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El Hujum, iniciado oficialmente en 1927, se diseñó como una ofensiva cultural y social contra las tradiciones opresivas patriarcales y religiosas vinculadas al Islam.
El Hujum, término uzbeko que significa ‘asalto’ o ‘ataque’, fue una ambiciosa campaña lanzada por la Unión Soviética en las décadas de 1920 y 1930, principalmente en las repúblicas de Asia Central, para emancipar a las mujeres musulmanas y promover su integración en la vida pública, la educación y el trabajo. Este movimiento, profundamente vinculado al proyecto socialista, buscaba desmantelar las estructuras patriarcales y religiosas tradicionales que restringían los derechos de las mujeres, considerándolas un obstáculo para la modernización y el desarrollo del socialismo.
Contexto histórico y objetivos del Hujum
Tras la Revolución Bolchevique de 1917, el gobierno soviético se propuso transformar radicalmente la sociedad, incluyendo las relaciones de género. En las repúblicas de Asia Central, como Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán, las mujeres vivían bajo estrictas normas patriarcales y religiosas. Prácticas como el uso del paranji (un velo que cubría todo el cuerpo) y la reclusión doméstica limitaban su participación en la esfera pública. Para los bolcheviques, liberar a las mujeres de estas restricciones no solo era una cuestión de justicia social, sino una necesidad para construir una sociedad socialista igualitaria y productiva. El Hujum, iniciado oficialmente en 1927, se diseñó como una ofensiva cultural y social contra las tradiciones opresivas.

Entre sus objetivos estaba incidir en la educación, es decir, promover la alfabetización y el acceso de las mujeres a la educación formal. La participación laboral también era un elemento central, destacando la necesidad de incorporar a las mujeres al trabajo productivo, especialmente en la agricultura, la industria textil y los servicios. Otro aspecto clave era la vida pública, el hecho de fomentar la participación de las mujeres en instituciones políticas, cooperativas y organizaciones locales. Y por último, el desvelamiento, es decir erradicar el uso del velo como símbolo de opresión y subordinación.
El movimiento se enmarcaba en la visión marxista de que la emancipación de la mujer era inseparable de la lucha de clases. Según esta perspectiva, la liberación femenina requería la transformación de las relaciones económicas y sociales, reemplazando las estructuras feudales y religiosas por un sistema socialista igualitario.
Estrategias y medidas del Hujum
El Hujum combinó políticas estatales, propaganda y movilización social. Entre las estrategias más destacadas se encuentran las campañas de desvelamiento: El 8 de marzo de 1927, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, se organizaron actos masivos en los que miles de mujeres en Asia Central se quitaron públicamente el paranji. Estas ceremonias, conocidas como khudzhum, simbolizaban la ruptura con las tradiciones patriarcales. Sin embargo, el desvelamiento no fue solo un acto simbólico; se promovió como un paso hacia la modernidad y la igualdad.

También tuvieron gran importancia las campañas realizadas en el ámbito de la educación. Se crearon escuelas y programas de alfabetización específicamente dirigidos a mujeres. Las likbez (campañas de liquidación del analfabetismo) se extendieron a las zonas rurales, donde las mujeres aprendían a leer y escribir, a menudo en su lengua materna.

En cuanto al mundo laboral se refiere, las mujeres fueron incentivadas a unirse a cooperativas agrícolas (kolkhozes) y fábricas, especialmente en la industria del algodón, un sector clave en Asia Central. Se establecieron guarderías y comedores comunales para aliviar las cargas domésticas y facilitar su participación laboral.
Paralelamente se tiraron adelante reformas legales. El gobierno soviético promulgó leyes que prohibían prácticas como la poligamia, el matrimonio forzado y el pago de la dote (kalym). También se facilitó el acceso al divorcio, otorgando a las mujeres mayor autonomía.
Todo ello, vino acompañado de una campaña de propaganda y movilización. La prensa, el cine y el teatro se utilizaron para difundir los ideales del Hujum. Se publicaron periódicos en lenguas locales, como el uzbeko y el tayiko, dirigidos a mujeres, y se organizaron clubes femeninos (zhenotdely) para fomentar la participación política.
Impactos y logros
El Hujum tuvo logros significativos, especialmente en el ámbito de la educación y la participación laboral. En pocos años, miles de mujeres en Asia Central aprendieron a leer y escribir, y muchas se incorporaron a la fuerza laboral, ocupando roles en la agricultura, la industria y la administración. La presencia de mujeres en espacios públicos, como mercados y reuniones políticas, e incluso en el deporte, se volvió más común, desafiando las normas tradicionales. Las reformas legales también marcaron un avance. La prohibición de prácticas como el matrimonio infantil y la poligamia dio a las mujeres mayor control sobre sus vidas. Además, el Hujum inspiró a muchas mujeres a convertirse en activistas, liderando campañas locales y desafiando las estructuras de poder en sus comunidades.

Resistencias
A pesar de sus logros, el Hujum enfrentó fuertes resistencias. En las comunidades musulmanas de Asia Central, las tradiciones patriarcales y religiosas estaban profundamente arraigadas. Muchos hombres, e incluso algunas mujeres, veían el desvelamiento y la participación femenina en la vida pública como una afrenta a su identidad cultural y religiosa. Las mujeres que se quitaban el velo o participaban en actividades públicas a menudo enfrentaban hostigamiento, violencia e incluso asesinatos. El enfoque centralizado y a menudo coercitivo del Hujum también generó críticas.
El Hujum marcó un punto de inflexión en la historia de las mujeres en Asia Central, sentando las bases para su mayor participación en la vida pública y el acceso a la educación. Fue un intento audaz de transformar las relaciones de género como parte de una revolución social más amplia. El Hujum fue mucho más que una campaña de desvelamiento; fue una apuesta radical por redefinir el rol de la mujer en la sociedad soviética, integrándola como agente activo del proyecto socialista.





