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El ultramontanismo

El ultramontanismo es un conjunto de doctrinas e ideas relativas a las relaciones entre la Iglesia y el Estado y sobre el poder del papa. El término procede de ultra o más allá y mons, montaña, es decir, más allá de las montañas.

En la Edad Media los ultramontanos eran los defensores del papa frente al poder imperial. Posteriormente, en la Edad Moderna pasaron a ser los que en el Concilio de Trento interpretaban que la Iglesia era una monarquía. El ultramontanismo combatió las teorías que defendían el poder monárquico frente a la Iglesia en los Estados absolutos, como el galicanismo francés o el regalismo español.

Tanto uno como otro, manteniéndose estrictamente en la fe católica, siempre consideraron que la Corona podía intervenir en los asuntos terrenales de sus respectivas Iglesias. En el caso español se traducía en el derecho al patronato regio.

Además, el ultramontanismo defendió la autoridad y supremacía del papa frente al poder colegiado de los obispos, de las Iglesias nacionales y hasta de las decisiones que se podían tomar en los Concilios.

Cuando se dieron las revoluciones liberales-burguesas el ultramontanismo adquirió un fuerte componente conservador e integrista frente a los modernos Estados. Roma no aceptaba la nueva situación política generada por el triunfo del liberalismo, el avance del laicismo, ni por la creciente secularización de la sociedad ni, por supuesto, por un cada vez más extendido anticlericalismo.

El ultramontanismo se fomentó con el papa Pío IX. El Vaticano perseguía con esta idea liberar al Papado de la dependencia de los poderes civiles y dar más libertad de acción a la Iglesia, especialmente, cuando los papas se consideraron prisioneros en Roma, ya que la recién creada Italia les había despojado de los Estados Pontificios, y aquellos no reconocieron al nuevo Estado hasta 1929.

Además, el Papado había vivido un intenso siglo XIX con presiones de Napoleón en su momento, y en medio y participando en las luchas y conflictos del proceso de unificación italiana. El ultramontanismo defendió el dogma de la infalibilidad papal, que se estableció en este mismo papado.

(La imagen es una foto de Wikimedia Commons en el dominio público).

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