El obispo de Salamanca, obligado por el Vaticano, impedirá que Isidro López vista de nuevo el hábito, aunque no lo expulsará de la congregación
Pese a las reticencias iniciales del obispo de Salamanca, que defendió la "presunción de inocencia" de Isidro López, la Congregación para la Doctrina de la Fe (actual órgano inquisitorial de la Iglesia católica) ha exigido que se prohíba al cura dar misa y estar acompañado de menores sin la presencia de un adulto.
López, ya retirado, fue denunciado por Javier Paz, que declaró haber sufrido abusos sexuales desde los 10 a los 20 años. "Entre el año 1982 y verano de 1992 sufrí abusos sexuales por parte del cura al que ahora denuncio. En 1982 yo tenía 10 años", aseguraba Paz en el escrito de denuncia presentado el 30 de abril ante el Juzgado de Instrucción de Salamanca, al que tuvo acceso este diario.
"Estos hechos no pueden prescribir porque en mi caso, por ejemplo, empecé a recordar con 28 años", denuncia PazEn mayo, Carlos López, obispo de Salamanca, se negó a tomar cartas en el asunto y se limitó a apartar al cura de los focos. Paz escribió entonces una demoledora carta, en la que acusaba al prelado de reconocer "que Isidro había admitido los hechos" y "esconderle".
Carlos López acata ahora la decisión de El Vaticano, aunque no expulsará al cura. "La Congregación para la Doctrina de la Fe, habiendo valorado el conjunto de las pruebas recogidas en las actas del proceso y la situación personal del sacerdote acusado, ha decretado sancionarle con la prohibición del ejercicio público del ministerio pastoral", señala la prelatura, tal y como recoge El Plural.
Javier Paz ha expresado en La Tribuna de Salamanca que no le vale "que el cura se vaya a la cama con un 'padre nuestro' y la tripa llena". El objetivo del salmantino es lograr un cambio legislativo. "Estos hechos no pueden prescribir porque en mi caso, por ejemplo, empecé a recordar con 28 años", explica. Por eso dice querer "apuntar con el dedo a todos los culpables y ayudar a la gente a que tenga fortaleza", ya que cree que "la negación o la vergüenza no arreglan nada".
El obispo de Salamanca no ha tenido más remedio que prohibir oficialmente el ejercicio público del ministerio pastoral por indicación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, órgano del Vaticano, al cura Isidro López tras un proceso penal administrativo ante la acusación de abuso sexual de menores. “El pastor diocesano pide a todos perdón”, dice en un comunicado en el que también se solicita la misericordia divina para López. La víctima Javier Paz Ledesma, que denunció al cura por abusar de él desde los 10 hasta los 20 años, escribió en mayo una demoledora carta al obispo acusándole de guardar un “silencio hipócrita”.
Aviso del Vaticano
La prelatura da cuenta de esta condena en una nota que ha hecho pública en su página web oficial: “La Congregación para la Doctrina de la Fe nos ha notificado la conclusión del proceso penal llevado a cabo en relación con el sacerdote de la diócesis de Salamanca, D. Isidro López Santos, acusado del delito de abuso sexual de menores”.
Largo procedimiento
Refiere el obispado que se ha llevado a cabo “un largo procedimiento de investigación, primero de investigación previa de los hechos denunciados y posteriormente de realización de un proceso penal administrativo, una vez derogada la prescripción canónica de los delitos denunciados, que por el largo tiempo transcurrido habían prescrito civil y canónicamente”. Por lo que explica posteriormente el obispado, al cura (ya jubilado) no se le va a expulsar, pero no podrá decir misa.
¿Presunción de inocencia?
Para quien sí ha sido el tiempo largo y terrible es para Javier Paz, la víctima que denunció al sacerdote. En mayo, el joven vio con asombro cómo el obispado lanzaba balones fuera con un comunicado hecho público al haber saltado el tema a la prensa en el que reclamaba la presunción de inocencia para el sacerdote que se abstendría cautelarmente de dar misa en público “para prevenir el posible escándalo de los fieles”.
Dolor desde los diez años
Javier decidió escribir al obispo de Salamanca Carlos López Hernández, una carta valiente en la que le decía que se sentía en paz tras haber dado el paso de explicar lo que el cura le había hecho desde los 10 años “aunque ese dolor nunca desaparece. Dolor es lo que llevamos a cuestas las víctimas de abusos sexuales: dolor, dolor y más dolor”.
Se lo dijo al obispo en 2011
“Hablar me ha hecho persona”, añadía. Y acusaba a renglón seguido: “Señor obispo, usted sabe de qué hablo ¿no? Le hablo de la verdad, la que usted conoce y esconde con palabras vacías argumentando tener conocimiento de causa por primera vez cuando sabe que usted y yo nos llevábamos reuniendo más de tres años”.
“Al amparo de la casta eclesial”
Continuaba Javier apuntando con el dedo al prelado por su actitud en este caso y de la necesaria paz que las víctimas de abusos buscan: “Esa paz robada en la infancia a manos de un sacerdote que , al amparo de una casta eclesial ha ido cambiando de parroquia –como suele ser habitual en estos casos- para escapar de la justicia y de las víctimas”, añadía en la carta.
Jubiló al cura
Numerosas víctimas de abusos sexuales a manos de sacerdotes se dirigieron a Javier tras la denuncia para darle las gracias y animarle. Y eso también se lo comentaba al obispo al que recuerda que en 2011 le puso al tanto de los hechos y que el prelado respondió jubilando al cura “ya consciente de su delito”.
Silencio hipócrita, criminal
Con dureza, se refería a “esa terrible cadena social que es la que les ha amparado hasta el día de hoy. A ustedes, señor obispo, y a los que usted y sus compañeros esconden. Esa cadena social que impone la vergüenza y que se estigmatice a las víctimas. Cuando la verdadera vergüenza son ustedes y su silencio hipócrita, inhumano, criminal”.
Amparar la monstruosidad
Para Javier el orgullo por su hijo es el motivo de que haya querido seguir adelante y pregunta: “¿Sabe a qué me refiero, señor obispo? No, claro, usted nunca ha tenido un hijo, nunca ha querido a un hijo, a un niño de su sangre. De ser así no habría permitido y amparado esa monstruosidad que son los abusos a menores por parte de curas”.
El miedo a la educación sexual
“Ahora entiendo el por qué le tenéis tanto miedo a una educación sexual en las escuelas. Perderíais ese reino de terror y abusos que habéis impuesto a lo largo de siglos de mentiras. Haríamos personas libres. No vulnerables”, argumentaba.
Denuncias archivadas
En esa carta demoledora desafiaba al obispo la víctima del cura de Tejares: ”Vuelva a decir, como me dijo a mí en persona, que en función de unos rumores usted no podía hacer nada. Cuando tenía constancia de los abusos cometidos por Isidro López Santos, de las denuncias archivadas en Tejares”
“Compromiso con la verdad”
Dos meses después de esta carta a monseñor, la respuesta del obispado tras la demoledora verdad se resume en un comunicado tibio no exento de cierto triunfalismo. Dice el documento eclesiástico: “Con estas actuaciones, la Iglesia ha querido manifestar su compromiso con la verdad y la justicia, creando a la vez las condiciones jurídicas necesarias para garantizar la imparcialidad y la equidad en la comprobación de los hechos denunciados”.
La buena fama
Y por supuesto: “salvaguardando en todo momento el derecho a la intimidad y a la buena fama de todas las partes implicadas, así como todos los demás derechos de las víctimas y del sacerdote acusado”.
Le prohíben ejercer públicamente el ministerio
¿En qué quedan las cosas? Pues según señala la prelatura “finalmente, la Congregación para la Doctrina de la Fe, habiendo valorado el conjunto de las pruebas recogidas en las actas del proceso y la situación personal del sacerdote acusado, ha decretado sancionarle con la prohibición del ejercicio público del ministerio pastoral”.
Tutelar el bien público
Eso sí, “la Diócesis de Salamanca manifiesta su compromiso con la tutela del bien público general y de la Iglesia en particular. Esta responsabilidad se concreta en la vigilancia y protección de los derechos de todos los fieles, pero de un modo especial, en la salvaguarda de los menores, los más frágiles y desprotegidos”.
El pastor pide perdón
En este punto es donde el comunicado indica que la comunidad diocesana manifiesta “su profundo dolor por unos delitos que han lesionado la santidad del sacerdocio y han herido gravemente la vida cristiana de las víctimas y su comunión con la Iglesia” y “el pastor diocesano pide a todos perdón, expresando a la vez el compromiso de que actos semejantes no se repitan nunca más”.
Misericordia para el cura
Expresa finalmente el obispado de Salamanca “su fraternal solidaridad a las víctimas y “exhorta a los fieles católicos a implorar la misericordia divina para el sacerdote que ha recibido la pena canónica y a otorgarle nuestro perdón cristiano”.
Archivos de imagen relacionados