero lo cierto es que cuando se alzan voces en contra de la intervención de cualquier religión en el devenir estatal, o cuando surgen políticas sociales destinadas a fomentar la igualdad y los derechos de todos, la Iglesia y sus satélites reaparecen y aseguran sentirse amenazados. Y con esa excusa hacen política, como ocurrió en la ya famosa manifestación por la familia cristiana de diciembre de 2007.
El problema es que la jerarquía católica y sus satélites aprovechan la situación para lanzar peculiares campañas, algunas de las cuales pueden resultar agresivas para determinados colectivos.
El último ejemplo de una de estas campañas lo encontramos en la ultraconservadora Hazte Oír que, coincidiendo con la aparición de los autobuses ateos, ha grabado uno de sus característicos vídeos anunciando que Dios sí existe y que “laicismo es totalitarismo” o que el ateísmo es una imposición.
Pero frente a estos ataques los ateos lo tienen claro. Un ejemplo de ello es Francisco Miñarro, quien sostiene que “no le preocupan” en absoluto las agresiones de este tipo. Al fin y al cabo lo importante es que, como marca la Constitución, la Ley se cumpla y la Iglesia deje de formar parte de las vidas de aquellos que no quieren mantener relación alguna con el clero.