La lucha para conseguir una codificación internacional de los derechos de los niños fue ardua. La primera declaración de los derechos del niño fue la denominada Declaración de Ginebra del 26 de diciembre de 1924, redactada por la británica Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children.
Como es sabido, en 1948 las Naciones Unidas aprobaron la Declaración de los Derechos Humanos, que incluía los derechos de los niños, pero era evidente que los niños y las niñas tenían y tienen necesidades propias y sus derechos debían ser enunciados específicamente. Así pues, en 1959 la organización internacional aprobó la Declaración de los Derechos del Niño.