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España: la Alianza Evangélica niega legitimidad moral a la Iglesia católica para erigirse en defensora histórica de la libertad religiosa

La Alianza Evangélica Espñola ha emitido un Comunicado ante las declaraciones de la Conferencia Episcopal católica española en defensa de la presencia de crucifijos en las escuelas públicas afirmando que «gracias al cristianismo, Europa ha sabido afirmar la autonomía de los campos espiritual y temporal y abrirse al principio de la libertad religiosa, respetando tanto los derechos de los creyentes como de los no creyentes. Esto se ve más claro en nuestros días, cuando otras religiones se difunden entre nosotros al amparo de esa realidad», y que «la presencia de símbolos religiosos cristianos en los ámbitos públicos, en particular la presencia de la cruz, refleja el sentimiento religioso de los cristianos de todas las confesiones y no pretende excluir a nadie»

Ante las declaraciones de la Conferencia Episcopal católica española, el Comunicado expresa lo siguiente:

25 de junio de 2010
Comunicado de prensa

Libertad religiosa y crucifijos

Como Alianza Evangélica Española consideramos y manifestamos:

Europa, España y libertades

* 1.- En Europa (y EEUU) los primeros gobiernos democráticos nacieron del impulso del cristianismo protestante, nunca del catolicismo. Y en concreto en España consideramos que la libertad religiosa está llegando en contra de la actuación de la jerarquía católica, que aceptó con enormes trabas y prebendas la actual democracia, pero nunca la impulsó. No hemos visto en la jerarquía católica española en ningún momento un talante de trato igualitario con los “no católicos”, ni una comprensión real de la libertad religiosa. Esta misma postura ante el crucifijo creemos que refleja la falta de comprensión de que España no es católica, ni protestante, ni judía, ni islámica, ni agnóstica. España es un país formado por ciudadanos de diversas confesiones, creencias, y formas de no creer que deben convivir en igualdad de derechos y deberes, algo que la jerarquía católica no cumple en ninguno de los casos siempre en su favor.

* 2.- Creemos que la Iglesia católica –y cualquier creencia o no creencia- debería renunciar a ser una “denominación de origen” del hecho de ser español. Si en el pasado la cultura española tuvo un sello claramente católico fue basándose en la unión al poder político y la fuerza, en contra de las libertades de conciencia y religiosa, con situaciones como la expulsión de moriscos, judíos y protestantes del suelo español precisamente al amparo y defensa de una identidad nacional-católica del hecho de ser español; con sucesos vergonzantes en los actuaciones de la Inquisición y el franquismo. Reclamar de nuevo la catolicidad del espacio público y la identidad española nos parece que demuestra que precisamente ninguna reflexión y cambio de actitud se han producido en quienes gobiernan la jerarquía católica española.

España y los crucifijos de la escuela pública

* 1.- Consideramos que ningún grupo ideológico, religioso o no, debe monopolizar el espacio público. Por lo tanto la ausencia de símbolos religiosos consideramos que es la normalidad de la sociedad democrática plural ya que es imposible que todos los símbolos sociales (políticos, ideológicos, religiosos) dispongan permanente y simultáneamente de este espacio. Creemos por lo tanto que no debe considerarse esta ausencia de símbolos como un ataque a la religión o la fe.

* 2.- Por otra parte, consideramos que no debe confundirse la necesaria renuncia al monopolio del espacio público con el legítimo derecho a la presencia cultural religiosa, como ocurre (por ejemplo) con el Belén navideño, la Pascua judía o la Fiesta del Cordero. En estos casos no se trata de la acaparación permanente de un espacio de forma exclusiva e indefinida, sino por un periodo de tiempo concreto y por un acontecimiento cultural que forma parte del conocimiento mutuo que favorece la convivencia.

* 3.- Tampoco supone a nuestro juicio este hecho de ausencia de símbolos religiosos en los espacios públicos el expulsar a la fe de la vida pública; aunque aprovechamos para recordar que con el mismo respeto que las confesiones deben aceptar y defender la neutralidad del espacio público, el foro público debe estar abierto a que -como un grupo social más- las confesiones participen, opinen e influencien a la sociedad en las formas democráticamente establecidas. La religión no es una influencia negativa, ni tiene menos derechos que cualquier fuerza social en el diálogo y la construcción de la vida pública.

X. Manuel Suárez
Vicepresidente

Pedro Tarquis
Portavoz

Alianza Evangélica Española

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