Con motivo de la festividad del 11 de septiembre para los catalanes, el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha dedicado su carta pastoral para mezclar religión e independentismo catalán. Luego se preguntarán el motivo de la dramática secularización que padece esta Comunidad.
«Las demarcaciones territoriales más antiguas de Cataluña son las diócesis y las parroquias. Según una sólida tradición, la Provincia Tarraconense fue evangelizada por san Pablo y las «Actas» de martirio del obispo Fructuoso de Tarragona, junto con sus diáconos, se remontan al año 259″, afirma Planellas en su misiva.
El arzobispo de Tarragona afirma en su escrito que «el historiador Jaume Vicens Vives, nada sospechoso de «clerical», pudo afirmar que «en Catalunya, no sólo la Iglesia es el mismo pueblo, sino que ha amparado el nacimiento de la comunidad». La fuerza civilizadora de los monjes benedictinos ―con todo el bagaje cultural, litúrgico y agrario que emanaba de cada monasterio― fue el complemento humanístico al «corpus» jurídico y la experiencia pastoral aportada por obispos y párrocos».
Planellas sostiene que «en este marco, se va consolidando el nuevo país, ayudado por unos ejes vertebradores como el de San Pedro de Roda en el arte, el abad Oliva en el reordenamiento eclesiástico y político, y el beato Ramon Llull en el idioma y el pensamiento».
Además, el prelado se refiere a la lengua catalana como «clave de nuestra identidad», (en referencia a la catalana) y que sirvió para cohesionar «su expresión escrita a través de la liturgia y la predicación». El arzobispo destaca sobre el catalán que «se trata de una lengua, hija del latín, que empieza a vislumbrarse entre los siglos IX y XI, donde comienzan a aparecer palabras catalanas e, incluso, frases enteras en los mismos documentos latinos».
«Somos los herederos de este legado, reconocido por la propia Constitución. En efecto, la Carta magna de 1978 reconoce las «autonomías de nacionalidades y regiones» (art. 2) y, a continuación, afirma que «la riqueza de las diferentes modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección» (art. 3)», dice Planellas.
Al mismo tiempo, llama a evitar «polarizaciones estériles, y esforcémonos todos por este respeto y protección». Mientras habla de evitar polarizaciones, el arzobispo Planellas insiste en que «el magisterio de los obispos catalanes en los últimos decenios ha afirmado repetidamente y en varios documentos el hecho de la identidad nacional de Catalunya, y que ésta es un componente con personalidad propia dentro del Estado plurinacional español«.
«Para nosotros, los creyentes en Jesucristo, la presencia constante de la Iglesia en la historia de nuestra tierra debería ser no sólo un testimonio de fidelidad histórica, sino un estímulo a la hora de mantener esa fidelidad encarnada en la lengua, la cultura y la identidad de esta nación conocida con el nombre de Cataluña y que hoy, 11 de septiembre, celebra su día», concluye Planellas en su carta.
Acaso, ¿desconoce el arzobispo Joan Planellas que gran parte de la sociedad catalana ha dado la espalda a Dios por hacer del nacionalismo su nueva religión y muchos obispos y sacerdotes en Cataluña, al igual que en Vascongadas, han contribuido a ello?