El exalumno, que ha esperado el juicio siete años, ha llevado su caso al Vaticano para que investigue el posible encubrimiento del obispado. La diócesis tardó cinco años en apartar al cura tras la denuncia y lo envió a Perú largas temporadas
El fiscal pide 10 años de cárcel, en un juicio que comienza el lunes, para un sacerdote de Toledo acusado de abusos sexuales sobre uno de los internos del seminario menor de la capital manchega, entre 2005 y 2007, cuando el alumno tenía entre 14 y 16 años. El juicio es un ejemplo del calvario judicial que pueden vivir los denunciantes de abusos, y los denunciados, pues ha tardado siete años en celebrarse desde la denuncia del caso. El joven, que también ha presentado una denuncia en el Vaticano para que investigue las negligencias y el posible encubrimiento del caso de la diócesis de Toledo, afirma que informó de los hechos a otro sacerdote en 2009, y que su madre se lo contó el año siguiente al propio arzobispo, que entonces era Braulio Rodríguez. Sin embargo, pasaron cinco años hasta que el sacerdote, P. F. R. R., fue sacado del seminario, un internado de educación secundaria y bachillerato, y enviado como rector a una iglesia y a un santuario del centro de Toledo, según reveló EL PAÍS. La propia diócesis admite, en respuesta por escrito, que no se tomaron medidas cautelares con el cura y se le apartó del contacto con menores hasta 2021, cinco años después de la denuncia, con el anuncio del procesamiento.