Como ciudadano de esta región lo único que me trasmite un homenaje como el que tuvo lugar en la catedral y en la plaza colindante es una sensación de hastío de mis cargos públicos
Lo primero que se me ocurre después de leer la crónica de la ceremonia religiosa católica organizada entre el ayuntamiento de Murcia y la Comunidad autónoma, con el total respaldo de las autoridades eclesiásticas, es que no tienen consideración con las personas que no profesan el catolicismo, ni con las 151 personas fallecidas hasta entonces, ni con todas las personas que han podido superar el virus, ni con todas las que están en la primera línea de batalla contra la enfermedad, profesionales, familiares.
Están hablando de miles y miles de personas y no todas son católicas, las habrá de otras religiones y habrá personas que no profesen ninguna. Pero ustedes hablan en nombre de todas ellas, una falta de respeto, al menos. Porque ustedes no tienen la más mínima noción del significado de laicismo y lo que puede suponer para mejorar la democracia y la convivencia de todas las personas.
El comunicado oficial destila seriedad, recogimiento, palabras ajustadas a lo que ustedes intentan transmitir, un enorme pesar. Y entonces pienso en los recortes que ustedes mismos infligieron a la sanidad pública en los años que llevan gobernando en nuestra Comunidad. ¿Saben ustedes las plazas públicas que se han perdido en los últimos años en los que ustedes no han convocado oposiciones? Desde el 2010 no las hay, y se han perdido muchas plazas de médicos, enfermeros, celadores… y muchas camas en los hospitales, porque ustedes han favorecido a las clínicas privadas.
Y la Iglesia católica española, que ha inmatriculado bienes e inmuebles hasta 2015, en cuyo año registraron la Catedral de Murcia, que como tantos otros edificios deberían ser Patrimonio del Estado dado el valor histórico, artístico y arquitectónico, independientemente del uso que se pueda dar al edificio, también tiene parte de responsabilidad en el caso de las víctimas de la pandemia, porque la mayoría de las defunciones han sido en las residencias de ancianos y geriátricos que gestiona ella misma, como por ejemplo el tan conocido padre Ángel, que es el responsable de muchas de ellas, dónde las condiciones de asistencia a los ancianos, antes y durante la pandemia han sido deplorables.
Por lo que como ciudadano de esta región lo único que me trasmite un homenaje como el que tuvo lugar en la catedral y en la plaza colindante es una sensación de hastío de mis cargos públicos. Son políticos ineptos que intentan tapar su nefasta gestión y despilfarro con actos solemnes, con gestos vacíos y una imagen de seriedad y aflicción que para nada se corresponde con la realidad, porque ustedes siguen con los recortes de todo lo público para favorecer lo privado.
Podrían ahorrarse ese derroche de energía, de tiempo y de gasto público, porque todas estas ceremonias cuestan mucho dinero, que es de todos.
Para terminar, porque no lo mencionan en la crónica, echo en falta al más ilustre personaje que tenemos en la región, tratándose de una ceremonia religiosa tan sobria y cargada de una significación tan importante, me refiero al señor Mendoza. No sé si asistió o si sólo acude a los actos que organiza el otro partido de la extrema derecha o si sigue ocupado persiguiendo al ‘chis’, que lo ha hecho tan popular recientemente.
Juan Celdrán Navarro. Coordinador Europa Laica en Murcia