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Benavent, en un momento de la entrevista. damián torresEl nuevo arzobispo en su despacho en Tortosa. / damián torres

Enrique Benavent, nuevo arzobispo de Valencia:«La ley Celaá pone en peligro que los padres eduquen a los hijos en sus principios»

El nuevo prelado advierte de que existe una cristianofobia y señala que los abusos son impensables en la Iglesia de hoy en día

Enrique Benavent es arzobispo electo de Valencia hasta su toma de posesión el próximo 10 de diciembre. Todavía tiene su sede en el palacio episcopal de Tortosa de donde es obispo desde 2013. Es un hombre cercano y con una vertiente intelectual muy marcada. No en vano fue profesor de la Facultad de Teología de Valencia.

-Usted fue obispo auxiliar de Valencia. ¿Qué recuerdos mantiene?

-Conozco bien la diócesis, los pueblos, porque los pueblos no cambian de lugar, conozco a muchos sacerdotes pero hay que pensar que en nueve años y medio hay muchas cosas que se modifican. Hay situaciones nuevas, se ha pasado por experiencias como el coronavirus. Hay mucho que habrá variado.

-¿Qué planes tiene?

-Lo primero es reintegrarme en la diócesis porque la diócesis no comienza conmigo. Hay una dinámica, se ha vivido un sínodo diocesano, este año se está celebrando el centenario de la coronación de la Virgen de los Desamparados. Quiero volver a reencontrarme con los sacerdotes. Son nueve años y medio y ha sido mucho tiempo. Me gustaría estar con ellos, ver sus necesidades y hacerme cargo de la situación de instituciones propias como la UCV, los colegios diocesanos, la curia, seminarios… Hay tantas realidades que necesitaré un tiempo. Lo facilita el hecho de que yo soy de allí y no soy un extraño para mucha gente.

-¿Qué es lo que más ha añorado de Valencia?

-Debo decir que en Tortosa he estado como en casa. En Valencia yo era muy feliz dando clase en la Facultad de Teología. Era como un hobby para mí. Aquello me obligaba a tener una formación, estudio, lecturas y el contacto directo y asiduo con los estudiantes. Es quizás lo que más he añorado.

«A algunos les parecerá que soy progresista y a otros conservador. No me califico a mí mismo»

-¿Qué prefiere ser obispo o profesor de Teología?

-En el fondo pienso que cuando uno se hace sacerdote lo hace con la idea de servir a la Iglesia en lo que pueda y en lo que la Iglesia le pida. Yo estaba muy a gusto primero como coadjutor en la parroquia de San Roque de Alcoi. Pero después he estado a gusto donde me han pedido que fuera. Creo que cuando uno se pone al servicio de la Iglesia lo hace no con el deseo de hacer lo que le plazca sino de hacer lo que la Iglesia le pida.

-¿Piensa mantener la labor social de la Iglesia en Valencia?

-Nadie duda de que la Iglesia lo tiene que hacer. Benedicto XVI escribió en ‘Deus Caritas est’ que la vida de la Iglesia se sustenta sobre tres pilares: el anuncio del Evangelio, la celebración de los Sacramentos y el testimonio de la Caridad. Ninguno de estos tres elementos puede faltar. Creo que la misión principal del obispo es cuidar que esos tres elementos se vivan en las parroquias porque es el camino de la Iglesia.

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-¿Hay oposición entre evangelizar y acción social?

-Si la gente conoce y ama de verdad a Jesucristo al final los que más salen beneficiados son los necesitados. Una buena evangelización lleva a un incremento del compromiso social de los cristianos y un buen compromiso social de los cristianos puede atraer a muchas personas al Evangelio.

-¿Es usted progresista o conservador?

– -Me considero un hombre fiel a la Iglesia. Intento ser un creyente que piensa y reflexiona su Fe. Eso me lleva a un deseo de comprender más la Fe y de intentar configurar mi manera de pensar a las exigencias de ella. A algunos les parecerá que soy progresista y a otros conservador, No me califico a mí mismo.

«Soy partidario de la asignatura de Religión. Sería un empobrecimiento que se perdiera»

-¿Y el Papa?

-El Papa nos ha hecho caer en la cuenta de que hay problemas en los que la Iglesia no puede mirar a otra parte. Es el caso del problema de los que arriesgan su vida emigrando donde a veces es fácil mirar hacia otro lado. Cuando uno ve al Papa celebrando misa o predicando el Evangelio es una persona coherente que predica el mensaje cristiano pero que no quiere que los cristianos y la Iglesia nos quedemos en nuestra comunidad y que dejemos de mirar a las personas necesitadas por comodidad. En ese sentido se puede decir que es progresista pero yo creo que es un Papa evangélico y que actúa en coherencia con el Evangelio.

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Enrique Benavent en el patio del palacio episcopal. / damián torres

– ¿Qué le parece la ley Celaá?

-Los obispos hemos expresado lo que esa ley puede suponer de peligro para la libertad educativa de los padres; para que estos puedan educar a sus hijos según sus convicciones; para que tengan la posibilidad de elegir el centro que consideren más adecuado. Cada vez da la impresión de que se va recortando la enseñanza de la Religión. Se están poniendo trabas a ciertos derechos que la Iglesia considera que no son suyos sino de los padres. También afecta a la libertad de la sociedad para ofrecer centros educativos que puedan responder a una demanda social. Don Antonio Cañizares ha hablado muy claramente sobre los peligros que suponen para una visión cristiana de la educación.

-¿Qué piensa de la enseñanza de la Religión en los colegios?

-Creo que se debe mantener la asignatura de Religión. No como una catequesis sino como un conocimiento intelectual de la propia religión. Toda religión tiene unas manifestaciones culturales a las que ha dado origen. Una religión, a parte de una vivencia de la Fe, ha dado lugar a una cultura y sería un empobrecimiento que se perdiera. Soy partidario de que la clase de Religión se dé como una reflexión de cómo la propia Fe tiene sus razones para creer y como esta ha puesto las bases de una cultura que sin la Fe no se entiende. Hay que mantener la clase de Religión.

«Creo que Francisco es un Papa evangélico, que actúa en coherencia con el Evangelio»

-¿Está España secularizada?

-Secularización es que las instituciones se alejan cada vez un poco más de la tutela de la Iglesia, La laicidad o el laicismo es una secularismo beligerante, combativo. Hay de todo en nuestra sociedad. Existe un laicismo beligerante que va contra todo lo religioso. Aunque advierto que muchas veces no es contra lo religioso sino específicamente contra lo cristiano. Es decir, ese laicismo que va contra todo lo religioso muchas veces está enfocado contra lo cristiano. A veces hay una cristianofobia en algunos sectores. Hay otros que les gustaría todo lo contrario. En esta sociedad nos tenemos que mover y dialogar con ella.

-¿Cómo se puede dialogar así?

-A veces ese diálogo no es fácil pero hay que intentarlo. La Iglesia no tiene armas, no tiene poder, ni debe recurrir a las armas y al poder para imponer la Fe. Cuando se recurre a las armas y al poder para imponer la propia manera de ver las cosas a la larga se sale perdiendo. El diálogo con la sociedad es el camino que la Iglesia debe buscar para todos los que quieran relacionarse con ella.

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-¿Está en peligro la objeción de conciencia en España?

-Los obispos hemos hablado de la eutanasia. La última nota doctrinal se ha titulado ‘Para la libertad nos ha liberado Cristo’. Lo que ahí reivindicamos es el deber del Estado de respetar el derecho de todos a la objeción de conciencia para no colaborar con ciertas acciones que están en contradicción con los principios morales y religiosos del cristiano. El Estado debe respetarlo porque el derecho a la objeción de conciencia es un elemento del de la libertad religiosa. Va más allá de la mera libertad culto. Es la libertad de actuar según la propia conciencia moral, a expresar sus propias convicciones religiosas y morales, a educar a los hijos según ellas y actuar de acuerdo con ellas. La objeción de conciencia se refiere al deber que tenemos los católicos de no colaborar cuando las leyes del Estado de alguna manera quieren favorecer comportamientos que van contra nuestra Fe y convicciones morales. Lo bonito sería no recurrir a ella, que el Estado respetara la libertad. Pero hay leyes inspiradas en la idea de que si un comportamiento es un derecho, si el aborto es un derecho, si la eutanasia es un derecho, el Estado tiene que garantizar que si alguien quiere recurrir a la objeción se le debe respetar. Hay ciertas cosas en las que el cristiano no puede colaborar ni material ni intencionalmente.

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-¿A qué se refiere?

-Es evidente que este tipo de leyes responden a una voluntad de crear una conciencia moral en la sociedad en muchos aspectos alejadas de la moralidad cristiana. No es que despenalicen unas formas de actuar sino que las convierten en derechos. Además, son normas que favorecen la extensión de esta mentalidad también mediante programas educativos. Estas abarcan el comportamiento, crean unos principios morales que no son cristianos. Ante eso un creyente tiene que actuar según su propia conciencia.

-¿Qué puede hacer la Iglesia en este ambiente?

-Intentar evangelizar. Los cristianos tenemos que convertir las oportunidades de contactar con las familias y las personas en posibilidades de evangelización. La Iglesia tiene instituciones con las que se comunica con la sociedad. En el caso de la diócesis de Valencia hay más de 60 colegios diocesanos, una universidad, luego la del CEU, que también es de inspiración cristiana, hay 600 parroquias en las que se hace catequesis… Mucha gente, aunque no vaya a misa los domingos, pasa por los templos. Hoy no podemos presuponer que todos los que vienen a pedir un bautizo o la primera comunión son cristianos. Hay que convertir esos encuentros en evangelización, en invitación a la Fe.

-¿Qué le parece que haya misas en valenciano en la diócesis?

-Me gustaría que en Valencia ocurriera lo mismo que sucede en Tortosa. Hay misas en catalán y en castellano. Muchas personas por principio no van a una en castellano y al revés. Pero el ambiente social que percibo es que la gente acude a a la hora que le viene bien. Y lo vive con naturalidad y si es en castellano responde en castellano y si es en catalán responde en catalán. No hay ningún problema. Ese es el ambiente social que me gustaría que se implantara en Valencia. Hay que tener en cuenta que en Valencia hay misas en valenciano. Y la televisión emite los domingos una en Torrent. Son gestos en los que a lo mejor hay que profundizar evitando cualquier tipo de polémica. Esta es una de las cosas que me ha alegrado, No ha habido controversia con esto. Me gustaría que se viviera con tanta normalidad como en Tortosa. Sería lo más bonito.

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-¿Y para cuando un misal en valenciano?

-Para que se viva con naturalidad tiene que haber un misal en valenciano. Pero eso es parte de la legislación de la Iglesia porque la misa se tiene que celebrar según unos textos aprobados, comunes, para que se puedan utilizar en todas las diócesis con territorio en la Comunitat Valenciana. Además, es una reivindicación de los sínodos diocesanos. Tanto en el que tuvo lugar con don Miguel Roca como de este último. Veo que hay como un deseo por parte de la Iglesia y la sociedad y que, al mismo tiempo, hay gestos que no han generado polémica. Estoy convencido de que si nos dejan trabajar en paz puede ser algo que con buena voluntad de todos se puede arreglar.

-¿La Iglesia ha hecho todo lo posible con los abusos sexuales?

-Cada vez estamos más concienciados sobre este problema. No quiero juzgar otras épocas pero visto desde ahora nos parece que en otros momentos no se actuó correctamente. No se era consciente de la gravedad del problema. Ahora la Iglesia está haciendo todo lo posible para que no vuelva a suceder. Y si ocurre para que se pongan los medios para evitar encubrimientos. Todas las diócesis tienen la comisión y la dirección de mail por si se quiere denunciar. La Santa Sede se ha ido adaptando a esta realidad y comportamientos de otras épocas hoy son impensables.

-¿Cuál es el papel de la mujer en la Iglesia?

-Hay que plantearlo desde una óptica correcta. No es tanto el papel de la mujer en la Iglesia sino el del bautizado. Hay misiones en la Iglesia que tienen fundamento en el hecho de que uno es cristiano. En estas no hay que mirar si se es hombre o mujer. Hay otras, en cambio, que son prolongación del ministerio apostólico: obispado, sacerdocio, diaconado. Ahí la Iglesia ha actuado como Jesús. El ministerio no es un derecho en la Iglesia sino que los derechos nacen del Bautismo.

-¿Y la homosexualidad?

-Hay que distinguir el hecho en sí mismo de las personas. Sobre este comportamiento existen muchas causas y la Iglesia no se ha pronunciado sobre ellas. La Iglesia tiene que acoger a las personas y ayudarlas a que vivan su condición cristiana. Eso afecta a todos, a homosexuales y a heterosexuales. Hay que ayudar para que todos vivan su vocación cristianamente.

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