España se define como un estado aconfesional, sin embargo, no dejamos de invertir dinero público en este adoctrinamiento, que para bien o para mal, sólo compete a una parte de la sociedad, sin embargo, como en tantas otras ocasiones, la sociedad claudica, se resigna o da por sentado que debemos asumirlo.
Asignaturas como filosofía, música o arte, ven reducidas sus horas en cada curso escolar, y nuestro alumnado va perdiendo esa mirada crítica que le proporciona la filosofía, o esa cultura musical que nos da la música y otras artes, esa parte del cerebro tan importante para asumir todos los acontecimientos que suceden y proyectar una mirada positiva ante en gran estado de caos y pesimismo en el que nos encontramos debido a la crisis del COVID.
Sin embargo, siempre hay alguna enseñanza que parece no perder nunca, se trata sin duda de la religión; da igual quien gobierne y las medidas que adopte, siempre debemos aceptar a la religión en nuestras aulas, con todo lo que ello supone: separación del alumnado que no en pocas ocasiones se ve premiado por las atractivas excursiones que propone o por las notas que aplica al estudiantado.
Pero yendo más allá, desde el Centro de Formación e Innovación Educativa, donde el profesorado en general se forma de manera continua en destrezas como los idiomas, informática, planes europeos y un largo etcétera, también hay cabida para cursos tales como: » Oración contemplativa, interioridad y compasión» o «Inteligencia espiritual en la nueva situación social», cuyos créditos para el profesorado cuentan igual que aquellos que se han hecho para la formación de idiomas, tratamiento de conductas disruptivas, TDH… porque reciben el mismo tratamiento y financiación pública.
Desde Ste Zamora pedimos laicidad, igualdad y una escuela libre de religiones, tanto para el profesorado como para el alumnado, bajo el amparo del Estado aconfesional y teniendo en cuenta el impacto económico que ésta tiene en unos momentos de crisis como los que estamos viviendo.