El ataque ultra contra una mezquita en Sagunt desata el miedo en la comunidad islámica

El Centro Islámico La Paz del Port fue objeto de un nuevo ataque islamófobo y vuelve a poner de manifiesto la creciente agresividad de la extrema derecha y la impunidad de los asaltantes.

Nunca puede ser inocuo que se hable abiertamente de deportar a millones de personas. Menos aún, si quien lo hace es la tercera fuerza política en número de votos —Vox—, y con la cual la primera —PP— mantiene las relaciones habituales entre socios parlamentarios que se necesitan para llegar al Gobierno. 

Al grito de “cuando venga Vox, os mataremos”, hace un par de semanas, en Aldaia, en la comarca de Horta Sud (València), una treintena de hombres armados con gas pimienta, porras y también con pistolas desalojaron de una nave industrial abandonada a una veintena de personas migrantes, que la utilizaban como refugio desde hacía meses. 

Y a la pintada de «¡A vuestro país! ¡Viva Vox!«, la semana pasada le ha tocado sufrir al Centro Islámico La Paz del Port de Sagunt, en Camp de Morvedre, la ira vandálica de los intolerantes. La comunidad religiosa se ha visto obligada a instalar cámaras de seguridad para protegerse, frente al crecimiento de los discursos de odio y el clima de agresión.

El fin de semana anterior fue el turno de la sede de los socialistas en la ciudad de València, víctima de un ataque vandálico de Juventud Combativa. 

La extrema derecha se aprovecha

Después de la DANA, como consecuencia de un evento traumático que marca un antes y un después, las tensiones se pueden acrecentar. Y la extrema derecha se está aprovechando de este clima, con una acentuación de la agresividad y los discursos de odio. 

Boutaina El Hadri, vicepresidenta y portavoz de Casa Marruecos, es muy contundente a la hora de valorar ataques islamófobos como el que ha sufrido la mezquita del Port de Sagunt: «Es la consecuencia de un ambiente preocupante, de crecimiento del odio», contra el cual «necesitamos políticos valientes que tomen decisiones antes de que tengamos que lamentar una desgracia mayor». 

El Hadri explica, asimismo, que no había»visto nunca tanta agresividad en tanta gente«. Si bien «siempre ha habido racismo», nunca como ahora «el discurso de odio había calado así en capas tan grandes de la sociedad». 

Los ataques como el de Aldaia o este en el Port de Sagunt se producen, por otro lado, en un clima de impunidad para los agresores, cuando no directamente de apoyo explícito. No se tiene noticias de que haya habido detenciones relacionadas con los hechos.

Comentarios de odio en redes

En este sentido, El Hadri reflexiona y recuerda cómo, cuando desde Casa Marruecos comparten en sus redes una publicación de condena, esta se les llena de comentarios que reproducen el mismo odio que ha llevado al acto vandálico.

Es por ello que muchas veces los afectados simplemente callan y prefieren no denunciar. Mezquitas que son objeto de agresiones en forma de pintadas amenazantes, pero que por miedo deciden limpiarlas y esperar a que no se vuelvan a repetir. El Hadri pone varios ejemplos, aunque prefiere que no se publiquen los nombres.

Desde Casa Marruecos alertan sobre la importancia de no normalizar estos ataques, ya que «son la base de la pirámide de la violencia islamófoba» y «lo que empieza con palabras, pintadas o gestos de desprecio, termina con asesinatos como el de Abderrahim, apuñalado en Torrejón de Ardoz, o como el reciente crimen en Elx, donde otro joven magrebí fue asesinado a plena luz del día con un arma blanca». 

Asimismo, ofrecen datos al respecto, como que los delitos de odio en España han aumentado un 41% en los últimos cinco años. Pero también advierten de la impunidad que supone que, a pesar de esta creciente agresividad contra el colectivo islámico, la islamofobia no está todavía tipificada como delito.  

Combatir los discursos

El Hadri hace un llamamiento a los partidos políticos para que «tomen cartas en el asunto» y «ayuden a combatir estos discursos». Frente a quien pueda mirar para otro lado, El Hadri reflexiona sobre el famoso poema de Martien Niemöller: «Primero vienen a por los magrebíes, pero después irán a por los latinos, los rumanos, la clase obrera, etc.».

Por su parte, el alcalde de Sagunt, Darío Moreno (PSOE), ha condenado las pintadas xenófobas en la mezquita, como también lo ha hecho Albert Llueca, en representación de Compromís per Sagunt, quien ha añadido: «Vuestro dolor es el nuestro y vuestra lucha por la dignidad y el respeto es también la nuestra». Y ha concluido: «No estáis solos».

Compromís exige que «se investigue este ataque y que se tomen medidas para garantizar la seguridad y la tranquilidad de todas las comunidades religiosas de la ciudad» y, asimismo, hace un llamamiento a «reforzar la educación en valores, la cultura de la paz y del respeto mutuo».