La ponencia del 40 Congreso del PSOE se aleja de las posturas más anticlericales.
Hay debates recurrentes en los congresos del PSOE como el modelo de Estado -siempre hay una enmienda en favor de la república que se transacciona de madrugada- y otro de los siempre polémicos es la relación entre Iglesia y Estado. José Luis Rodríguez Zapatero fue el primero en plantear la derogación de los acuerdos con la Santa Sede, Alfredo Pérez Rubalcaba repitió el compromiso y, posteriormente, lo hizo Pedro Sánchez en las dos campañas de primarias por el liderazgo del PSOE. La ponencia del 40º Congreso que el partido celebrará a mediados de octubre -que se someterá ahora a un proceso de enmiendas de los militantes- recoge de nuevo esa propuesta, pero incluye esta vez que el proceso se hará con “diálogo” y el “consenso” de la Iglesia.
El PSOE ya no apuesta por una ruptura unilateral del Concordato, sino que aboga por una revisión de los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 con “diálogo y consenso” con la Iglesia católica, según se desprende de la ponencia del 40º Congreso, que se celebrará a mediados de octubre, y que se aleja de las posiciones más anticlericales. El ‘efecto Bolaños’ comienza a notarse en el nuevo rumbo que Pedro Sánchez quiere dar al partido, y que aboga por la política y los acuerdos, también en cuestiones de conciencia.
Así se expondrá en la ponencia marco del 40º Congreso socialista que se dará a conocer mañana sábado y que será la hoja de ruta para el evento que tendrá lugar entre el 15 y el 17 octubre y que guiará las políticas socialistas los próximos años.
Tal y como adelanta Irene Castro en elDiario.es, Ferraz incluye en esta ocasión la prevención de que la revisión se producirá de la mano de la Iglesia católica, que no figuraba en la resolución final del anterior congreso. En concreto, el borrador de ponencia afirma que “Es el momento de actualizar unos acuerdos que son de hace más de 40 años, algunos previos a la Constitución -señala el texto sobre el Concordato-. Esta revisión, que en términos propios de Derecho Internacional se denomina “denuncia”, la llevaríamos a cabo en diálogo con la Iglesia, buscando el consenso e impulsando desde el Gobierno unos nuevos acuerdos con el Vaticano propios de nuestro tiempo, en el marco de los valores y principios de la democracia constitucional y desde el respeto mutuo y adecuada distinción entre el Estado y la Iglesia, beneficiosa para ambos”.
Ferraz incluye en esta ocasión la prevención de que la revisión se producirá de la mano de la Iglesia católica, que no figuraba en la resolución final del anterior congreso, en el que Sánchez recuperó la secretaría general bajo el lema “Somos la izquierda”. Hace cuatro años, afirmaban que “la condición laica del Estado requiere la derogación de normas y acuerdos constitutivos de privilegios heredados del pasado”. “Por ello es preciso proceder a la denuncia de los cuatro Acuerdos suscritos entre España y la Santa Sede en 1979, que dieron continuidad al Concordato establecido en 1953 entre el Régimen franquista y la Santa Sede”, remataba el documento, que hacía referencia al “establecimiento de la autofinanciación de la Iglesia, la secularización de las ceremonias y signos y la neutralidad de todas las instituciones, servicios y servidores públicos respecto a las convicciones ideológicas y religiosas de los ciudadanos”.
El PSOE no incluyó la denuncia de los acuerdos con el Vaticano en el programa electoral de las generales de abril de 2019, aunque aseguró en una entrevista en elDiario.es a las puertas de la repetición electoral de noviembre de ese año que el PSOE “siempre” lo ha planteado. “Nosotros somos un partido político que siempre ha defendido la laicidad. Yo creo que también en ese ámbito tenemos que dar pasos”, afirmaba. Los socialistas incluyeron ese compromiso de denunciar los acuerdos e impulsar “un nuevo acuerdo bilateral entre ambos Estados, basado en el principio de laicidad, para mantener unas relaciones de cooperación moderna con la Iglesia Católica”: El PSOE se compromete a denunciar los acuerdos entre España y la Santa Sede de 1979 que dan continuidad al Concordato de 1953, en cumplimiento del precepto constitucional que establece la aconfesionalidad del Estado y la libertad religiosa. “Impulsaremos un nuevo acuerdo bilateral entre ambos Estados, basado en el principio de laicidad, para mantener unas relaciones de cooperación moderna con la Iglesia Católica”, recoge el programa.
Libertad de Conciencia, Religiosa y de Convicciones
El PSOE se compromete además a la aprobación de una Ley de Libertad de Conciencia, Religiosa y de Convicciones, en los términos que ya está previsto en el acuerdo del Gobierno de la coalición de PSOE y Unidas Podemos.
Lo que hacen ahora los socialistas es profundizar en un asunto que en ponencia marco del 39º Congreso estaba sólo indicado. Tan sólo planteaba que “la laicidad encuentra una de sus máximas expresiones en el compromiso de denunciar los acuerdos de España con la Santa Sede y de avanzar hacia una nueva ley de libertad religiosa”. Ahora, según la Cadena SER, el PSOE añade es mucho más ambicioso: “Nos comprometemos con la aprobación de una Ley de Libertad de Conciencia, Religiosa y de Convicciones. Una nueva Ley que promueva el desarrollo de las diferentes opciones de ética privada, religiosas, morales o filosóficas de todas las personas”.
Fuentes socialistas, señala El Diario, recalcan la importancia de que esa promesa de renegociar los acuerdos con el Vaticano se vincule con la aprobación de una Ley de Libertad de Conciencia, Religiosa y de Convicciones, que es un compromiso del Gobierno de coalición en su acuerdo programático para el “avance” hacia la laicidad. No obstante, también en las resoluciones de 2017 figuraba junto al compromiso de impulsar una “Ley de Conciencia y de Libertad religiosa que asegure la no discriminación entre creyentes y no creyentes de determinadas religiones”.
Esa ley que será competencia del nuevo ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, pretende promover “el desarrollo de las diferentes opciones de ética privada, religiosas, morales o filosóficas de todas las personas” así como garantizar “la libertad de culto, la neutralidad del Estado, la adecuada separación ética pública–ética privada y el pluralismo religioso y filosófico”