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El rezo del guardia civil que pide peregrinar a La Meca becado por Interior

Dicen, quienes le conocen, que su lucha no es religiosa, sino por la laicidad de la Benemérita, que paga viajes a santuarios católicos. Un 30% del medio millar de agentes de la benemérita en Melilla son musulmanes.

Hace ya una hora que la noche tiñó de oscuro el cielo de Melilla. La mezquita Al-Rahma, junto al cementerio musulmán de la ciudad autónoma, recibe a uno de sus miles de fieles. Es Yamal, quien acude al ishá, el último rezo del día, una vez levantado el ayuno que impone el Ramadán durante las horas de luz. Al entrar se purifica lavando con agua la cara, el cuello, los brazos, los codos…Concibe la religión con sumo rigor y respeto.

El hombre, nacido en Melilla hace 44 años, se adentra en este lugar de culto islámico con una Al baia a cuadros que sólo deja al descubierto su cabeza y sus pies. Pero por debajo de esa prenda uno puede imaginar el uniforme que a diario viste este guardia civil, el primer musulmán del Instituto Armado que ha pedido al cuerpo una subvención para peregrinar a La Meca, la ciudad santa del Islam. Crónica da con él este miércoles en una mezquita a las afueras de la ciudad, cercana a la valla de la frontera con Marruecos. Entre sus costumbres está acudir cada día a un templo diferente.

De rodillas dentro de Al-Rahma, entre sus plegarias a Alá, Yamal, que procede de una familia musulmana de varias generaciones, pide a su dios lo mismo que ya solicitó mediante carta enviada el 10 de julio a la Dirección de la Guardia Civil. En su ruego en forma de misiva pidió al cuerpo al que pertenece una subvención para cumplir con uno de los preceptos de su religión: visitar, al menos una vez en la vida, la cuna del profeta Mahoma.

El agente Yamal, casado con Malika y padre de dos hijos menores de edad (niño y niña), obtuvo destino fijo en Melilla en 2006. Ahora, entre sus rezos está que sus compañeros musulmanes de la Benemérita puedan recibir ayudas económicas para acudir a La Meca, tal y como hace la Guardia Civil con los cristianos, a quienes subvenciona viajes «para honrar» a la virgen de Lourdes, al apóstol Santiago o, «con mayor frecuencia, a la virgen del Pilar».

El gesto de Yamal Al-Alal Hamu (08-10-1970) es pionero. Nadie antes en la Benemérita había solicitado una ayuda similar. Pero él, secretario de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Melilla, ha contado a algunos compañeros que lo hace para abrir el debate sobre este tipo de ayudas económicas y «no por querer, expresamente, que se la concedan a él». Pero uno de ellos, también un musulmán español, puntualiza: «Aunque claro, sería un sueño cumplido para Yamal viajar a la tierra de Mahoma».

En la carta remitida al director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, el hombre que ha entrado a la mezquita Al-Rahma para orar recuerda que España es un Estado aconfesional en el que no existe una «religión oficial». Así, considera que en su caso «se debe obrar con igual criterio» que cuando un compañero cristiano solicita este tipo de ayuda.

Yamal recuerda en la solicitud presentada que peregrinar a la ciudad donde nació el profeta de la religión coránica es uno de los cinco preceptos que ha de cumplir en vida todo musulmán. Esta peregrinación se realiza durante el mes de du l-hiyya, que es el duodécimo del calendario musulmán. Este guardia civil al que se le suele ver trabajando en los pasos fronterizos con Marruecos señala que será entre septiembre y octubre, dado que el Ramadán finalizó este viernes con la celebración del Eid al-Fitr. El espigado Yamal dispone de poco margen de tiempo y por eso pide en su carta que su petición se tramite por la vía de urgencia para poder aprovechar de la ayuda este mismo año.

El agente del Instituto Armado elude hablar para Crónica. No quiere vincular su reclamación con su responsabilidad sindical. Quienes le conocen aseguran que sólo busca que la sociedad española conozca que quienes profesan el cristianismo dentro de la Benemérita tienen unos privilegios que no disfrutan otras confesiones.

«Él sólo quiere que cristianos, musulmanes o judíos, por ejemplo, tengamos los mismos derechos», explica el mismo compañero musulmán. «Yamal preferiría que se compraran 30 o 40 chalecos antibalas, los que sean, con el dinero que él obtendría con la ayuda para ir a La Meca», añade. En definitiva, no es una lucha religiosa, es una batalla personal por la laicidad.

Existen precedentes cercanos en el tiempo que sostienen la reclamación de Yamal. Del 14 al 18 de mayo pasado la Guardia Civil envió una expedición de 15 agentes al santuario católico de Lourdes (Francia). El Estado sufragó los gastos del viaje (2,5 días de manutención y tres de alojamiento). Para ello dispuso de un presupuesto de 10.800 euros.

Al tratarse de una comisión de servicio voluntaria, los 15 efectivos desplazados a tierras francesas debieron presentar la solicitud «por el aspecto religioso de la peregrinación». En la circular previa al viaje, fechada el 27 de marzo de 2015, se decía que se trataba de una«comisión de servicio indemnizable», por lo que los guardias civiles que recibieron la subvención pudieron reclamar el pago de dietas.

Actitudes como ésta del Instituto Armado son las que han llevado a Yamal Al-Alal a presentar la solicitud para viajar hasta la Kaaba, la «casa de dios» para el mundo islámico. Hasta allí, un recinto con forma de cubo que se encuentra en La Meca, miles de fieles musulmanes acuden cada año para adorar a Alá.

Sin motivación radical

Este martes, cuando saltó a los medios de comunicación que un miembro musulmán de la Guardia Civil había solicitado una ayuda para peregrinar a la ciudad de Mahoma, los servicios de inteligencia españoles se lanzaron a escarbar en la vida de Yamal. Buscaron posibles pasajes vinculados con el extremismo islamista. Sin embargo, una fuente de Inteligencia consultada por este periodista descarta que el agente tenga motivaciones radicales. «Cero, ninguna». Es tajante.

En Melilla, donde están destinados en torno a medio millar de agentes de la Benemérita, cerca de un 30% son musulmanes. Es una cifra similar a la de Ceuta. Por su proximidad a Marruecos, ambas ciudades norteafricanas son focos latentes de yihadismo.

Esta misma fuente, a la que no se le puede citar por motivos de seguridad, cuenta que «hay un puñado, no llegan ni a diez (guardias civiles)», a los que se les sigue el rastro muy de cerca.

Los seguimientos no sólo se dan en este cuerpo. También en la Policía Nacional y en el Ejército. «Nos preocupan mucho aquellos que se radicalizan en su aspecto -dejándose pobladas barbas, por ejemplo- o los que se dan de baja sin tener luego un trabajo», añade.

La Comisión Islámica, el órgano representativo de esta comunidad religiosa en España, ha visto con buenos ojos la reclamación de Yamal. Su secretario general, Munir Benjelloun, recuerda que desde la organización que él representa hace años que se solicita un «trato igualitario» entre los miembros de distintas confesiones de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado.

Benjelloun explica que la Administración «hace poco» para que los agentes musulmanes puedan conciliar sus trabajos con los actos a los que les obliga su religión. Cuenta que son los propios efectivos los que deben suplirse entre sí en los turnos para, por ejemplo, poder librar los viernes, un día señalado entre los devotos del Islam porque se trata de la jornada de la oración y el sermón en común, similar al domingo para los cristianos.

También señala el secretario general de la Comisión Islámica que no disponen de lugares habilitados para los cinco rezos diarios, y que cuando están de servicio suelen usar para la oración los 20 minutos de descanso con que cuentan cada seis horas.

Con su plegaria, Yamal Al Alal ha fijado el debate sobre un asunto que en la Península pasa inadvertido. No así en Melilla y en Ceuta, ciudades autónomas donde la mitad de su población es musulmana y la cifra de creyentes del Islam que trabajan en la Guardia Civil y en otros cuerpos es notable.

Abierta la veda, parece que él no va a ser el único que solicite este tipo de subvenciones para peregrinar a lugares sagrados. Una agente judía de la Guardia Civil también sopesa pedir una ayuda para viajar hasta Jerusalén, ciudad de peregrinación para el pueblo hebreo. Por el momento, al melillense Yalal Al-Alal no se le ha dado respuesta desde el Ministerio del Interior, departamento sobre el que recae la dirección de la Benemérita. Al menos, no ha trascendido a la opinión pública.

Se antoja difícil que la petición del sindicalista reciba una contestación positiva para él. Pero como dice otro compañero musulmán suyo de origen español, Arturo (acepta que se le cite con un nombre ficticio), su solicitud de viajar a La Meca con dinero público «ha hecho ver que los cristianos, en un país que se dice laico, siguen mirando por encima del hombro a los musulmanes». Y puntualiza: «La cuestión no es quién recibe la subvención. La clave está en conocer que se gastan el dinero en algo que no es esencial. Sea para cristianos o para musulmanes».

El guardia civil Yamal este miércoles entrando a rezar a la mezquita Al-Rahma de Melilla. J. BLASCO DE AVELLANEDA
El guardia civil Yamal este miércoles entrando a rezar a la mezquita Al-Rahma de Melilla. J. BLASCO DE AVELLANEDA
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