Tanto la reunión de hoy con evangélicos, judíos y musulmanes, como la que se celebrará mañana con representantes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de los Testigos de Jehová y de la Unión Budista de España-Federación de Entidades Budistas de España (UBE-FEBE), no es expresión de laicidad, sino un claro ejemplo del multicinfesionalismo que pretende desarrollar este Gobierno extendiendo privilegios a otras religiones distintas a la católica, sin que de ello se deriven actuaciones para la neutralidad del Estado en este ámbito, la separación o la igualdad de todas las creencias y convicciones, sean religiosas o no.
Una apuesta visible por «la neutralidad de los poderes públicos» ante el hecho religioso, que acabe con la confesionalidad encubierta en favor de la Iglesia católica que ha imperado en los últimos cuarenta años en España. Estas son las claves de la ronda de encuentros que la vicepresidenta primera (y encargada de las relaciones con las confesiones religiosas), Carmen Calvo, ha mantenido a lo largo de esta mañana con los máximos representantes evangélicos, judíos y musulmanes, a quienes ha recibido en Moncloa. Mañana hará los propio con la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, Testigos de Jehová y budistas, y ya en septiembre con la Iglesia ortodoxa, confesiones sin acuerdo firmado con el Estado pero reconocidos como ‘de notorio arraigo’.
Ante todos ellos -como antes hiciera durante el encuentro con el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella- el Gobierno reivindicó «la necesidad de ahondar en la neutralidad de los poderes públicos, cuyo ejemplo ser hizo visible en el reciente acto de Estado en homenaje a las víctimas de la COVID19». Como adelantó eldiario.es, se busca consagrar la plena laicidad del Estado, que acabe con los funerales católicos o la presencia de simbología religiosa en los actos públicos. Y una igualdad de trato, como se demostró en el hecho de que, por primera vez, no fue el presidente del Gobierno quien recibió al líder de la Iglesia católica, y el ministro de Justicia al resto de religiones. Ahora, Carmen Calvo es la máxima representante ante el mundo religioso.
La primera cita, a las diez de la mañana, se produjo con el presidente de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), Manuel Rodríguez, y su secretario ejecutivo, Mariano Blázquez. Según Vicepresidencia, durante el encuentro se acordó retomar algunas cuestiones paralizadas en los últimos tiempos, como la situación de los pastores evangélicos jubilados que no pudieron cotizar antes de 1999; la posibilidad de reconocimiento de los títulos de máster de formación de los profesores de religión evangélica o la mejora de los sistemas de asistencia religiosa en los centros públicos. Los evangélicos también reclamaron la apertura de más lugares de culto.
Tras los evangélicos, Calvo se reunió con el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Benzaquén. «Una de las mayores preocupaciones de la comunidad judía es el crecimiento del antisemitismo en el mundo y en particular, en Europa, donde ha tenido consecuencias muy graves, y aunque la situación en España está lejos de tener esa gravedad, no escapa al fenómeno del antisemitismo», subraya la nota de Moncloa.
A este respecto, Carmen Calvo ha señalado que «España condena sin paliativos el antisemitismo y cuenta con un marco normativo pionero en la lucha contra el mismo y la discriminación por este motivo». En este sentido, el Estado español refrenda la definición operativa de ‘antisemitismo’ (no vinculante jurídicamente) que adoptó la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA) en Bucarest el 26 de mayo de 2016, «como una herramienta útil de orientación en la educación y la formación».
Durante la reunión se han abordado otros temas como el hecho de que las oposiciones sean compatibles con el ejercicio de la libertad religiosa y el cumplimiento del descanso sabático, o la recuperación y el conocimiento de la historia y el patrimonio sefardí como legado para España. Estas cuestiones estarán en la agenda del trabajo futuro con la FCJE.
Finalmente, la vicepresidenta se encontró con el recientemente elegido nuevo presidente de la Comisión Islámica Española, Ayman Adlbi. En la última reunión de la mañana, Calvo reafirmó el compromiso del Gobierno para continuar el trabajo en temas como la enseñanza del islam en la educación secundaria en Ceuta y Melilla, la formación de imames, la apertura de lugares de culto, o la necesidad de mejorar los espacios para enterramientos.
«La vicepresidenta Carmen Calvo ha podido constatar también que el Gobierno y la Comisión Islámica mantienen su esfuerzo conjunto, en aras de avanzar en el ejercicio de la libertad religiosa que es la garantía para la convivencia en una sociedad abierta, plural, diversa y tolerante como es la sociedad española», concluye la nota.