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El humanismo integral cristiano negación del humanismo renacentista y el nuevo papa.

Como negación de este humanismo, el cristiano propone su sistema de valores y la fe, la Biblia y la teología como única fuente de conocimiento.

El humanismo renacentista fue una corriente de pensamiento crítico y secularizador que proponía una concepción antropocéntrica de la sociedad frente a la concepción teocéntrica clerical dominante durante toda la Edad Media. Su característica secular se manifestó en la literatura, la filosofía, el arte, la ciencia y el pensamiento político frente a los valores religiosos. Las fuentes del conocimiento las buscó en la antigüedad clásica greco-romana, de ahí su interés por aprender latín y griego, y de ahí el rechazo de la fe, de la Biblia y de la teología como fuentes de conocimiento.

El humanismo integral cristiano, creado en 1936 por J. Maritain en sintonía con el triunfo de la ideología totalitaria con la que se identificaba en todo excepto en su lenguaje religioso y en su naturaleza clerical, rechaza la concepción antropocéntrica y reafirma la teocéntrica; rechaza el humanismo renacentista y se remonta a Santo Tomás de Aquino como fundamento del humanismo cristiano; rechaza el sistema de valores renacentista: la capacidad del hombre en sí mismo para transformar el mundo; el amor por la belleza y la sensualidad; el pensamiento científico; el concepto de que el sentido de la vida está en que los seres humanos deben conquistar el mundo y organizarlo para su bienestar, para su felicidad y para su gloria…

Como negación de este humanismo, el cristiano propone su sistema de valores y la fe, la Biblia y la teología como única fuente de conocimiento. Como diría Donoso Cortés en su “Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo:“ La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas.

Todas ellas estuvieron antes de que fueran y están después de creadas en el entendimiento divino; porque, si Dios las hizo de la nada, las ajustó a un molde que está en Él eternamente Todas están allí por aquella altísima manera con que están los efectos en sus causas, las consecuencias en sus principios, los reflejos en la luz, las formas en sus eternos ejemplares…

Esto sirve para explicar por qué causa, al compás mismo con que se disminuye la fe, se disminuyen las verdades en el mundo; y por qué causa la sociedad que vuelve la espalda a Dios ve ennegrecerse de súbito, con aterradora oscuridad, todos sus horizontes. Por esta razón, la religión ha sido considerada por todos los hombres y en todos los tiempos como el fundamento indestructible de las sociedades humanas”

Propone el humanismo cristiano la exaltación del dolor, del sufrimiento, del sacrificio, de la castidad como negación del placer sexual, la humildad, la resignación…sistema de valores calificado por Nietzsche de “moral de esclavos”.

No reconoce la existencia del individuo como ciudadano o sujeto de derechos sino como “persona”, un concepto religioso abstracto que carece de derechos y que encuentra su razón de ser en la identificación con dios, a cuyo servicio debe de estar toda su vida. Este concepto de del individuo como “persona” está en la línea de la ideología totalitaria, desde Hegel a Hitler, según la cual el individuo no es un valor en sí mismo, ni tiene sentido en sí mismo sino sólo en cuanto que se identifica con el todo: dios, el Estado, la nación, la comunidad, el pueblo…Todo está en dios como dijo Donoso Cortés.

En definitiva, con el humanismo cristiano se trata de recuperar el sistema de valores medievales y colocar al clero por encima del ciudadano y del poder político. Es lo que se conoce como cristianización de la sociedad. Es una reacción ideológica, en sintonía con los totalitarismos, que niega los derechos fundamentales del individuo y que crea una confusión aparentando que lo cristiano es humanista. A pesar de la contradicción que supone esta confusión porque nada humano puede ser divino. Si acaso, como dirían los hegelianos de izquierda y en concreto Strauss en su “Vida de Jesús”, lo divino se ha realizado en lo humano pasando lo humano a ser el protagonista de la Historia, por superación de lo divino, claro. Algo que rechaza cualquier cristiano. Cuanto más humano se es menos divino se puede ser y viceversa.

Hoy día nos encontramos en esta situación en la que la Iglesia, enarbolando el humanismo integral cristiano, pretende, nada menos, que volver a sacralizar la sociedad. Tanto el papa sustituido como su sustituto vienen lanzado el mensaje de que todo lo religioso esté presente ocupando el espacio público. Al mismo tiempo, la derecha, alimentada por su ideología natural: la cristiana y su sistema de valores, está tratando de sustituir el sistema de derechos individuales por el concepto cristiano de “persona”, que debe existir para la sociedad y autodestruirse para el bienestar general. Todo vale para que el ciudadano vuelva a ser y tener conciencia de súbdito. Este papa, Francisco I, formado en el peronismo, uno de cuyos soportes fue la Iglesia católica, el otro el Ejército, como en el franquismo, y a la sombra de las dictaduras argentinas, en nombre de los pobres tratará de difundir e imponer su mensaje moralmente reaccionario de defensa de la castidad y el sacrificio y de ataque al feminismo, el aborto, lo anticonceptivos, la homosexualidad, la estética corporal y la belleza…es un papa que en la línea del populismo defenderá una regresión moral hasta los tiempo de Tomás de Aquino.

Vamos a vivir en tiempos de guerra de religión o de moral, anticipados por la defensa de esos valores reaccionarios en la calle, en las manifestaciones masivas y en el parlamento y medios de comunicación afines. El clero organizará, como siempre, la reacción moral. El momento no puede ser más oportuno porque estamos en un tiempo de desarme ideológico de las fuerzas de izquierda, que poco menos que presumen de católicas. La única esperanza está en la movilización de los movimientos sociales desde las feministas hasta las vanguardias que luchan por las libertades sexuales. Alguna vez entenderemos que la libertad sexual es la garantía de la libertad frente a la reacción. No en vano la libertad sexual es el mayor enemigo ideológico y moral del clero y de todas las ideologías totalitarias. Un papa agresivo y beligerante contra las libertades individuales es lo que estaba necesitando el capitalismo.

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