La Policía acreditó que la célula llegó a compartir manuales de explosivos en grupos de Telegram de los que formaban parte jóvenes y menores.
La célula islamista dirigida por el imán de la Mezquita Blanca de Melilla buscaba, a toda costa, inculcar a los niños de su entorno las ideas de la yihad. Por eso, organizaban excursiones, viajes, reuniones y homilías. Por eso, les hacían regalos, les reunían en los alrededores de la mezquita y les obligaban a aprenderse cánticos de alabanza a terroristas.
Amín Harchaouin, líder de los 11 detenidos por la Policía Nacional, exigía a quienes escuchaban sus sermones que transmitieran el ideario más radical del salafismo a los menores. Consumir propaganda yihadista e infundir esos valores, decía, debería ser para ellos lo normal: «Estos son los dibujos animados que tenemos que poner a nuestros hijos».
Según los informes que componen la investigación de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional, los detenidos suponen «un grave y potencial riesgo para la seguridad pública», puesto que centran su campo de acción «en la captación de nuevos adeptos para la causa yihadista, así como la difusión de material propicio tanto para el enaltecimiento».
Según el sumario del caso que se instruye en la Audiencia Nacional, al que ha podido acceder EL ESPAÑOL, la mayoría de los esfuerzos de la célula se centraban en ampliar el número de incorporaciones. Ese reclutamiento se dirigía intencionadamente «a los grupos más vulnerables de la sociedad, como son los jóvenes y los menores».
Después, ya adoctrinados, su objetivo era incitarles «a la violencia» y al odio e inculcarles «la ideología extremista del grupo». Tal y como se demuestra a través de algunos de los vídeos y de las conversaciones telefónicas intervenidas, una de esas herramientas propagandísticas eran los sermones grabados del imán de la Mezquita Blanca, cabecilla del grupo, según la Policía Nacional.
Imagen de uno de los sermones del imán incluido en el sumario. EL ESPAÑOL
Uno de los vídeos incautados a los detenidos reproduce un discurso de Amín Harchaouin en el que habla de historias de mártires, de la yihad y de que es «lícito engañar al ‘infiel’ con tal de poderlo atacar».
Amin explica lo que se conoce como taqiyya, la doctrina que autoriza a llevar una vida alejada de los mandatos islámicos, un recurso aceptado en el terrorismo islamista para engañar o esconder su condición. La taqiyya permite comer carne de cerdo, beber alcohol, afeitarse la barba, vestir a lo occidental, drogarse y acudir a locales «de pecado».
El objetivo de esta forma de vida, alejada de todo lo que defienden hasta morir, es camuflarse entre los kufir (infieles) para protegerse de las fuerzas de seguridad.
«Dibujos animados»
La investigación de la CGI puso de manifiesto la existencia de un grupo de personas dedicadas a difundir contenidos audiovisuales en las redes sociales. De carácter radical y con alusiones a la yihad, fueron vistos por un gran número de personas.
Es en uno de sus sermones cuando el imán insta a persuadir a los niños. «Éstos son los dibujos animados que tenemos que poner a nuestros hijos», dice. «Éstas son las historias que han de ser su pasatiempo», añade.
Y anima al sacrificio de sus feligreses, garantizando «el mejor de los finales» para aquel «que muriera siendo mártir».
El imán, en un encuentro con niños. EL ESPAÑOL
Pero la célula también propagaba estos mensajes en reuniones celebradas con jóvenes en Melilla. La Policía Nacional logró acreditar que su gran campo de acción era «la captación de nuevos adeptos».
Según los investigadores, los yihadistas llegaron, incluso, a compartir manuales para la confección de explosivos con materiales «de fácil acceso» en grupos de Telegram de los que formaban parte jóvenes y menores.
Los miembros del grupo, dirigidos por el imán, estaban perfectamente coordinados. Se habían repartido entre ellos las tareas de grabación, edición, publicación de vídeos y demás fases del adoctrinamiento.
Los agentes llegaron a escuchar de boca de uno de ellos que el trabajo estaba dando sus frutos, que estaba «teniendo alcance internacional». Algo que, según el informe de la Policía, podría «desembocar en la comisión de actos delictivos graves».
Imágenes presentes en el sumario policial de los detenidos entregando regalos a niños a las puertas de la mezquita. EL ESPAÑOL
Tal y como describen en el dosier, alguno de los investigados participa en esos grupos de mensajería instantánea en los que «se especifica pormenorizadamente la forma de confeccionar material explosivo» con elementos a alcance de cualquier persona, «realizando las labores de adoctrinamiento no sólo en la Red, sino personalmente y, entre otros, sobre menores de edad».
En uno de sus sermones, Harchaouin agradece a los suyos su esfuerzo en estas labores. Acto seguido, informa de que los feligreses que escuchan sus sermones traspasan su mezquita y pertenecen a doce países diferentes, gracias a la difusión por Internet de sus charlas. A su vez, el grupo detenido tenía conexiones con dos individuos en Marruecos, que fueron también arrestados por formar parte de la supuesta estructura criminal.
Menores en la mezquita
Los integrantes del grupo agasajaban con regalos a los niños para atraerlos. Así lo hacían en las inmediaciones de esa mezquita de Melilla.
También, los llevaban a excursiones en las que, según revelaron los teléfonos de los detenidos, se inculcó a los menores la importancia del combate y la idea de que eran soldados de Alá.
Fragmento del sumario en el que los investigadores describen un encuentro con el imán el que los niños leen sermones radicales. EL ESPAÑOL
El pasado mes de junio, el imán veía la mezquita un poco «decaída» y optó por tomar medidas. Por eso, propone lo que llama una «noche educativa». Pronunció un sermón que fue grabado. Según los investigadores, se pudo constatar la presencia de jóvenes y menores que asistieron a aquella velada.
Los agentes captaron las imágenes, en las que se traslada a los jóvenes —algunos, menores de edad— el mensaje radical yihadista. La célula consideraba que la juventud actual está «desviada» y que era necesario reconducirla.
Tras la intervención del imán, se puede ver cómo van apareciendo diferentes jóvenes, menores de edad, que proceden a intervenir desde la mesa presidencial, recitando unas palabras a los presentes.
El discurso que hacen leer a un niño presenta a la religión musulmana y a sus miembros como víctimas frente al resto de la sociedad. Y a los «musulmanes que no son buenos musulmanes», como enemigos.
«Sólo si ganan la supremacía sobre vosotros, se mostrarán como vuestros enemigos declarados, y extenderán sus manos y lenguas contra vosotros con malvada intención; pues desean ardientemente que os hagáis incrédulos», leyó.