La querencia de Benedicto XVI por la lengua oficial de la Iglesia católica parece no conocer límites. Si a comienzos de esta semana se anunciaba que la página web de la Santa Sede también se podría consultar a partir de ahora en latín, ayer el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos desveló que el Papa había encargado la gestión de una parroquia de Roma a la Fraternidad de San Pedro, una entidad formada por antiguos seguidores del arzobispo ultraconservador Marcel Lefebvre, para que puedan celebrar la misa en latín.
La decisión, plasmada en un decreto emitido por el vicario del Papa para la diócesis de Roma, el cardenal Camillo Ruini, busca recompensar a los desertores de la Fraternidad de San Pío X, la organización de Lefebvre que hasta ahora no ha correspondido a los gestos de acercamiento realizados por Joseph Ratzinger para atraerles hacia la ortodoxia ca-
tólica. Lefebvre, que falleció en 1991, llegó a ser excomulgado por Juan Pablo II tras ordenar a cuatro obispos sin el consentimiento del Pontífice.
Castrillón explicó que en la parroquia designada, la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, construida en el año 1548 por san Felipe Neri, la eucaristía se celebrará, por expreso deseo del Papa, conforme al misal de 1962, es decir, anterior al concilio Vaticano II, cuyas reformas litúrgicas conllevaron que, a partir de 1970, la misa comenzara a oficiarse mayoritariamente en las lenguas vernáculas.
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