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El arzobispo de Burgos pide a las víctimas de violación “defender la castidad” hasta la muerte

El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas, defiende que las víctimas de violación se resistan hasta la muerte. Así lo hace ver en una carta que se publicó el 22 de enero de 2017 en la web del Arzobispado, en la web del Opus Dei, en el Diario de Burgos y en una revista eclesiástica, y que forma parte de la causa para beatificar a Marta Obregón, una joven asesinada en 1992 por Pedro Luis Gallego, conocido como el ‘violador del ascensor’. Esta misiva forma parte de la documentación que se ha hecho llegar al Vaticano el pasado mes de febrero, ahora que el proceso afronta la conocida como ‘etapa romana’.

Gallego es un depredador sexual que sembró el terror en Valladolid en el verano del 92. No sólo asesinó a Obregón, también a la joven vallisoletana Leticia Lebrato, violada y apuñalada. Fue condenado por 18 violaciones y dos asesinatos. La doctrina Parot lo dejó en libertad en 2013 y fue detenido de nuevo en 2017. Había cambiado su modus operandi: raptaba a las víctimas en las inmediaciones del Hospital La Paz, en Madrid, las trasladaba a su casa de Segovia y las violaba. Después, las devolvía al lugar de origen sin que ellas hubiesen podido verle la cara. La Fiscalía pide para él 96 años de prisión.

El 21 de enero de 1992 raptó a Marta Obregón cuando accedió al portal de su casa en Burgos, la trasladó en coche hasta un descampado, la violó y la asesinó a puñaladas.

“Marta también es un estímulo para vivir todas las virtudes cristianas que ella fue descubriendo: la alegría, el servicio, la entrega… Pero, en especial, la grandeza de la castidad, como se hace visible cuando resiste y lucha hasta morir asesinada por defenderla. Una virtud hoy poco valorada, que nos ayuda a orientar el amor y la entrega hacia su plenitud y belleza más singular”, dice el arzobispo en su carta. Su afirmación choca frontalmente con la que hizo la fiscala del caso de ‘la manada’, que advertía de que “no se puede exigir a las víctimas actitudes peligrosamente heroicas”

La joven burgalesa, asesinada cuando tenía 22 años, formaba parte del Camino Neocatecumenal, y su beatificación sería la primera para este grupo católico ultraconservador. La familia está vinculada al Opus Dei.

El proceso para hacer beata a Marta Obregón comenzó en 2011, de la mano del arzobispo anterior a Herráez. El pasado mes de febrero, acabó la etapa diocesana y el sacerdote postulador, Saturnino López Santidrián, entregó al canciller de la Congregación para las Causas de los Santos, monseñor Giacomo Pappalardo, unos 800 folios con que se intenta probar que la joven fue víctima de martirio. El caso aborda ahora la etapa romana con una nueva postuladora. El material aportado consta de tres partes: escritos jurídicos, prueba documental y prueba testimonial.

Un libro y petición de donativos

El Arzobispado dice en su web que “va a ser preciso afrontar desembolsos significativos inevitables, inherentes a los trámites que conlleva la causa” en esta nueva fase. Así, solicita donaciones en una cuenta bancaria que facilita. Los ingresos pueden hacerse también a través de Paypal. Cada fin de mes, el Arzobispado trata estos datos “con absoluta transparencia” y realiza una actualización de donativos. Desde enero hasta mayo, la causa de Marta ha reunido 961 euros.

El postulador Santiago López publicó el año pasado el libro Marta Obregón. “Hágase”. Yo pertenezco a mi amado, un libro que vende la editorial Montecarmelo, de Burgos, dirigida por la orden de los Carmelitas Descalzos. Cuesta 14 euros. En una reseña, Nicolás Jove de la Barreda, miembro del Comité de Bioética, doctor en Ciencias Biológicas y catedrático de Genética, dice: “Por un lado, el rostro de su cadáver era una cara de paz. Paz existente en quién ha sido asesinada por defender su castidad, habiendo recibido muchos golpes, así como catorce puñaladas. Paz que sólo cuadra con haber tenido una muerte santa, perdonando a su asesino.”

En una breve biografía que López Santidrián publica en la web del Arzobispado, relata que según el informe del forense, Marta Obregón tenía “diversas erosiones y hematomas, fuertes presiones con las manos en el cuello y, sobre todo, 14 heridas de arma blanca en la parte izquierda del pecho, una de ellas en el centro del corazón” y que tanto el informe como la sentencia dicen que fue por “intentar evadir la agresión”. El sacerdote añade que “el imputado del crimen había sido juzgado ya en cuatro ocasiones por abusos y violaciones, pero sin llegar al homicidio, al ceder sus víctimas a sus pretensiones”. Para él, la joven asesinada “dejó un hermoso ejemplo, tanto en su vida agradecida al amor y misericordia de Dios, como en el testimonio de su valerosa muerte por defender la virtud”.

También en esa web, en uno de los muchos apartados sobre la ‘Causa de Marta’ llegan a comparar un hematoma que tenía en la cara con “el rostro de Jesús”: “Sorprendía su semblante plácido y sereno, después de la violenta forma en que le quitaron la vida. En su dulce semblante, se apreciaba un moratón en el mismo lado y semejante al del rostro de Jesús en la Sábana Santa”, hacen constar.

El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez es uno de los obispos más alejados de las reformas de Francisco en España. Fue el ‘delfín’ del todopoderoso cardenal Rouco Varela, y estaba llamado a ser su sucesor hasta que en 2014 el Papa prefirió nombrar a Carlos Osoro para el arzobispado de Madrid.

La diócesis de Burgos fue el premio de consolación de un prelado que no superó haber sido relegado del premio que merecía (Madrid) y que, desde entonces, ha capitaneado las críticas al Papa desde España. Siempre a la sombra de Rouco Varela fue su obispo auxiliar durante dos décadas-, Herráez lidera el grupo de prelados más abiertamente contrarios a una Iglesia abierta al mundo.

En apenas unos días, el 28 de julio, Fidel Herráez cumplirá 75 años, y presentará su renuncia al Papa, que seguramente se la acepte casi de inmediato. Antes, ha querido sentar cátedra con el caso de Marta Obregón.

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