Hace unos días la profesora de derecho constitucional en la Universidad de Alicante, Mar Esquembre, que tuvo la paciencia de leerse la documentación del Consejo de Ministros en el que se anunció la contrareforma del aborto, nos advirtió que en realidad no se había aprobado nada más que un informe. Así que mientras en la rueda de prensa posterior a dicho Consejo se nos decía que se había aprobado un anteproyecto de ley, la realidad no era esa. Se ha recibido simplemente un informe del Ministro de Justicia sobre el citado Anteproyecto. No se ha aprobado nada. Así que estamos a tiempo.
¿Era por parte del PP un globo sonda para ver cómo se recibía? Pues ya lo ha comprobado. Se ha recibido mal aquí y fuera de aquí. La opinión interna ya la conocen pero en cuanto a la externa, la ley es un escándalo internacional, una vergüenza. ¿No es bastante humillante para el país que un periódico conservador como The Times tenga que decir que soportamos a un presidente de gobierno que en un claro ejercicio de abuso de poder nos conduce varias décadas hacia atrás? ¿Que varios diarios de todo el mundo, y algún que otro gobierno, se escandalicen? ¿Que Portugal se frote las manos por el negocio que se le avecina cuando las españolas tengan que acudir a ese país a ejercer el derecho que aquí se les niega?
Sabemos que esta ley no gusta tampoco a las mujeres del PP (ni a muchos hombres de ese partido tampoco). En realidad, para estar de acuerdo con la prohibición de abortar en caso de grave malformación del feto hay que ser un fundamentalista, un talibán, una persona insensible al dolor humano. Para estar a favor de tratar a las mujeres como incapaces, como menores de edad, hay que ser un misógino; para aceptar que se restrinjan derechos a quienes no se lo puedan pagar mientras que las que lo puedan pagar podrán seguir ejerciéndolos hay que ser un clasista. No todas las mujeres del PP son esas tres cosas al mismo tiempo. Pocas son las personas del PP que se han atrevido a decirlo, pero algunas ya lo han dicho. Y a esas tenemos que apelar esperando que hagan un buen trabajo dentro de su partido de manera que consigan parar este despropósito.
A la propuesta de formar un pacto entre mujeres para oponernos a esta ley han reaccionado airadamente algunas diputadas del PP, como Celia Villalobos, al atribuirle, al parecer, la idea a las mujeres del PSOE. No es así; las mujeres del PSOE se han adherido a este pacto que es una iniciativa de la Plataforma feminista de Alicante. Así que si lo que les preocupa es la maternidad del pacto, ésta no es otra que la puramente feminista.
En fin, la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes ha declarado que ella también está en contra de esta ley. Desde aquí la animo a que haga lobby dentro de su partido. No obstante ha añadido respecto de esta futura ley: “La gente que se está llevando las manos a la cabeza… no lo entiendo bien porque era un compromiso electoral del PP“. ¿Le parece que el hecho de que su partido haya incumplido absolutamente todo el programa electoral no nos permitía ilusionarnos con que justo esto, que nadie le pedía que cumpliera, podría dejarlo aparcado como todo lo demás?
Aun estamos a tiempo de parar este despropósito. Que el 2014 no nos convierta en ciudadanas de segunda; es lo primero que le pido al año que comienza. Entre todas tenemos que poder.
Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)