La misa en honor a la virgen del Rosario, patrona de la ciudad, volvió a contar con presencia de miembros del Gobierno municipal después de cuatro años de ausencia.
La Marea Atlántica no había enviado a representantes a este acto aludiendo al carácter laico de las instituciones públicas del Estado, una situación que el Partido Socialista no ha mantenido, recuperando así la tradicional presencia del Gobierno local. La alcaldesa, Inés Rey, encabezó la presencia de representantes del Gobierno municipal. También estuvieron el concejal de Deporte, Juan Ignacio Borrego, el edil de Cultura, Jesús Celemín, y la concejala de Turismo, Diana Sobral. Además de ellos, estuvieron en la iglesia de Santo Domingo otros miembros de la corporación municipal como la portavoz del Partido Popular, Beatriz Mato, y otros concejales de esta formación como Rosa Gallego, Roberto Rodríguez o Antonio Deus, además del senador Miguel Lorenzo. También estuvo la portavoz de Ciudadanos, Mónica Martínez.
En la misa no hubo presencia de la Marea Atlántica ni del BNG. “Inés Rey prometera non participar en actos relixiosos de forma institucional. Hoxe incumpre a súa palabra e racha a laicidade do Concello”, aseguró en redes sociales la Marea Atlántica, algo que también lamentó el viceportavoz de la formación, Iago Martínez. “Na campaña dixemos que votar PSOE era votar pasado, e aquí está o pasado que volve: a alcaldesa participa nunha cerimonia relixiosa e tira pola borda catro anos de laicismo. Un lamentable paso atrás”, declaró desde su perfil.
Avia Veira, la número dos del BNG también reaccionó a la presencia de la alcaldesa en la misa: “Creo que polo principio de neutralidade relixiosa/aconfesionalidade a alcaldesa non debería asistir a actos relixiosos. A súa presenza non é persoal nin individual. Representa a cidade e non toda a cidade é católica. #AsíNon”.
Este año, otra novedad fue el regreso de la alfombra floral a María Pita tras cuatro años en los que el Ayuntamiento no permitió que se exhibiese en esta ubicación y se tuvo que exponer ante la iglesia de Santo Domingo. De allí fue barrida de madrugada el año pasado, en lo que se convirtió en una de las mayores polémicas de los vecinos de la ciudad con el gobierno de la Marea.