El Ayuntamiento de Cartagena ha cumplido este fin de semana con su secular promesa de realizar todos los años una ofrenda a los Cuatro Santos y a la Virgen del Rosell, en acción de gracias por su milagrosa intervención durante la conocida Borrasca de Santa Catalina el 24 de noviembre de 1694
La amenaza de que la lluvia, el viento y las olas arrasaran gran parte de la población de Cartagena, se disipó, según cuentan las crónicas de la época, cuando sus habitantes aterrorizados encomendaron su destino a San Isidoro, Santa Florentina, San Leandro y San Fulgencio, y por ende a la patrona, la Virgen del Rosell.
La denominada función votiva de Santa Catalina tuvo lugar en el transcurso de la celebración de la eucaristía que en honor a la Virgen del Rosell se dio en la Iglesia de Santa María de Gracia, y ofició el vicario general de la diócesis de Cartagen, Juan Tudela.
El encargado de realizar la ofrenda en nombre de la Corporación fue el segundo teniente de alcalde, Manuel Padín. En representación del Ayuntamiento de Cartagena, también estuvieron la concejala delegada de Patrimonio y Contratación María Amoraga, los ediles de la corporación Jesús Giménez, María Dolores Ruiz, Arancha Pérez, Gonzalo Abad y María del Pilar García.
El viernes 8 de noviembre en la Iglesia de Santa María de Gracia tuvo lugar la eucaristía en honor a la Virgen del Rosell. Tras la misa, se llevó a cabo una procesión por el centro de Cartagena.
El acto contó con una concurrida participación de los cartageneros que, a pesar del frío, salieron a las calles del centro de la ciudad para honrar a la que está considerada primera madre de Cartagena.