La fundación eclesiástica que gestiona la sede, que casi duplicó su presupuesto inicial y recibió 2,7 millones públicos, oculta las estadísticas de visitantes y el recuento de actividades, entre las que ha habido congresos, cócteles y hasta cumpleaños privados
Cualquiera que acuda estos días, en la época de oro por excelencia del turismo en León capital, como es la Semana Santa, al Museo Diocesano proyectado para mayor gloria de la Pasión de cofradías y hermandades en la ciudad, comprobará que se trata de un museo prácticamente vacío. Y no sólo ahora, también la mayor parte del año.