La diócesis dirigida por José María Yanguas justifica la propuesta de Courage International con la castidad y la oración como fórmula para el colectivo LGTBIQ+, mientras que desde la comunidad queer conquense responden reivindicando una sexualidad tan libre como la de los cisheterosexuales.
La polémica suscitada en Cuenca tras conocerse que el obispado ha invitado a sus sacerdotes a participar este martes en una charla de la organización ultracatólica Courage International, desde la que se promueve la castidad y la oración como receta para ‘curar’ la homosexualidad, ha llevado a la diócesis que dirige José María Yanguas a tener que reaccionar.
Primero intentando «disipar dudas» sobre cuál es su posicionamiento ante «este tipo de tratamientos», que aseguran rechazar, como ha dicho la Santa Sede, lo que no les impide avalar el método de este movimiento ultracatólico que toma como referencia los empleados para adicciones como el alcohol y las drogas. Una supuesta «acción pastoral» en la que la abstinencia de todo goce sexual, el rezo y los grupos de apoyo dirigidos por un sacerdote son la fórmula propuesta para «acompañar» a quienes sienten atracción por personas del mismo sexo.
Y horas después, anunciando la suspensión de la charla prevista en la parroquia de San Fernando, tal y como han señalado este lunes en un escueto comunicado, sin más explicación, desde la oficina de prensa del obispado.
Un cambio de planes que se produce después de que este domingo se celebrara una concentración frente a la parroquia para protestar contra la actividad prevista y que desde la Fundación Triángulo se exigiera a la Junta de Comunidades y al Gobierno de España actuar «con firmeza» ante estos hechos, adoptando medidas contundentes contra los responsables, al recordar que la ley autonómica 5/2022, de 6 de mayo, de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI prohíbe de manera explícita las terapias y pseudoterapias de conversión o aversión con las que se pretenda modificar la orientación, identidad o expresión de género de las personas LGTBI, así como su promoción o difusión por cualquier medio.
Ya sea por la presión social o bien porque en la carta de invitación a los sacerdotes de la diócesis conquense se obviaron algunas de los condicionantes que Courage International pone para la difusión de sus encuentros, como es el hecho de no indicar el lugar de celebración hasta que no se confirma la asistencia al mismo y se hacen una serie de comprobaciones sobre los participantes (tal y como recoge el manual para grupos y capellanes), la actividad ha quedado suspendida por el momento.
No obstante, tan solo unas horas antes de este giro, desde el obispado de Cuenca se justificaba la celebración remitiéndose a lo que dice Courage Internacional sobre sí misma -aunque leyendo el manual para grupos y capellanes se desprende que no es así-, y lo manifestado desde el Vaticano en relación a que «no se puede ni secundar ni participar ni recomendar tratamientos de este tipo» lo cual dicen «aceptar y compartir plenamente».
Lo hacían en un comunicado, publicado este domingo, en el que señalan que «según informa Courage International, su acción pastoral excluye cualquier tipo de terapia reparativa o conductual de ningún tipo y bajo ninguna forma» y aseguran que «la asociación condena toda forma de discriminación o de exclusión de las personas por razón de su orientación sexual». Y recalcan, «Courage International busca solo acompañar a las personas que libremente lo deseen y que quieran vivir de modo coherente su fe en su propia situación».
Expuestos los planteamientos de la organización que tenía previsto ofrecer esa charla en una parroquia conquense para los sacerdotes de la diócesis interesados en su «método pastoral», el obispado conquense añadía que en su «solicitud por todas las personas y fiel a su misión», la Iglesia de Cuenca «desea acompañar, de acuerdo con la moral católica, a cuantos solicitan su ayuda para vivir cristianamente en todos los ámbitos de su vida».
Explicaciones dadas desde la diócesis que dirige José María Yanguas que eran rebatidas por la comunidad queer conquense, recordando al obispado que las personas LGTBIQ+ no necesitan «tratamiento ni conversión», como «tampoco vivir una vida más ni menos casta que las personas cisheterosexuales».
Así lo han subrayaban desde la Asociación Transfeminista NosOtras Pensando, Creando, Divulgando, que denunciaban la «constante instigación» que sufren las personas de este colectivo por parte del sector reaccionario de la institución eclesial, a la que recuerdan que tanto la orientación sexual como la identidad de género están protegidas como derechos humanos fundamentales, los cuales quieren seguir garantizando desde una lucha transfeminista que atiende a todas las diversidades.
En este sentido, la asociación recordaba que son «personas normales», cuya sexualidad «es y debe ser tan libre» como la de las personas cisheterosexuales, de ahí que rechacen las «formaciones sobre castidad» que Courage International, con el beneplácito de la Diócesis de Cuenca, «pretende difundir entre el sacerdocio y sus comunidades religiosas».
Y es que, cabe recordar, tal y como se explicaba en la carta remitida por el delegado del Clero a los sacerdotes diocesanos invitándoles a participar en esta formación, con anterioridad a la convocatoria de la misma, representantes de movimiento ultracatólico ya habían mantenido contacto con «algunas personas interesadas en el tema» en la diócesis conquense y una reunión con el obispo para presentarle de manera formal la iniciativa.
Por ello, y aunque se alegraban de que el obispado hubiera emitido un comunicado señalando que excluyen cualquier tipo de terapia reparativa o conductual en cualquiera de sus formas y que recuerden que las terapias de conversión sexual ya fueron rechazadas por la Santa Sede, desde la asociación recalcaban que Courage International aboga en su web por «vivir una vida casta de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia católica romana sobre la homosexualidad», es decir, por la castidad para las personas LGTBIQ+.
Así, aunque se ofrezca esta formación a los sacerdotes para que lo ofrezcan a su comunidad, consideraban que el fin último de la misma es «intrusivo y opresivo» para que las personas LGTBIQ+ experimenten con libertad su sexualidad. Y es que, añadían, no debe olvidarse el «peso» que tienen en los barrios como articuladores sociales, por lo que «no podemos consentir que, como de costumbre, pretendan decidir cómo tenemos que vivir nuestra sexualidad».
Por otra parte, desde la asociación recordaban que esta charla formativa se convocaba apenas unos días después de que se denunciara ante el Ministerio de Igualdad la promoción de terapias de conversión en otras siete diócesis españolas, entre ellas la también castellanomanchega de Sigüenza-Guadalajara.
Punto en el que se sumaban al sentir de otros colectivos como Crishmom, comunidad cristiana LGTBI, desde la que se rechaza la «patologización» de la homosexualidad, así como que la castidad sea «la única forma de vida aceptable y moral para las personas homosexuales cristianas». Desde la asociación conquense explican que esta comunidad anima a las personas LGTBI+ a vivir su fe y la plena expresión de su orientación sexual y su identidad de género «sin culpabilidad ni miedo», al tiempo que insta a la Iglesia católica a «cambiar su doctrina sobre las relaciones sexuales homosexuales».
Por otra parte, desde NosOtras Pensando, Creando, Divulgando, llamaban también la atención sobre los daños psicológicos que estas propuestas de terapias y de castidad ocasionan, de ahí su prohibición en España. Y es que, apuntan, este tipo de propuestas generan para las personas supervivientes «una gran ruptura con su entorno, problemáticas con su autopercepción basada en la vergüenza, culpa y mayor riesgo de sintomatologías adictivas y depresivas».
Pero desde la asociación transfeminista también querían lanzar un mensaje a las personas LGTBIQ+, así como a sus familiares, a quienes se extiende la opresión y la culpabilización, recordándoles que «no tenemos nada de lo que desintoxicarnos», por lo que rechazaban que de nuevo la Iglesia «trate de oprimir y constreñir la libertad de nuestro deseo, nuestras prácticas sexuales y, en definitiva, nuestro propio ser». «Está bien ser como somos, no hay nada malo en nosotres y tenemos derecho a vivir nuestra sexualidad exactamente igual que las personas cisheterosexuales».
Asimismo recordaban que las comunidades religiosas están integradas por «personas diversas» y que el papa Francisco ya declaraba que la homosexualidad no es un pecado, sino una condición humana, por lo que «todas las personas LGTBIQ* han de ser acogidas y tratadas con respeto y libertad».
Finalmente, la charla para sacerdotes conquenses por parte de Courage International ha quedado suspendida, no se sabe ya si cancelada o solo desplazada en el tiempo a la espera de que amainen las críticas.