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La sala de lo penal del Supremo rechaza el recurso del exreligioso contra su condena por abusar de siete seminaristas menores de edad en la Diócesis de Ciudad Real, donde participaba en su formación
El Tribunal Supremo ha decidido confirmar una condena de 30 años de cárcel a un antiguo cura de Ciudad Real que abusó sexualmente de siete seminaristas menores de edad en la Diócesis. Los jueces rechazan que sus tocamientos y abusos a los menores de edad a los que formaba fueran juegos o bromas, explicando que su actuación consistió en “actos hábiles para atacar la indemnidad sexual de los menores”.
Los hechos, ahora declarados probados en firme, explican que el acusado Pedro J:A era formador en la Diócesis de Ciudad Real, lugar donde tenía a su cargo a los alumnos menores de edad. Una cercanía que, según el Tribunal Supremo, aprovechó para abusar de hasta siete menores. Abusos que perpetraba, por ejemplo, con la excusa de falsos reconocimientos médicos, durante actividades en la piscina o cuando tenía que atenderles durante partidos de fútbol, entre otras ocasiones.
Los jueces descartan que el condenado, que abusó de hasta siete víctimas, estuviera jugando con los menores y no atacándoles sexualmente. “Los episodios de ahogadillas, que se presentan como un inocente juego, suponen realmente que el acusado agarraba los genitales de los menores, siendo conductas reiteradas y prolongadas en el tiempo, durante toda la temporada de baño en la piscina y afectantes a varios alumnos tutelados”, explica la sala de lo penal.
Lo mismo explican sobre el resto de casos: “Hacer desnudar a los menores no puede ser considerado como una mera prueba de confianza y atentan de forma evidente a la libertad e indemnidad sexual de estos”, zanjan. También practicaba tocamientos a las víctimas con el pretexto de decirles que “le echaran huevos” al curso, lo que según el Supremo “no puede entenderse como una técnica educativa” sino como un abuso sexual.