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¿Es España un país aconfesional?

En 1979, la Constitución dejaba atrás la España ultracatólica de Franco consagrando en su artículo 16 la garantía de “libertad religiosa y de culto” y de que “ninguna confesión” tendría carácter estatal. Sin embargo, el apartado 3 matizaba esta cuestión, especificando que el Estado cooperaría “con la Iglesia católica” -en concreto- “y las demás confesiones“, lo cual ya contenía un trato de favor para la religión católica.

Los acuerdos con la Santa Sede de 1979 acentuaron estos privilegios añadiendo claúsulas concretas en relación al vínculo entre Iglesia y educación o Iglesia e impuestos, entre otros. En virtud del artículo I, el Estado Español reconocía a la Iglesia Católica “el derecho de ejercer su misión apostólica” y le garantizaba “el libre y público ejercicio de las actividades que le son propias”. En especial, “las de culto, jurisdicción y magisterio”.

Un Estado es aconfesional simplemente cuando no tiene una confesión oficial. Un país laico, además de eso, tiene una completa separación entre iglesia y estado”, explica Juanjo Picó, responsable delaicismo.org.

Y es que, aunque la definición de Estado aconfesional recoge que éste no se adhiere y no reconoce como oficial ninguna religión en concreto, sí se admite la posibilidad de que pueda tener acuerdos (colaborativos o de ayuda económica principalmente) con ciertas instituciones religiosas.

Entonces, ¿habían convertido a España en un país aconfesional? Estos acuerdos y los hechos parecen indicar que no tanto como sugiere la definición de este término. Cargos públicos que se encomiendan a vírgenes en actos públicos, religión en las escuelas, juras de cargos sobre la Biblia…¿Son estas acciones propios de un país teóricamente aconfesional?

Para resolver estas cuestiones consultamos a dos expertos en este área: Jorge Montes Salgueiro, profesor de Historia del Derecho de la UNED, y el Padre Alfredo Verdoy, profesor de Pensamiento Social Cristiano e Historia de la Iglesia Contemporánea en la Univesidad Pontificia de Comillas. Con ellos analizamos diferentes situaciones que se producen en nuestro país y determinamos si deberían ser admisibles en un país teóricamente aconfesional.

¿Es aceptable que los Funerales de Estado sean católicos?

En España todos los funerales de Estado, sean para quien sean, se celebran con una misa católica. El funeral por Suárez o por las víctimas del 11-M utilizaron este procedimiento.

“Esto es totalmente inadmisible”, afirma Jorge Montes, que señala que habido errores “muy graves” como el funeral por las víctimas del 11-M. “Eso fue indignante porque se obligó a familias de otras confesiones (ortodoxos, musulmanes, testigos de Jehová…)”, critica.

Señala que es cierto que en España no hemos encontrado una alternativa, como ocurre en otros países, que no tenga connotaciones religiosas. “En países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia se hacen una serie de actos de tipo civil en los que se homenajea a todas las personas fallecidas. Y eso aquí en España no se ha sabido hacer y me parece una falta de respeto para las personas que no son católicas”, manifiesta Montes Salgueiro.

Verdoy también está de acuerdo en esta cuestión. “Yo creo que sería conveniente que en las iglesias donde se celebran estos funerales tuvieran un poquito de sensibilidad hacia otras maneras de vivir la religión y hacia otras sensibilidades”, sugiere.

¿Es anormal que los cargos políticos se encomienden en público a vírgenes y santos?

“Indudablemente”, responde Montes. “Yo entiendo que cada persona que ocupa ahora mismo un cargo público no tiene que dejarse coger por sus propias creencias porque representan al Estado español, no a los que son de su religión”, recalca.

Para el Padre Verdoy estas actitudes no pertenecen a lo confesional o aconfesional que sea el Estado, sino a la falta de comedimiento de estos cargos públicos. “Esto pertenece a la discreción de estas personas”, señala, y no cree “necesario encomendarse a la Macarena o a Virgen de Begoña aunque uno sea alcalde de Bilbao o sea alcalde de Sevilla”.

“Habría que preguntarles por qué lo hacen. Puede que sea porque así se ponen en relación con otras muchas personas que proceden de manera parecida en sus manifestaciones públicas”, insinúa.

¿Y que los ministros tengan la posibilidad de jurar sobre la Biblia?

Cuando un ministro asume su cargo puede elegir entre jurarlo sobre la biblia o prometer ante la Constitución. Incluso en este último caso, un crucifijo y una Biblia presiden su toma de posesión, independientemente de sus creencias.

Montes es partidario de que esto se suprima: “Lo que tienen que jurar es la constitución, no el evangelio, estando en un Estado de derecho y democrático”, opina.

Por su parte, Verdoy explica que esto responde a la tradición católica española aunque reconoce que posiblemente debería ser de otra manera.

¿Se debería permitir que se impartiera religión católica en las escuelas públicas?

Con la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), más conocida como “ley Wert”, la asignatura de Religión vuelve a ocupar un papel importante en la educación. Por primera vez en 20 años, esta asignatura va a contar para la media final de curso y por tanto servirá para pedir becas y ayudas.

Esta medida es incomprensible para Montes Salgueiro. “Yo entiendo que se ofrezca como optativa, pero como una asignatura no evaluable porque hay que respetar a los creen de otra manera”, apunta. “Lo que se ha hecho ahora con la ley de Wert es imponer de nuevo la religión es las escuelas públicas”, reprocha.

Verdoy, por su parte, aboga por que se enseñe en las escuelas el peso que ha tenido la religión a lo largo de la historia (“en la geografía, en el arte, en el folklore…”) pero sin convertir el colegio en un lugar donde se enseña religión como si fuera catequesis. “No enseñar la influencia que ha tenido la Iglesia en numerosos ámbitos convertiría la enseñanza en algo totalmente aséptico”, afirma.

¿Y que la Iglesia esté exenta del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI)?

“Esto lo plantean hasta miembros del Partido Popular”, indica Montes. “Yo puedo entender que un edificio que esté catalogado como obra de arte no pague, porque esto también ocurre con fundaciones privadas”, aclara. Pero lo que no tiene sentido para él es que todas las posesiones de toda la Iglesia, como por ejemplo las “residencias de los Obispos y de los sacerdotes”, estén exentas. “¿Eso tiene algún sentido en la situación de crisis que estamos y estando todos los españoles asfixiados de pagar impuestos?”, se pregunta.

Por su parte, el Padre Verdoy cree que deberían estar exentos “los edificios de la Iglesia llevan a término una función social verdaderamente comunitaria”, aunque está de acuerdo en que se debería diferenciar y sería justo que, por ejemplo, las propiedades privadas de los miembros de la Iglesia católica pagaran sus correspondientes impuestos.

¿Y que tenga una casilla especial en la Declaración de la Renta?

En virtud del acuerdo con la Santa Sede de 1979, el Estado tiene el “compromiso de colaborar con la Iglesia católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico“. Esto incluye dar la opción a los contribuyentes de colaborar con esta institución con la famosa X a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta.

En este asunto chocan las visiones de nuestros dos expertos. Mientras que Montes se muestra en total desacuerdo con que haya una casilla específica para los católicos, aVerdoy le parece bien su existencia porque “responde a una realidad social (una España con gran porcentaje de católicos) y tiene sentido en este contexto”.

¿Y que se liberen presos con motivo de la Semana Santa?

Para Jorge Montes esto es un hecho “anodino, obsoleto, que no tiene ningún sentido”. Señala que la capacidad para indultar a un preso, sea del tipo que sea, corresponde al Gobierno a través del Ministerio de Justicia y a propuesta de los jueces de vigilancia penitenciaria. “Tiene sentido aplicar un indulto, pero basarlo en una cofradía de Semana Santa es un poco ridículo a estas alturas de la situación en España y estando en 2014”.

El Padre Verdoy, por su parte, recuerda que se liberan presos que ya han cumplido su condena. “Simplemente se aprovecha este día para darles la libertad”, recalca restando importancia al hecho de que este hecho coincida con una festividad católica.

¿Es esta la tónica habitual en Europa?

“Rotundamente no”, afirma tajante Jorge Montes. “En la Europa a la que presumimos pertenecer no es así. Incluso en Inglaterra que la Iglesia está unida a la reina, no hay injerencia alguna en temas religiosos. En Francia y en Alemania exactamente igual: hay una separación total entre Iglesia y Estado. Aunque es cierto que allí son laicos, no aconfesionales”, explica.

La solución para él reside en modificar la Constitución y revisar los acuerdos con la Santa Sede de 1979, una cosa “que ningún gobierno se ha atrevido a hacer”, remarca. “Esa es la clave para que España sea totalmente un estado de derecho, sin privilegios para una institución o un grupo social tan fuerte como son los católicos”, concluye Montes.

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