Con vítores a los Reyes Católicos finalizó una de las jornadas de mayor boato de cuantas se celebran en la Almería del siglo XXI. Una tradición ancestral que conmemora la entrega de la antigua urbe junto a la desembocadura del Andarax a la Corona de Castilla en 1489.
Desde entonces y en honor a tal acontecimiento se celebra en la capital el Día del Pendón, que tiene lugar cada 26 de diciembre, día además de la efemérides de San Esteban, el primer protomártir, patrón del Cuerpo municipal de Policía. La expulsión de los musulmanes de estas tierras se volvió a celebrar ayer tras 529 años. Y se hizo como manda el protocolo y por medio de una secuencia de actos que representa una tradición fija en el calendario seguida cada año por centenares de personas.
A pesar de que la historia manda y el acto se mantiene imperturbable desde hace décadas, el avance en las obras de rehabilitación del antiguo edificio que alojaba el Ayuntamiento ha permitido que la parte central de los actos pudiera desarrollarse sin problemas en la fachada principal de las Casas Consistoriales. Aunque aún queda mucho trabajo por hacer en el edificio, el estandarte que simboliza a aquel que los Reyes Católicos dejaron en la ciudad tras la conquista, ondeó durante buena parte del día de ayer en el balcón principal del viejo inmueble, donde no lo hacía desde hace 14 años. Allí estuvo la enseña custodiada por una guardia de legionarios o el propio alcalde Ramón Fernández-Pacheco, encargado de tremolar el pendón y dar los correspondientes vítores y salves a España, Andalucía, los Reyes Católicos y a «la integración de los pueblos».
Un póquer de alabanzas que suelen tener su amplificación entre el público asistente a un acto que comenzó a las ocho de la mañana. A esta hora fue colocada la enseña en el balcón, donde se mantendría presidiendo la plaza de la Constitución hasta las 10.45 horas, momento en el se arrió tras la llegada de las autoridades civiles y militares. Una vez ubicados todos mirando al pendón, todos ellos presenciaron el primer acto de enjundia del día. El alcalde, subido al balcón, le pidió el juramento hasta en tres ocasiones al concejal portador, que debe ser siempre el más joven de toda la Corporación.
A él se le encarga la tarea de defender el estandarte y devolverlo tal y como se le va a entregar una vez que lo saque en procesión encabezando la comitiva de autoridades, que recorre a continuación varias calles del centro en su camino a la Catedral de la Encarnación. Desde hace ocho años el concejal de menor edad del pleno es el popular Carlos Sánchez, que fue ayer de nuevo quien cargó con una enseña que pesa unos 24 kilogramos.
Después de que el cortejo arribara al templo catedralicio, este fue recibido por el Cabildo para entrar al interior bajo los acordes del himno de España. El pendón permaneció apoyado y custodiado hasta que acabó el cántico de acción de gracias, liturgia que marca el inicio de la parte religiosa del acto, momento del que se desmarcan los concejales socialistas del Ayuntamiento, que se niegan a sacralizar una tradición que la quieren disociar de la iglesia católica.
Tras el himno en acción de gracias, la comitiva abandonó el templo para seguir con el desfile, al que ya se unieron los representantes de la curia diocesana, entre ellos el obispo Adolfo González Montes. Tras recorrer las calles Eduardo Pérez, Real, Jovellanos, Mariana, plaza de la Administración Vieja y Cervantes, el pendón de los Reyes Católicos regresó de nuevo al templo donde tuvo lugar la eucaristía oficiada por el titular de la Diócesis de Almería.
González Montes, en su homilía, celebró las dos efemérides que tenían lugar ayer: la capitulación del reino nazarí de Almería y su entrega a los monarcas cristianos y la festividad de San Esteban, sobre cuya figura hizo girar su intervención en el día de ayer. En una misa cargada de referencias al presente y paralelismos con la situación actual de la nación, Montes recordó el hecho «incontrovertible» de la empresa común que para todos los reinos de España supuso la reconquista de las tierras españolas. Una visión común forjada en la idea del cristianismo y de pertenencia a Europa de la que dijo haber participado como los que más la corona de Aragón o los principados catalanes. Asimismo, tras referenciar en varias ocasiones el sufrimiento de San Esteban por las represalias a las que se vio sometido «por ser mejor», criticó a aquellos a quienes por «no tener argumentos» para rebatir tienden a suprimir a su adversario. En este sentido Montes apeló a la concordia recordando que «el amor a Cristo hace olvidar las diferencias entre hermanos».
La eucaristía dio paso a la salida del pendón hacia el Ayuntamiento, a la vieja balconada desde donde fue tremolado por el alcalde de Almería alrededor de las 13 horas. Tras los vítores, repetidos por la gente que estaba en la plaza, los actos oficiales dieron a su fin, quedando el pendón custodiado por la Legión hasta las 18 horas, instante en el que se retiró.