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El Estado paga un millar de lugares de culto católico

España se declara aconfesional, aunque lo es sobre todo para otras religiones distintas del cristianismo

La polémica y el juicio a la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, por el escrache a la capilla de Universidad Complutense, ha puesto sobre el tapete el posible anacronismo del millar de lugares de culto católicos en estos y otros centros públicos, como hospitales, cuarteles y prisiones, de los se ocupan otros tantos clérigos.

También se ha planteado, en tiempos de crisis, el coste de su mantenimiento. Unos 40 millones de euros si se hace la media entre una evaluación del sindicato CCOO y otra de Europa Laica.

El nuevo Gobierno

Si el pacto PSOE-C’s llega a buen puerto, todo indica que los cambios irán en la línea de concentrarlos en espacios multiconfesionales, abiertos a la utilización de otros credos. Dependerá del alcance del pacto para la “revisión”, que no “denuncia”, de los acuerdos con el Vaticano de 1979.

No obstante, Pedro Sánchez y Albert Rivera dejan claro que una ley orgánica de libertad religiosa y de conciencia “debe establecer un estatuto común en derechos y obligaciones para las confesiones religiosas”. Si se diera baza a Podemos e IU, se suprimirán estos y otros lugares de culto. De mantenerse el PP en el Gobierno, fiel a la sempiterna consigna del Mariano Rajoy, todo se dejará tal como está.

De capa caída

La verdad es que en los campus españoles, donde se ha focalizado la controversia, las capillas están de capa caída. Apenas se mantienen 33 de las más de un centenar que había en los años 80. Y la mayoría, 20, están en Madrid, amparadas por los sucesivos ejecutivos autonómicos conservadores y por el cardenal Rouco Varela.

A ellas se suman las de Alicante, Valladolid, Zaragoza, Sevilla –desde donde salen procesiones de Semana Santa–, y la de Salamanca, la universidad más antigua de España, en la que se celebran misas y bodas. En Cataluña la última aula-capilla estaba en la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona. En el País Vasco también han ido desapareciendo.

Cierre por baja demanda

La demanda mayoritaria de una universidad laica amenaza de cierre a estos lugares de culto, en su mayoría tan discretos que miles de estudiantes terminan la carrera sin llegar a enterarse de su existencia. El fervor religioso ha decaído hasta el punto de que, según la última encuesta del Instituto de la Juventud de España, solo el 10,3% de los españoles de entre 15 y 29 años se considera “católico practicante”. Bien es cierto que un 45% que rechaza de plano la “blasfemia” o la “profanación”.

Las creencias religiosas y los centros de culto son también motivo de enfrentamiento en algunos centros hospitalarios. Como ocurre estos días en Aragón y Castilla-La Mancha donde los nuevos ejecutivos con presencia de Podemos quieren clausurarlos. O en algunos de Cataluña, como el hospital de la Vall d’Hebrón, donde los tres oratorios (uno en cada centro) se sustituyeron por un auditorio en Traumatología.

Centros sanitarios

El Ministerio de Sanidad no sabe ni de capillas ni de capellanes porque se trata de una materia transferida. Pero, según cifras de la Conferencia Episcopal Española, en la actualidad hay SARCH (acrónimo de servicio de asistencia religiosa en clínica y hospitales) en 322 centros sanitarios públicos. En ellos se atiende a 125.134 camas y se hace acompañamiento a 146.460 enfermos y familiares.

Para este trabajo pastoral se cuenta con 483 capellanes y 83 personas idóneas (no sacerdotes ) a jornada completa, 354 a media jornada, y alrededor de 800 voluntarios. Siempre a cuenta de la comunidad autónoma. En el Castilla y León, por ejemplo, los contratados a tiempo completo perciben unos 20.000 euros anuales en 14 pagas.

Una compañía en el Ejército

Todo un ejército dedicado a la cura de almas. Incluso superior al de las Fuerzas Armadas. El Ministerio Defensa tiene contratados un total de 96 capellanes, una compañía pequeña, con grados que van desde capitán a general. Siempre, como ocurre con los profesores de religión, a propuesta del arzobispo, en este caso castrense. Y todo de acuerdo con el Concordato de 1979.

En cualquier caso, es suficiente para una práctica religiosa en los cuarteles, bastante reducida y en la que predominan las fiestas y funerales. Pero se detecta una oposición creciente de familiares que profesan otro credo.

Cada vez son más los que defienden actos de homenaje aconfesionales y responsos ecuménicos. Es el caso de otras religiones, denominadas oficialmente de “notorio arraigo” con convenios con el Estado, como los musulmanes, judíos o protestantes.

Patata caliente

Pero a día de hoy en el Ejército español todavía no caben pastores, imanes o rabinos. Y en las 77 prisiones que hay en España (66 de la Administración central; 11 de la Generalitat de Cataluña), están entrando muy poco a poco. Por ejemplo, 127 agentes pastorales evangélicos fueron autorizados en 2011 en la Comunidad de Madrid y 100 en Cataluña.

También se ha facilitado su acceso a hospitales, centros de inserción social, de internamiento de emigrantes o en las llamadas Unidades de Madres. Y sobre todo de voluntarios, que prestan una labor más social que espiritual y que actualmente reciben mínimas ayudas o subvenciones. Una patata caliente para el próximo Ejecutivo.

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