El arquitecto propuso a la Iglesia desmantelar las capillas adosadas por los obispos en el siglo XVII para reabrir el templo al exterior, mientras que el Cabildo quiere retranquearlas hacia dentro
La Mezquita de Córdoba fue concebida como un espacio abierto al Patio de los Naranjos. El oratorio conectaba con la antigua fuente de abluciones a través de 19 arcos diáfanos. Antes del rezo, los musulmanes observaban el precepto islámico de purificarse con agua para, a continuación, penetrar en el templo por alguno de los vanos que estaban permanentemente abiertos. Por los arcos accedían los creyentes pero también la luz. Y ese ha sido durante siglos un elemento crucial de la arquitectura islámica.
Hasta finales del siglo XVII. Los obispos querían una Catedral pero tenían una Mezquita. Y su objetivo fue transmutarla pieza a pieza hasta convertirla en un templo católico. Fue entonces cuando tapiaron 10 de los 19 arcos del muro norte. Adosaron en su interior capillas y encapsularon el oratorio.
El resultado de la operación fue perturbador. Y así lo explicó cuatro siglos después un arquitecto clave en la era contemporánea del edificio: “Vuelta del revés la luz que la define, fragmentado el espacio, cegada su permeabilidad visual y destruida por incomprensión cultural el alma misma del ordenamiento arquitectónico original, se consumó la más triste de las ruinas: la ruina de la idea”. La frase es de Rafael de la Hoz Arderius y figura en el prólogo de La Catedral de Córdoba, un colosal estudio sobre el templo omeya firmado por el canónigo Manuel Nieto Cumplido en 1998.
La intervención de De la Hoz Arderius
De la Hoz sabía de lo que hablaba. En los setenta planeó una de las intervenciones más audaces de la historia de la arquitectura. Al frente de la Dirección General de Vivienda, se propuso desmantelar la Catedral del interior del templo y reordenar el conjunto para devolver la Mezquita de Córdoba a su “pureza”. La operación fracasó. Principalmente por la rotunda oposición de la Real Academia de Bellas Artes. Y todo lo que pudo ejecutar de aquel ambicioso plan fue salvar los únicos cuatro arcos del muro norte que no estaban cegados por capillas.
El capricho del destino ha querido que cuarenta años después su hijo, Rafael de la Hoz Castanys, haya tenido en su mano una sentencia del Tribunal Supremo que le ha otorgado una palanca de fuerza para negociar con el Cabildo catedralicio. El fallo judicial anula la eliminación de una de las cuatro celosías que colocó su padre a principios de los setenta, lo que representa un serio correctivo a la gestión patrimonial de la Junta de Andalucía y la Iglesia católica. Pero no únicamente. También actúa, en cierto modo, como un artefacto explosivo con capacidad de dinamitar la carrera oficial de la Semana Santa en Córdoba.
Lo cierto es que desde el verano de 2021, Rafael de la Hoz Castanys y la Iglesia negocian en secreto una solución para la controvertida celosía. La Iglesia sólo reconoce contactos. Pero el arquitecto ha propuesto a los canónigos que, a cambio de la paz judicial, se permita diseñar el desmontaje de las capillas adosadas y la liberación del muro norte para devolverlo a la concepción originaria ideada por los califas.
El resultado, a su juicio, sería extraordinario, pues permitiría recuperar la luz primitiva del templo y la reconexión de los dos espacios, lo que, tantos siglos después, generaría “un efecto sensacional además de un impacto mundial en términos culturales y turísticos”.
Reuniones con el arquitecto conservador de la Mezquita
Esa es la propuesta que Rafael de la Hoz ha colocado sobre la mesa del Cabildo. El arquitecto se ha reunido con Gabriel Ruiz Cabrero, conservador de la Mezquita Catedral, para explicarle todos los detalles de su plan. Su idea es desmontar las capillas y trasladarlas a un museo diseñado ex profeso. Incluso tiene en la cabeza ya el solar donde podrían ubicarse al otro lado del río. De la Hoz cree que el proyecto es técnicamente factible y con consecuencias muy beneficiosas para el conjunto monumental y su correcta interpretación histórica.
La Iglesia, en cambio, no ve la iniciativa con buenos ojos. Para muchos canónigos retirar las capillas católicas es poco menos que un sacrilegio. Su objetivo es justamente el contrario potenciar los valores cristianos de un edificio que hoy es el templo mayor de Córdoba. El proyecto de los canónigos es otro, porque el Cabildo catedralicio es consciente de que urge reformar el muro norte.
La fachada que da al Patio de los Naranjos, con una decena de arcos chapuceramente tapiados, ofrece una imagen poco deseable en un monumento Patrimonio Mundial de la Unesco. Y lo que quieren los canónigos es retranquear las capillas hacia el interior para que los arcos puedan dibujarse. La propuesta no es nueva. Ya figuraba en el Plan Director de 2001 que nunca llegó a entrar en vigor.
El proyecto del Cabildo de 2001
Ese documento, redactado por los arquitectos conservadores del Cabildo, propinaba un indisimulado revés a Rafael de la Hoz Arderius. E instaba a “abandonar pasados intentos de restaurar la Mezquita para devolverla a su primitivo estado”, cuya propuesta calificaba crudamente de “fantástica”. Aquel informe reconocía que el edificio adolecía de un “oscurecimiento inesperado” que había obligado a instalar “iluminación artificial en pleno día”, lo que llevó a replantearse la “oportunidad de abrir las capillas adosadas al muro del patio”.
El texto admitía que la intervención en el muro norte era una de las “cuestiones más complejas” del conjunto monumental y abogaba por buscar una “solución inclusiva” que armonizara la necesidad de “recuperar la relación entre la sala de oración y el patio” y la “obligada conservación de las capillas”. Diez años después, en 2011, el Cabildo planteó formalmente a la Junta “empujar” las capillas hacia el interior del oratorio para despejar los arcos y cubrirlos con láminas de ágata.
Los técnicos de la Dirección General de Patrimonio se opusieron frontalmente al proyecto. “El objetivo era que físicamente el monumento fuese ya más Catedral y menos Mezquita”, declaró años después a Cordópolis un experto de Patrimonio. El Plan Director de 2021, a punto ser aprobado oficialmente, incluye también la reforma del muro norte en el apartado de las actuaciones urgentes. Pero no concreta bajo qué proyecto.
La propuesta de Rafael de la Hoz Castanys
Y eso es lo que se ha discutido entre bambalinas desde la sentencia del Tribunal Supremo. Rafael de la Hoz está convencido de que la reapertura de los arcos no vulnera la normativa sobre patrimonio histórico. La ley estipula que las intervenciones arquitectónicas en bienes de interés cultural (BIC) deben perseguir estrictamente su conservación y restauración, respetando todas las aportaciones históricas del monumento.
Pero Rafael de la Hoz hace una apostilla al marco normativo: “Salvo que dañen la interpretación histórica o los valores del bien protegido”. Ese es, en su opinión, el caso de las capillas adosadas al muro norte. Y si se declaran perjudiciales para el monumento, la vía de su eliminación quedaría expedita legalmente.
Aún en el caso de que el arquitecto doblegara la resistencia episcopal, la pelota está en el tejado de la Junta de Andalucía, que es la administración competente en materia de patrimonio histórico. Y, si nos remitimos a la respuesta que dieron los técnicos autonómicos al retranqueo de las capillas, todo hace pensar que su completa retirada va a encontrar un más complejo encaje legal. Por lo pronto, la Junta guarda silencio. Rafael de la Hoz asegura que ha intentado abrir un canal de diálogo con la administración autonómica. Pero sin éxito. Y la Iglesia, según indica el arquitecto, se ampara en la más que previsible negativa regional para aferrarse a las capillas del muro norte.
La respuesta del Cabildo
El Cabildo catedralicio, consultados por este periódico, admite que trabaja desde hace tiempo en el proyecto de reforma “encomendado a los arquitectos conservadores” junto a un “equipo multidisciplinar” y la aportación de los “mejores especialistas de España”. “Este tipo de proyectos se realizan en diálogo con los técnicos de la Delegación de Cultura y del Ayuntamiento”, explican. Y reconocen que, entre todos los expertos consultados, se encuentra Rafael de la Hoz, con quien “se han celebrado y se seguirán celebrando reuniones de estudio para concretar este proyecto del muro norte”.
En el comunicado, el Cabildo no especifica en qué soluciones está trabajando, aunque no desmiente la hipótesis del retranqueo de las capillas adosadas que ya barajó hace años como opción para liberar los arcos sin prescindir de los añadidos católicos del siglo XVII.