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El futuro del Valle de los Caídos: un «libro de Historia» que mantiene la Cruz y quita el poder a los monjes benedictinos

El Anteproyecto de Ley de Memoria Democrática reaviva el necesario debate sobre qué hacer con el mayor monumento al nacionalcatolicismo. La vicepresidenta Carmen Calvo advirtió de que la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es «incompatible con el nuevo proyecto». El texto en ningún momento hace referencia a quitar la Cruz que lo preside. 

El Valle de los Caídos fue durante la dictadura franquista y hasta la actualidad, a pesar de la exhumación del dictador, el gran símbolo de la dictadura franquista. La enorme Cruz, la simbología nacionalcatólica y la ausencia de cualquier tipo de placa, cartel o explicación sobre su origen recordaban al visitante una y otra vez que en España, aún en democracia, el relato de la dictadura franquista se mantenía intocable. El falso relato de la reconciliación, instalado por la dictadura, sirvió durante largos años a un inmovilismo político que permitía que el mausoleo del dictador continuara tal y como él lo había diseñado.

El largo proceso para exhumar a Francisco Franco permitió reavivar un debate que siempre ha existido en la sociedad: ¿qué hacer con el Valle de los Caídos? Algunas de las propuestas que se han recogido en los últimos años conviene recordarlas. Por un lado, dinamitar todo el monumento de principio a fin, una vez extraídos los cuerpos de los más de 33.000 muertos allí enterrados, tal y como propusieron, entre otros, el periodista Jon Lee Anderson. Por otro lado, durante la anterior legislatura, Izquierda Unida también propuso la eliminación de la cruz. Otras voces de reconocido prestigio, como el historiador Ricard Vinyes, explicaban en una entrevista con Público una propuesta de abandono paulatino. 

La aprobación por parte del actual Gobierno del Anteproyecto de Memoria Democrática ha vuelto a reavivar un debate necesario en cualquier sociedad democrática. ¿Qué hacer con el monumento que representa a la perfección el espíritu de una dictadura que secuestró al país durante 40 años y provocó cientos de miles de represaliados entre asesinados, exiliados, torturados, expoliados o niños robados? En este sano debate se ha involucrado en última instancia la extrema derecha de Vox difundiendo que el Gobierno planea la destrucción de la Cruz, tal y como ha difundido el eurodiputado de Vox Herman Terstch. Lo que sí que parece imposible de concebir es que el monumento siga en pie tal y como está en la actualidad sin proporcionar ninguna información sobre su origen, sin conocer la identidad de muchos de los republicanos que fueron enterrados allí sin informar y que, de momento, no ha satisfecho la demanda de familiares que han pedido recuperar los restos de los suyos.

¿Pero qué dice concretamente el Anteproyecto de Ley de Memoria Democrática presentado por el Gobierno? El apartado referido al Valle de los Caídos incluye siete puntos que hacen referencia a «una resignificación» destinada a «dar a conocer a través de planes y mecanismos de investigación y difusión, las circunstancias de su construcción, el período histórico en el que se inserta y su significado con el fin de fortalecer los valores constitucionales y democráticos». Asimismo, se explica que no puede haber actos de naturaleza política, que será convertido en un cementerio civil, que se reubicarán los restos de cualquier resto mortal que ocupe un lugar preeminente en el recinto (esto afecta a los restos de Primo de Rivera); que se extinguirá la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos quitando el poder que mantiene la orden benedictina y cerrándole el grifo de ayudas económicas. Por último, también recoge que se atenderán las reclamaciones y peticiones de familiares que quieran exhumar a los suyos del espacio.

El Anteproyecto de Ley de Memoria Democrático, por tanto, no hace ninguna referencia ni implícita ni explícita a la retirada de la Cruz. Así lo explican también las fuentes del Gobierno consultadas por Público que subrayan que los planes que hay para el antiguo mausoleo de Franco son las que pueden leerse en el Anteproyecto. Desde Unidas Podemos, además, afirman a Público que, de momento, tampoco tienen previsto pedir en su tramitación parlamentaria la retirada de la Cruz del monumento. Todo el ruido mediático agitado por Vox y la carta de Hermann Terstch al resto de eurodiputados no tiene ningún tipo de base documental.

¿Cómo «resignificar el Valle de los Caídos?»

La pregunta a hacerse, no obstante, es cómo se puede hacer esa «resignificación» para que permita, tal y como recoge el Anteproyecto que el visitante pueda conocer las «las circunstancias de su construcción, el período histórico en el que se inserta y su significado con el fin de fortalecer los valores constitucionales y democráticos».

En este sentido, cobra importancia la entrevista que hace un año y medio ofreció a Público el antropólogo del CSIC Paco Ferrándiz, que tal y como detalló recientemente Radio Euskadi, entre otros medios, forma parte en la actualidad, y no en el momento de la entrevista, del equipo de asesores que rodean al secretario de Estado para la Memoria Democrática Fernando Martínez junto a otros nombres de reconocido prestigio como el del forense Francisco Extebarría. Algunas de las claves que fueron expuestas en aquella entrevista pueden ser las guías por las que se mueve el nuevo proyecto del Ejecutivo de Sánchez.

En esta entrevista, Ferrándiz defendió que el Valle de los Caídos debía convertirse, gracias a las nuevas tecnologías, en una especie de «libro de Historia en piedra». Es decir, que el visitante tenga acceso a través de su teléfono móvil a toda la historia del monumento, desde su construcción con batallones de presos políticos al entierro del dictador presidido por el Rey pasando por el discurso de Franco el día de su inauguración. Se trataría de acabar con el oscurantismo que preside el lugar para que los ciudadanos puedan tener una opinión propia. «Creo que los estados democráticos deben promover una ciudadanía crítica y eso es lo fundamental», señaló.

Así, Ferrándiz explicó que un proyecto pedagógico para el Valle de los Caídos pasa por su «transformación sin obras»: «Sería crear una Wi-Fi potente con el que la gente pueda acceder estando allí a una serie contenidos digitales, no muy dirigidos, que permitan al visitante recorrer la historia del monumento a través de imágenes del No-Do de las obras, de las visitas de Franco, del discurso de inauguración, el propio entierro de Franco presidido por el rey… Hay muchísimo material disponible. Sería tener acceso a todo lo que encierra el Valle de los Caídos en un solo click«.

Según el proyecto defendido por Ferrándiz, las nuevas tecnologías permitirían «revertir el secretismo que hay ahora mismo en el Valle, donde no puedes sacar el móvil para hacer una fotografía» y «permitirían ver qué hay detrás de los muros mediante técnicas de realidad ampliada». «De esta manera, se puede crear un relato democrático sin necesidad de construir nuevos monumentos. Se trata de utilizar de forma inteligente las nuevas tecnologías, que son más baratas y transmiten mejor a las nuevas generaciones, que es lo que importa».

Asimismo, Ferrándiz también señaló que sería muy interesante incluir al Valle de los Caídos  «dentro de una ruta de monumentos totalitarios europeos que incluya a Alemania, Italia o España» y también «Rusia». «Eso de alguna manera significa desterritorializar el monumento y convertirlo en un monumento emblemático de lo que fueron los pensamientos totalitarios de mediados del siglo XX. A veces perdemos de foco que el Valle de los Caídos es uno de estos monumentos, pero en su versión española: el nacionalcatolicismo».

¿Qué hacer con los benedictinos?

La otra gran duda que queda pendiente en el Valle de los Caídos es el futuro de los monjes benedictinos. El Anteproyecto de Ley del Ejecutivo señala que se suprimirá la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. En este sentido, la vicepresidenta Carmen Calvo señaló que la continuación de la Fundación es «incompatible» con los nuevos objetivos a perseguir en el Valle de los Caídos.

Pero tal y como explica el periodista especializado Jesús Bastante en las páginas de eldiario.es, esta decisión no supone la inmediata expulsión de los monjes benedictinos sino que supondrá que «la congregación dejará de percibir los 340.000 euros directos por transferencia anual de Patrimonio» y les arrancará las competencias «sobre la gestión de la basílica, la Hospedería y el entorno».

No obstante, parece bastante complicado mantener el objetivo de resignificar el Valle con la presencia de unos monjes que durante largas décadas han hecho y deshecho a su antojo en el Valle. De momento, es seguro que una vez sea aprobada la Ley se acabará la asignación económica anual de parte de Patrimonio de la que disfrutan los monjes. Su expulsión o no, en el futuro a corto plazo, aún está por precisar.

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