El arzobispado de Múnich investiga la relación con los nazis de un prelado «Nada nos dañará tanto como la sospecha de que queremos ocultar algo»
La historia alemana recuerda al cardenal arzobispo de Múnich, Michael von Faulhaber, como uno de los personajes más controvertidos y polémicos a causa de su contradictoria relación con los años oscuros del nazismo, pero también por la admiración y cariño que siempre profesó a Adolf Hitler. Si su relación con el dictador era más o menos estrecha será ahora investigado por la Iglesia en los diarios que el cardenal escribió. “Nada de lo que pueda aparecer en los archivos puede dañar tanto a la Iglesia como la sospecha de que queremos acallar u ocultar algo”, dijo el arzobispo de Múnich, Reinhard Marx, al dar a conocer el estudio, que tardará varios años en ver la luz.
Los enemigos del cardenal no se cansan de tacharlo como un “nazi fanático”, mientras que varios historiadores aún siguen recordando que el cardenal fue uno de los principales autores de la encíclica Con ardiente preocupación, dada conocer por el papa Pío XII en 1937 y donde el Vaticano se enfrentó al régimen nazi y apostó por una reconciliación entre católicos y judíos.
Pero la imagen más recurrente es la admiración que profesaba por el dictador. Poco después de un atentado fallido contra el dictador en Munich en 1939, el cardenal le envió un telegrama donde admitía la acción de la “providencia divina” para salvarle la vida y echó a volar las campanas de la catedral en un glorioso Te Deum convocado para rezar por la vida de Hitler.
Faulhaber murió en 1952 y su nombre volvió a recuperar actualidad este martes cuando el arzobispo Reinhard Marx anunció que la Iglesia había puesto en manos de un grupo de investigadores el estudio y análisis del diario que escribió el polémico cardenal, con el objetivo de arrojar una nueva luz sobre su papel durante el nazismo.
Andreas Wirsching, uno de los expertos que tendrá a su cargo la investigación dijo que el proyecto tendrá una duración de unos 12 años. Faulhaber escribía sobre todo con la grafía Gabelsberger, “que hoy no puede ser descifrada por casi nadie”, dijo.
Los diarios del cardenal estuvieron almacenados hasta 2010 bajo la cama del último secretario de Faulhaber, quien impidió el acceso a los documentos hasta su muerte.
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