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Plaza de San Pedro, Vaticano. 2007

El impacto económico de un nuevo Papa: más allá de la religión

¿Un líder más tradicional al frente del Vaticano podría provocar cambios en el equilibrio económico mundial?

Los cambios de liderazgo en instituciones clave como el Vaticano pueden tener repercusiones que van más allá de lo simbólico o espiritual. La elección de un nuevo Papa —según el análisis del economista español Santiago Niño Becerra en el programa Revolució 4.0 de Catalunya Ràdio— podría representar un giro conservador que influya en la estabilidad política y económica internacional.

Aunque tradicionalmente se asocia la figura papal a lo moral y social, el Papa también representa un agente geopolítico con gran influencia en decisiones globales, sobre todo en regiones con mayor presencia católica. Desde su perspectiva, el siguiente pontífice será “más conservador que el anterior” y su mensaje priorizará la estabilidad frente al cambio radical, un enfoque que no es menor en un mundo tensionado por conflictos, inflación y desigualdades crecientes.

De Juan Pablo II a Francisco: una transición ideológica con eco económico

Para contextualizar su análisis, Niño Becerra recordó la llegada de Juan Pablo II en 1978, en plena salida de la Guerra Fría, una era marcada por el auge del neoliberalismo y un enfoque ultraconservador. En aquel momento, la política vaticana se alineaba con los intereses de occidente y promovía un discurso acorde con la ortodoxia económica.

Con la llegada de Francisco en 2013, surgió un cambio de tono. Se amplificó la voz de los países en desarrollo, se pusieron sobre la mesa temas como la pobreza estructural, el cambio climático o las migraciones forzadas. Documentos como Laudato si’ reflejan esa apertura social. No obstante, el Papa Francisco fue también crítico con el capitalismo desregulado, lo que generó tensiones en sectores financieros tradicionales.

Ahora, en un entorno volátil, Niño Becerra predice que el nuevo Papa será un actor de estabilización, menos propenso a la crítica del sistema y más enfocado en conservar estructuras.

¿Cómo puede afectar un Papa conservador a la economía global?

Aunque pueda parecer lejano, la elección del Papa tiene efectos reales en ámbitos como la inversión, las relaciones diplomáticas y el comercio internacional. La Iglesia católica es una institución que gestiona un importante patrimonio inmobiliario, financiero y cultural. Según un informe del Financial Times, el Vaticano administra bienes por más de 5.000 millones de euros.

Un pontífice conservador puede influir en:

  • El enfoque hacia la inversión ética, clave para fondos religiosos y ONG.
  • La presión sobre gobiernos católicos en temas de fiscalidad, deuda o reformas sociales.
  • El discurso económico desde el púlpito, que afecta a millones de fieles y comunidades.

La Red de Justicia Fiscal señala que países latinoamericanos con fuerte influencia católica han tomado decisiones clave en función del mensaje del Vaticano. Si este mensaje vira hacia el conservadurismo, podría disminuir el impulso de reformas sociales y fiscales.

China vs. EE.UU.: ¿una guerra comercial sin final?

Otro tema clave abordado por Santiago Niño Becerra en el programa fue la tensión económica entre Estados Unidos y China. Desde su análisis, este conflicto no solo persiste, sino que pone en riesgo la economía global, especialmente si China decide cortar la exportación de tierras raras, indispensables para la producción de tecnología.

China produce y procesa cerca del 70% de estos minerales, esenciales para la industria de defensa, la electrónica y las energías renovables. Según un informe de Statista y el U.S. Geological Survey, en 2023 China exportó el 62% del total global de tierras raras. Si esta cadena se interrumpe, Estados Unidos enfrentaría un parón en sectores estratégicos como el automotriz y el tecnológico.

Becerra insiste en que el conflicto comercial impulsado por la administración Trump —y continuado en parte por Biden— afecta principalmente a las clases media y baja de EE.UU., ya que muchos productos cotidianos provienen de Asia. Si aumentan los aranceles o se rompe la cadena logística, los precios subirán y el consumo se verá afectado.

Modelos laborales opuestos: ¿64 horas semanales o reducción de jornada?

En contraste con los grandes debates macroeconómicos, se discutió también una cuestión fundamental: el modelo laboral del futuro. En Corea del Sur, Samsung acordó con su gobierno la posibilidad de que algunos empleados trabajen hasta 64 horas por semana, una medida que despertó polémica.

Desde la óptica de Niño Becerra, este tipo de decisiones son reflejo de una necesidad de competitividad, especialmente en sectores de alto valor añadido. Samsung, además de fabricar móviles, está profundamente involucrada en innovación tecnológica, lo que podría justificar estas cargas laborales. No obstante, el economista recuerda que este tipo de jornadas deben ser la excepción y no la norma.

Frente a ello, se destacó el modelo opuesto adoptado por Desigual, empresa española que ofrece una reducción voluntaria del 15% en la jornada laboral a cambio de un ajuste del 6% en el salario. Este enfoque busca mejorar la conciliación y reducir el agotamiento laboral, y ha recibido atención internacional, como recoge un estudio de Harvard Business Review.

¿Cuál es el modelo laboral ideal?

Para Becerra, no se trata de imponer un único modelo, sino de adaptar las jornadas laborales a la naturaleza de cada puesto: “No todos los trabajos requieren las mismas horas ni la misma intensidad”. En lugar de aplicar leyes rígidas, propone establecer un límite máximo legal de horas y dejar margen de adaptación a las empresas, siempre respetando los derechos laborales.

Según la OCDE, los países con jornadas laborales más cortas suelen tener mayor productividad por hora trabajada. Por ejemplo, Países Bajos y Noruega registran mejores resultados económicos con semanas laborales de 30 a 35 horas.

Cada elemento del panorama global, desde el cambio de un Papa hasta la aprobación de una ley laboral en Corea, tiene el potencial de reconfigurar el equilibrio económico. En un momento en que la economía mundial enfrenta desafíos de sostenibilidad, polarización política y transformación tecnológica, los analistas como Santiago Niño Becerra alertan de que cualquier giro —por pequeño que parezca— puede actuar como catalizador de un cambio mayor.

Las decisiones del nuevo Papa, la política industrial de China o la jornada laboral de una multinacional son piezas de un mismo rompecabezas. Comprender cómo encajan es clave para anticiparse a los movimientos del mercado, mantener la estabilidad financiera y construir un modelo económico más equitativo y funcional.

¿Crees que la elección del nuevo Papa influirá en los mercados internacionales o solo será simbólica?

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