El ministro de Agricultura de Israel, Uri Ariel, ha buscado una solución inusual a la sequía que padece desde hace cuatro años la nación judía: ha pedido a sus compatriotas que recen para que llueva y se ha unido a ellos en una oración pública que ha tenido lugar este jueves en el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén.
Las escasas precipitaciones que se han registrados estos cuatro años han obligado a Israel a sacar el máximo rendimiento a las plantas desalinizadoras y de tratamiento de aguas residuales, pero estas soluciones empiezan a ser insuficientes para cubrir las necesidades agrarias y de consumo del país.
Ariel, un ortodoxo judío, ha optado este jueves por la vía religiosa y ha encabezado, junto a un grupo de rabinos, a cientos de personas en un rezo público.
“Hemos reducido significativamente el precio del agua, hemos realizado muchos estudios sobre cómo ahorrar agua en diferentes cultivos, pero ciertamente rezar puede ayudar“, ha dicho.
Esta respuesta mística ha suscitado algunas críticas. El diario israelí ‘Yedioth Ahronoth’ ha publicado un editorial en el que insta a Ariel a centrarse en las políticas contra el cambio climático. “Rezar no es malo, pero el ministro puede influir en las cosas de una forma un poco más terrenal”, ha espetado.