Con un gran sentido democrático, Braulio Rodríguez dice que la familia “no está a merced de lo que un parlamento decida por mayorías o minorías”.
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha asegurado que el llamado 'divorcio exprés', aprobado por el Congreso de los Diputados en junio de 2005 por práctica unanimidad, ha traído a las familias españolas "verdaderos dramas, odios y violencia machista, desasosiego en hijos y esposos que dejan de serlo y complicaciones económicas ingentes".
En su escrito semanal dentro de la publicación 'Padre Nuestro' con motivo de la celebración este domingo del Día de la Sagrada Familia, Rodríguez manifiesta que entiende que "todo el universo relacionado con el matrimonio y la familia sea objeto de reflexión y que los gobiernos quieran influir en ambas instituciones", pero se pregunta "con qué derecho", ya que "la familia es anterior incluso al Estado".
"Yo no pretendo decir que la legislación sobre la familia sea confesional, pero sí que se tenga en cuenta que se debe legislar sin olvidar la razón natural de las cosas y sin despreciar la estructura primordial de esa institución natural que es la familia, que no está a merced de lo que un parlamento decida por mayorías o minorías", indica Rodríguez, en un alarde de sentido democrático.
El arzobispo de Toledo, que cree que la familia "no está en crisis", parafrasea en su texto al Papa Benedicto XVI indicando que "la estructura natural del matrimonio debe ser reconocida como la unión de un hombre y una mujer, frente a los intentos de equipararla con formas distintas de unión que en realidad dañan y oscurecen el papel de la familia en la sociedad".
Rodríguez, utilizando también palabras de Benedicto XVI, asegura por otro lado que "quienes no aprecian el valor de la vida humana y sostienen la liberalización del aborto no se dan cuenta de que proponen la búsqueda de una paz ilusoria, como es la huida de las responsabilidades que envilece a la persona humana".
El denominado 'divorcio exprés' fue aprobado en junio de 2005 por el Congreso de los Diputados con el respaldo de todos los grupos, incluido el Partido Popular, que sólo discrepó de la nueva regulación de la custodia compartida de los hijos.
La reforma simplificó los trámites para disolver el matrimonio, eliminando la necesidad de alegar causa alguna, ni esperar un año a partir de la boda para plantear la demanda, y también la obligatoriedad del paso previo de la separación, que a menudo duplicada el tiempo del proceso.
Frente a la opinión del arzobispo de Toledo, uno de los argumentos de quienes apoyaron la reforma era precisamente agilizar los divorcios para evitar que se prolongase en el tiempo el doloroso proceso que suponen.
Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo/EFE
Archivos de imagen relacionados