Los eslovenos votan para evitar que entre en vigor la ley que permite a los gais casarse y adoptar
Los eslovenos han rechazado este domingo en referéndum los matrimonios entre personas del mismo sexo. Con un 63,36% de los votos ha ganado el no a la ley que concede igualdad de derechos a las parejas del mismo sexo, incluídos el matrimonio y la adopción. La norma, que llevaba bloqueada desde su aprobación en marzo, ya no entrará en vigor.
El pequeño país balcánico, de dos millones de habitantes, se había convertido en en el primer país de Europa del Este y del antiguo bloque comunista en aprobar las bodas y la adopción para las parejas del mismo sexo. Pero ha ganado el no al matrimonio igualitario y la campaña de las organizaciones ultraconservadoras y católicas que desde el principio se opusieron a la norma. Encabezadas por la coalición de entidades Za Otroke gre! [¡Por los niños!], que han contado con el apoyo del Partido Democrático de Eslovenia (centroderecha), en la oposición y de la iglesia católica, han logrado bloquear la normativa definitivamente.
Era necesario que participara un 20% del electorado en el referéndum para que su resultado fuera válido y participó un 35,5%. En 2012, los eslovenos ya rechazaron en referéndum los matrimonios gais.
«El resultado es claro», ha declarado Ljudmila Novak, del partido conservador Nova Slovenija. «Eso nos permite proteger los derechos de los niños. Estamos de acuerdo en definir los derechos de los homosexuales siempre que se preserve la familia como el entorno esencial de los niños», ha dicho tras conocer el resultado del referéndum, informa France Presse.
«Ha triunfado un miedo que se ha creado artificialmente», lamentó por su parte la ministra de Trabajo, Martina Vuk. «El resultado es una muesra de que los derechos humanos no valen todavía para todos en Eslovenia», ha apostillado. La ley marca en Eslovenia que el Parlamento debe esperar al menos un año para aprobar una nueva legislación sobre el matrimonio igualitario.
En la Unión Europea, el matrimonio igualitario está permitido o en fase de aprobación en 13 países, en todos mediante la vía parlamentaria excepto en Irlanda que la adoptó mediante un referéndum.