La iglesia de La Mantería, en Zaragoza, alberga frescos del siglo XVII del pintor Claudio Coello. El Gobierno de Aragón actuará para evitar las humedades
La iglesia de La Mantería de Zaragoza, conocida como la ‘Capilla Sixtina aragonesa’, se abrirá al público tras la restauración que acometerán conjuntamente el Gobierno de Aragón, el Ministerio de Cultura y la Congregación de las Escolapias, propietaria de este templo, que alberga frescos del siglo XVII del pintor Claudio Coello. Mientras la DGA actúa para evitar las humedades, el Instituto del Patrimonio Cultural de España destinará dos millones de euros para detener el deterioro de las pinturas murales y recuperar el valor artístico del conjunto pictórico.
Así lo ha explicado el presidente del Ejecutivo autonómico, Javier Lambán, en declaraciones a los medios tras visitar el templo, ubicado en la plaza de San Blas de la capital aragonesa. «La iglesia requiere de un trabajo de restauración definitivo para que, de una vez por todas y sin más demora, la iglesia luzca en todo su esplendor», ha manifestado el presidente.
En cuanto a la recuperación de las pinturas, el encargado de realizarlas será el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), dependiente del Ministerio de Cultura, que invertirá dos millones de euros, según ha explicado Lambán.
El presidente aragonés ha añadido también que hace tres semanas se reunió con el ministro de Cultura, Miquel Iceta, y que este se interesó «particularmente» por la recuperación de los frescos de Coello de esta iglesia. Asimismo, Lambán ha indicado que los trabajos del Gobierno autonómico consistirán, «fundamentalmente», en eliminar las humedades.
«El objetivo de las obras, es que en un plazo razonable de tiempo, los zaragozanos, aragoneses y España entera pueden venir aquí, recrearse y deslumbrarse literalmente ante la inmensa riqueza artística y el sugerente recorrido que se puede hacer viendo todos y cada uno de los frescos», ha señalado Lambán.
Mientras el Gobierno aragonés actúa para garantizar la situación óptima mediante la colocación de canaleras y otros sistemas para evitar los daños de las humedades, el IPCE podrá desarrollar los estudios previos de las pinturas, necesarios para llevar a cabo la restauración.
Estos trabajos, con un presupuesto estimado de unos dos millones de euros, irán encaminados a detener los procesos de deterioro de las pinturas murales, consolidar tanto los morteros como la capa pictórica y recuperar el valor artístico del conjunto pictórico para la ciudadanía, usando unos criterios estrictos de mínima intervención y respeto absoluto al original.
Previamente, el Gobierno de Aragón (en colaboración con Ibercaja) ya financió unas obras de consolidación que finalizaron en 2010.