“El rey concede el título de Real a la Cofradía de Jesús Nazareno, Las Cruces y Santísima Virgen del Rosario”, titula el diario La Verdad, que especifica que ese es el más alto título otorgado por la Casa Real, vinculada a la cofradía desde 2003, cuando el rey aceptó ser nombrado Hermano Mayor Honorario.
Por supuesto, don Juan Carlos, como cualquier ciudadano, puede hermanarse con quien le de la santísima gana, pero el otorgar privilegios reales a organizaciones políticas o religiosas es algo que va directamente, repito, directamente contra la Constitución. ¿O tendremos también una Real Iglesia Luterana, una Real Asociación de Ateos y mil más, para no hablar de un Real Partido Popular o una Real Izquierda Republicana?
En vez de adaptar a la democracia los residuos de otras épocas, algunas personas e instituciones muestran, yendo hacia atrás como los cangrejos, su inadaptabilidad al progreso hacia la igualdad, sin privilegios, de personas y organizaciones ciudadanas. “No se puede poner el vino nuevo en odres viejos”.
Martín Sagrera Capdevila