A finales de 1908 el Senado uruguayo aprobó, al parecer, sin discusión, el proyecto de ley sobre abolición de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Este hecho se enmarca en el intenso programa secularizador del conocido como “primer batllismo”, en referencia a la figura del presidente José Batlle y Ordóñez, capital personaje de la historia contemporánea de Uruguay. Este país sudamericano se destacó por establecer una clara separación entre la Iglesia y el Estado. La religión se consideró un asunto privado de los uruguayos, y el Estado emprendió una clara ocupación del espacio público antes dominado por la Iglesia.
Doscientos azotes y destierro: así pagaban sus herejías los hechiceros, videntes y sanadores
Mientras en la península ibérica este tipo de fenómenos resultan más bien insignificantes (con excepción de Euskadi y…