El Papa que rescató la misa en latín prefiere que los católicos comulguen de rodillas y en la boca
La liturgia es una parte sustancial del culto religioso. Para los católicos, cada gesto constituye un símbolo en sí mismo que puede interpretarse según los rebuscados códigos que establece periódicamente su jerarquía.
Benedicto XVI, celoso guardián de la ultra ortodoxia durante el pontificado de su antecesor, Juan Pablo II, ha desempolvado durante su mandato viejos usos caídos en el olvido en las últimas cuatro décadas, desde que comenzó la aplicación efectiva de los aires de cambio nacidos del Concilio Vaticano II (1962-1965).
Después de desenterrar el pasado año la misa en latín, el Papa apuesta ahora por imponer a los fieles católicos la comunión de rodillas y en la boca. De esta manera se incrementa la devoción y el misterio, según el encargado de anunciar tal novedad, el maestro de ceremonias del Vaticano, Guido Marini.
La hostia, en la boca
En un tiempo de creciente desafección hacia la Iglesia, su jerarquía propone modelos que imponen aún más distancia, según denuncian amplios sectores católicos, muy críticos con esta deriva. La réplica oficial es muy distinta: Estoy convencido de la urgencia de dar de nuevo la hostia directamente en la boca a los fieles, sin que la toquen, proclamó el Papa el pasado 22 de mayo.
Puede parecer una simple anécdota, pero no es una cuestión menor. Hasta ahora, el gesto de arrodillarse en el momento de comulgar estaba reservado a los sectores más tradicionalistas. La jerarquía católica pretende que se rompa esta asociación de ideas.
Pero tampoco es un detalle aislado. Durante estos días,el Vaticano está movilizando su maquinaria para rehabilitar la imagen de Pío XII, un Papa salpicado por las acusaciones de condescendencia o miedo ante el nazismo que asoló Europa al comienzo de su mandato. El próximo mes de octubre se cumplirán50 años de su muerte, ocurrida en 1958.
Limpiar la imagen de un Sumo Pontífice acusado de lavarse las manos ante el Holocausto es el objetivo. Dos grandes ciclos de conferencias que se celebrarán en Roma en otoño, el método para intentar conseguirlo.
Misas en latín
El pasado se abre camino así en el Vaticano, igual que lo hace una lengua muerta, el latín, en las celebraciones católicas. En España, una treintena de templos ofician ya misas en latín o celebran parte de su liturgia en este idioma.
El 7 de julio de 2007, el Vaticano hizo público un documento con el que recuperaba el denominado rito tridentino, una fórmula nunca suspendida formalmente, aunque caída en absoluto desuso.Este nuevo paso en la involución de la Iglesia ha sido impulsado personalmente por Benedicto XVI.
De nuevo se imponían así formas añejas sobre la renovación que supuso el Concilio Vaticano II también para la liturgia. Por el momento, se desconoce la aceptación de esta iniciativa, que sólo secundan en España círculos minoritarios y ultra ortodoxos. El pasado 14 de septiembre entró en vigor la medida, que establece que sean los fieles quienes soliciten la celebración de esta práctica olvidada.
En 1988, el Vaticano excomulgó al arzobispo Marcel Lefebvre, ardiente defensor de la liturgia preconciliar. La causa fue otra: la ordenación sin permiso de cuatro obispos, pero los últimos gestos del Vaticano podrían abonar una reconciliación con este grupo, abanderado del sector más involucionista de la Iglesia católica.