La ceremonia de la Ofrenda de Traslación de los restos del Apóstol que, como cada 30 de diciembre, se celebra en Santiago, ha dejado una «reivindicación» de la política «con mayúsculas», la que busca «el acuerdo», y también de la política y los políticos «que respetan el Estado de Derecho y la separación de poderes»; así como apelaciones a «combatir sin tregua dramas» como la violencia machista.
Durante el transcurso del acto litúrgico ha intervenido el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices, en calidad de delegado regio. En primer lugar, ha agradecido la delegación efectuada por Su Majestad y ha subrayado «el firme compromiso jacobeo» de la monarquía española, «acreditado en la persona de Felipe VI» y cuya continuidad ha dado por asegurada por medio de la Princesa de Asturias.
Tras una proclama de «salud y larga vida» a la familia real, el jefe del legislativo ha aprovechado su Ofrenda para reivindicar la política «con mayúsculas, la que busca el acuerdo y responde y soluciona con inteligencia los problemas de los ciudadanos».
También, en un contexto marcado por el desafío soberanista catalán, ha reivindicado «la política y los políticos que respetan el Estado de Derecho y la separación de poderes consagrada por la Carta Magna aprobada «por una inmensa mayoría de los españoles».
«Que el objetivo de la política sea, en todo momento, construir un futuro de oportunidades, en lugar de destruir al adversario. Que la estabilidad política y el bienestar de las personas se anteponga, ahora y para siempre, al tacticismo y los cálculos electoralistas», ha pedido.
TRANSICIÓN ENERGÉTICA «JUSTA» Y AUTOGOBIERNO
Santalices ha apelado a ser capaces, «entre todos», de crear «un clima propicio para el empleo y el bienestar social», de forma que las familias, «en sus diferentes tipologías», puedan desarrollar su proyecto de vida. «Blindar el Estado de Bienestar que, con tantas dificultades», se ha erigido en las últimas décadas, también ha sido considerado objeto de «necesidad apremiante» y «obligación moral» para quienes son partícipes de su diseño y administración.
«Inspíranos, patrón de España y de Galicia, para que seamos capaces de escuchar e interpretar correctamente a nuestros jóvenes», ha pedido el oferente, partidario también de «sacar provecho del caudal de experiencia y conocimientos que atesoran las personas mayores». Al tiempo, ha llamado a combatir «sin tregua» el «drama» de la violencia machista.
«Quizás con estrategias novedosas, pero jamás desde a indiferencia, el conformismo o, lo que sería aún peor, el negacionismo, que hiere a las víctimas y define a quienes lo abanderan», ha subrayado, antes de reivindicar la «solidaridad» frente a los «brotes o tentaciones xenófobas», y de apelar a combatir el cambio climático.
Con el anunciado cierre de la central térmica de Endesa en As Pontes, el delegado regio ha pedido la articulación de una transición energética «justa» que preserve la actividad económica y el empleo. Todo ello, sin olvidarse de una reivindicación del autogobierno «plenamente consolidado» que multiplicó las opciones de crecimiento de Galicia, así como «la plena vigencia» de sus dos idiomas oficiales –gallego y castellano–.
Al tiempo, ha defendido la «plena inserción de Galicia en la España constitucional», además de reivindicar la pertenencia a la Unión Europea y los «vínculos trasatlánticos con los países hermanos de Latinoamérica», y los «valores de la cultura de occidente». «Hacemos votos, señor Santiago, para que tu basílica, la ciudad que la acoge y Galicia entera sigan cutivando y acrecentando el culto y la tradición jacobea», ha concluido, a las puertas del Año Santo 2021.
«SECULARIZACIÓN INTERNA»
A continuación, en su homilía, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ha advertido que «urge dar testimonio del Evangelio» y ha advertido que la existencia humana «no puede reducirse a una forma cerrada de estar en el mundo, sino a una realidad abierta a lo trascendente».
«La secularización interna que vivimos se manifiesta en la débil transmisión de la fe a los jóvenes, que no saben qué hacer de sus vidas y que deben ser escuchados; y en la disminución de vocaciones para el sacerdocio y para la vida consagrada», ha alertado.
También, ha añadido, «en la escasa presencia pública de los cristianos haciéndose eco de la Doctrina Social de la Iglesia, buscando el bien común, defendiendo la vida desde su concepción hasta la muerte natural, apoyando a la familia, revitalizando a cultura cristiana, y velando por la ecología integral que incorpora las dimensiones humanas y sociales».
Sin embargo, ha subrayado que la «esperanza cristiana» asegura que «transmitir el don de la fe» hace llegar a los hombres «el mensaje de la salvación, sentirse amados por Dios y reconocerse a sí mismos en Cristo». «La evangelización indica el camino de la felicidad plena y de la libertad verdadera, para sentirnos salvados y amados por Dios», ha apelado.
En este punto, ha dado por hecho que «el sentir religioso no desaparecerá nunca» porque «no se puede eliminar del corazón del hombre la inquietud sobre el significado de la propia vida, preguntándose sobre el misterio». «Dependemos de Cristo, Camino, Verdad y Vida», ha apostillado.
Monseñor Barrio ha concluido su homilía «poniendo sobre el altar», con el patrocinio del Apóstol, la ofrenda del delegado regio. «Encomiendo al amigo del Señor esta querida Archidiócesis compostelana para que asuma el compromiso de transmitir el legado de nuestra fe», ha proclamado y ha pedido por los «cristianos perseguidos» y por la «santificación de la familia» a fin de que realice «su misión de cuidar y educar a sus hijos en tranquilidad de espíritu».
AMPLIO DISPOSITIVO DE SEGURIDAD
Los actos, a los que han asistido diferentes personalidades, entre ellas varios conselleiros, han comenzado pasadas las 11 de la mañana en una Praza do Obradoiro blindada por un amplio dispositivo de seguridad.
Tras el pase de revista a las tropas, la comitiva ha participado en una procesión que los ha llevado, en esta ocasión y debido a las obras de restauración en el interior de la Catedral, a la iglesia conventual de San Francisco.
Después del acto religioso, las autoridades civiles se han dirigido hacia el Pazo de Raxoi, donde ha tenido lugar un acto civil de recepción.
TRADICIÓN
La ceremonia que ha albergado este lunes la iglesia conventual de San Francisco recuerda el traslado de los restos del Apostól desde el puerto de Jaffa (Jerusalén) hasta las costas gallegas, en donde fueron desembarcados en el puerto de Iria Flavia (Padrón).
La tradición cuenta que la Reina Lupa, soberana de las tierras, envió tropas en persecución de la comitiva apostólica, que fue salvada por un milagro que ahogó a los perseguidores en las aguas del río Tambre.
La Reina Lupa quedó asombrada por este hecho y ofreció su ayuda a los discípulos para que pudiesen soterrar los restos del Apóstol, que fueron trasladados por un carro tirado por bueyes que, al azar, buscaron el lugar para el reposo del hijo de Zebedeo.
Tras detenerse, según la leyenda, en la fuente de la actual Rúa do Franco, los bueyes continuaron su camino hasta quedar inmóviles en el lugar que, desde entonces, se denomina Libredón, donde se enterró y quedó en el olvido hasta su posterior descubrimiento en 813.
Fue el Rey Alfonso VI quien realizó, en 1109, la primera ofrenda de Traslación, entregando una docena de talentos de oro y otra de marcos de plata. En 1642 esta ceremonia se institucionalizó con carácter definitivo y, desde entonces, el rey de España o un delegado regio lleva a cabo la ofrenda.