«Quienes piensen que, con el acuerdo en financiación, el Gobierno ha conseguido «comprar» el silencio de la Iglesia, están muy equivocados. Los obispos seguiremos alzando la voz cada vez que lo creamos conveniente para el bien de la sociedad».
Así se expresaba, hace pocas fechas, un alto dignatario de la Conferencia Episcopal, dejando claro que, tras el acuerdo económico con el Ejecutivo socialista, el Episcopado «tratará de continuar llegando a acuerdos en lo referente a educación y otros temas, pero desde la libertad».
Del «deshielo» al laicismo
Y es que, después de un año que se ha caracterizado por el «deshielo» en las relaciones Iglesia-Gobierno en nuestro país, favorecido por la visita de Benedicto XVI a Valencia, los próximos meses se aventuran fundamentales a la hora de afrontar una serie de retos que la Iglesia española considera imprescindibles para su acomodo en la sociedad.
Entre ellos, ocupa un lugar destacado la respuesta al impacto del creciente laicismo en nuestra sociedad -el primer, y rotundo, posicionamiento episcopal en esta materia vio la luz con la instrucción pastoral «Orientaciones morales sobre la situación de España»-, aspecto que en estas fechas navideñas ha causado hondo malestar en el seno del Episcopado, que ha criticado la «creciente persecución» que sufren los símbolos religiosos en nuestra sociedad.
Manifiesto socialista
Una preocupación que se hizo evidente, una semana después de la publicación de la pastoral, tras la presentación del Manifiesto del PSOE en el que se ensalzaba el laicismo y se tachaba a las religiones monoteístas de traer consigo el germen del fundamentalismo.
En este sentido, algunas diócesis -las de Madrid han sido pioneras-han comenzado a «lanzar a la calle» a los jóvenes católicos. El objetivo de campañas como la de «Misión Joven» en Madrid no es tanto denunciar el creciente laicismo, sino más bien «hacernos presentes en la sociedad, porque formamos parte de ella».
El segundo punto de preocupación episcopal se encuentra en la aprobación e implantación de la reforma educativa en lo referente a la clase de Religión y a la nueva materia de Educación para la Ciudadanía. En este sentido, fuentes consultadas por ABC destacaron las «importantes modificaciones» conseguidas tras la negociación entre el Ministerio de Educación y responsables eclesiales -en este tema el interlocutor ha sido FERE-CECA- para hacer desaparecer del temario de la nueva asignatura cuestiones relativas a la «normalización» de los «diversos tipos de familia» (entre ellas, los matrimonios entre homosexuales), la eutanasia o el aborto.
Sin embargo, tal y como quedó patente al término de la última reunión entre el Episcopado y el departamento dirigido por Mercedes Cabrera, permanecen «diferencias sustanciales» que «no han podido ser superadas». Entre ellas, el «riesgo de adoctrinamiento» que podría traer consigo Educación para la Ciudadanía.
En caso de que finalmente esto fuera así, diversas organizaciones católicas -capitaneadas por Concapa- están considerando la posibilidad de nuevas movilizaciones para la próxima primavera, al tiempo que ya han comenzado a hacer circular un escrito para que sea firmado por los padres, en el que se reclama la objeción de conciencia. Una postura que no es unánime en la comunidad católica -buena parte de las organizaciones con presencia en el mundo de la educación esperan seguir negociando con el Gobierno- ni en la propia Conferencia Episcopal.
De este modo, mientras el cardenal de Toledo y vicepresidente del Episcopado, Antonio Cañizares, declaraba hace un mes que ante Educación para la Ciudadanía sólo cabía su retirada o las movilizaciones, incluyendo entre ellas la objeción de conciencia, el presidente de la Casa de la Iglesia, Ricardo Blázquez, señalaba hace dos semanas que dicha postura «sería demasiado».
Blázquez también mostraba su esperanza ante la eventualidad de un encuentro «al máximo nivel» para dilucidar la cuestión. Reunión que, según han podido saber este diario, todavía no se ha producido.
Entroncado con esta cuestión, los obispos también se han mostrado preocupados por el tratamiento que finalmente iba a recibir la asignatura de Religión en la reforma educativa. En este sentido, se estaba a la espera de la aprobación del Real Decreto para Secundaria, que se produjo ayer. Y a partir de ahora, «en este asunto habremos de poner toda la carne en el asador», subrayan fuentes episcopales. Serán, en primero, segundo y tercero de Secundaria, 140 horas de Religión por curso.
Defensa de la vida
Finalmente, los obispos continuarán denunciando las «agresiones contra la cultura de la vida» manifestadas en recientes leyes, como la Ley de Investigación Biomédica, al tiempo que «estaremos pendientes» de posibles «globos sonda» referentes a la ampliación del aborto o la eutanasia.
En este sentido, diversos Obispados han comenzado varias campañas de denuncia ante lo que consideran «el crimen abominable» del aborto cuya práctica, en opinión de la Iglesia, «parece haberse normalizado en nuestra sociedad». Partiendo del comienzo de la vida, los prelados abordarán, como ya hicieron el año que ahora concluye, una defensa de la institución matrimonial como generadora de la vida humana.