Para legitimarse la dictadura necesitó la deslegitimación del régimen de la II República. Por ello, lo primero fue denigrar y desmontar totalmente la escuela republicana. La Escuela Nueva y su renovadora pedagogía borrada de cuajo. Los pedagogos y políticos de la Edad de Plata de la educación española fueron arrancados de la memoria: Giner, Cossío, Lorenzo Luzuriaga, LLopis… Se reorientó la enseñanza basada en el nacional-catolicismo, en la que la Iglesia tuvo un protagonismo fundamental, no en vano apoyó la dictadura en la Carta colectiva de los obispos.
Se construyó un doble discurso escolar: uno catastrofista, del que era culpable la República; y otro heroico el de los sublevados, que no tuvieron otra opción que levantarse para evitar que España acabase en el abismo. La Enciclopedia Escolar Edelvives. Segundo Grado. Editada en Zaragoza en 1944 decía: “El Ejército en cumplimiento de su sagrado deber para con Dios y con España, decidió lanzarse a su salvación. Así empezó el Glorioso Movimiento Nacional”.
Fue un relato maniqueo. La República: anticatólica, antipatriótica, antinacional, anticlerical…, sustentada por los enemigos seculares de España: comunismo, masonería, judaísmo, anarquismo…, la chusma, las hordas, los rojos… En contraste: los buenos, nacionales, españoles, salvadores, héroes, mártires…, sacrificio, divinidad, humanidad… Un capítulo de lectura para niños comenzaba así: “En España empieza a amanecer”. Un diario zaragozano, cuyo primer número de 11 de agosto de 1936 y que perduró hasta 1979, se titulaba Amanecer.
Frente a un Azaña con todo tipo de vicios, emerge entre los buenos, un enviado de la divinidad, el “Caudillo”, dotado de poderes taumatúrgicos, con virtudes sobrenaturales: “Caudillo por la gracia de Dios”, aparecía en torno a su efigie en las monedas”. Un ejemplo de culto a la personalidad.
Los nombres de las calles fueron cambiados y los museos expurgados de obras, que pudieran reactivar la memoria que interesaba olvidar. Desaparición de la iconografía escolar de obras: “El Fusilamiento de Torrijos”, los Grabados de Goya sobre “La Inquisición” o “Fusilamientos de la Moncloa”, de Ramón Casas “Barcelona.1902. La carga”.
De las bibliotecas se retiraron obras en lengua española distinta al castellano, nacionalistas no españolas, obreras, republicanas, marxistas; lo que produjo un gran descenso de la lectura comparado con la II República. Los libros “estupefacientes del alma”, fueron expurgados y quemados, al modo nazi. En Madrid, el 2 de mayo de 1939, se celebró una “Fiesta del Libro”, con la quema de libros en una hoguera purificadora.
La lengua si sirve para un pasado distinto al “español” prohibida. Giménez Caballero en un discurso: “!Escuchad bien esto y para siempre, niños españoles! ¡El que de vosotros olvide la lengua española o la cambie por otra, dejará de ser español y cristiano!
Cuentos y tebeos adaptados al nuevo régimen. Las fiestas escolares republicanas sustituidas por otras de carácter heroico y religioso: El Día del Caudillo, del Valor, de la Hispanidad, de la Fe, del Estudiante Caído… Símbolos republicanos, como la bandera tricolor, la Constitución, o el escudo, por el del el Caudillo envuelto en una bandera bicolor, el escudo del águila, el yugo y las flechas…
Escritores, nacionales o foráneos, que cuestionaran los valores de la dictadura borrados de la enseñanza. La generación del 98 por pesimista, inútil y hostil, y la del 27 prácticamente vetados. Si aparecen algunos de una u otra son los “Homeros rojos”, como Alberti, Guillen o Lorca. Obviamente la literatura falangista iluminó los textos escolares.
En la enseñanza de la Historia se implantaron lecturas para reforzar una visión histórica en sintonía con la dictadura, de ahí libros de Díaz del Castillo, Padre Marina, Menéndez Pelayo, Maeztu, D¨Ors, que presentan una historia de España imperial, cristiana y conquistadora. En las clases de Historia los escolares aprendieron (aprendimos) los nombres de héroes (Moscardó), mártires (José Antonio Primo de Rivera), fechas (1 de abril, día de la Victoria), hechos de la Guerra (El Alcázar), y lemas, (¡Arriba España!, ¡España, Una, Grande y Libre!), Himnos (Cara el sol), entonados con fervor en desfiles y actos de izar y arriar la bandera. El libro de Formación del Espíritu Nacional de la editorial Doncel titulado Vela y Ancla contaba episodios de: Viriato, Covadonga, Las Navas de Tolosa, Guzmán el Bueno, y Marcelino Pan y Vino.
Termino con un hecho actual. La sombra del franquismo es alargada. Y que se pretendiera enterrar la memoria republicana en tiempos de la dictadura es vergonzoso, pero comprensible. Pero que en el año 2018 se pretenda hacer lo mismo, no encuentro palabras para calificar este hecho. Como español me siento avergonzado. El pasado 25-9-2018 en el Congreso de los Diputados en la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación de TVE y sus Sociedades se presentó la siguiente pregunta. La expongo tal cual, la respuesta resulta intrascendente. Ahí va:
DEL SEÑOR DIPUTADO DON RICARDO SIXTO IGLESIA, DEL GRUPO PARLAMENTARIO CONFEDERAL DE UNIDOS PODEMOS-EN COMÚ PODEM-EN MAREA, SOBRE PREVISIONES ACERCA DE EMITIR LAS SERIES ARRINCONADAS DESDE HACE MUCHOS AÑOS SOBRE LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA Y LA GUERRA CIVIL. (Número de expediente del Congreso de los Diputados 178/000290 y número de expediente del Senado 683/000152). El señor PRESIDENTE: Para formular la siguiente pregunta, tiene la palabra el señor Sixto Iglesias.
El señor SIXTO IGLESIAS: Muchas gracias, señor presidente. Estamos sometidos a la dictadura del tiempo en esta Comisión y en su permanencia al frente de Radiotelevisión Española, y personalmente es una lástima que no tenga usted más tiempo para desarrollar un buen trabajo. La pregunta que le quiero dirigir va sobre una noticia que ha aparecido hace poco respecto una serie de producciones de Radiotelevisión Española aparcadas y guardadas en el congelador relativas a la República y la Guerra Civil, y de hecho dieron lugar a la presentación de una proposición no de ley que todavía no se ha visto en esta Comisión. Estoy hablando de series como La República, que ya se emitió en 2011 y de la que faltan trece episodios grabados; series como La Conspiración, dirigida por Pedro Olea y con guión de Elías Querejeta, que relata el golpe militar del general Mola en 1936 que desembocó en la Guerra Civil; estoy hablando de series como Clara Campoamor. La mujer olvidada; miniseries como Tres días de abril, que narra la caída de Alfonso XIII, o Volveremos, basada en La Nueve, la compañía de soldados españoles que logró la liberación de París. Para mí fue una alegría ver esa noticia diciendo que se iba a sacar esto del congelador, porque la verdad es que he dirigido preguntas, he hecho iniciativas, he hablado directamente con los presidentes anteriores a su cargo, preguntándoles por qué se estaba guardando esto. Han puesto excusas de todo tipo, como que por cuestiones contables no se podían emitir en ese momento para no pasarlo a gasto, cuando en realidad ya había sido un gasto, que no estaban de actualidad… Todo eran excusas peregrinas, porque la verdadera realidad de por qué no se emitió esto era porque había una censura clarísima hacia determinados contenidos. No interesaba emitir determinados contenidos relativos a la República, a la Guerra Civil, a los tres días que mediaron entre el 12 y el 14 de abril de 1931, una fecha gloriosa de nuestra historia y sobre la cual apenas hay material para poder hacer un debate o una clase en un instituto, y sin embargo Televisión Española lo hizo, se gastó el dinero, existen, están y se han guardado de una forma ignominiosa en el congelador durante muchísimo tiempo. Esa noticia para muchos fue una alegría. Esperamos que se pueda ver todo ese material, esa producción, esa labor de creación de Radiotelevisión Española pronto en las pantallas. La pregunta iba por ahí: qué previsiones hay para poder ver todas estas series que están hechas, que están guardadas y que están pendientes todavía de emitir. Muchas gracias.
Cándido Marquesán