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El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, durante una rueda de prensa en Madrid, el 28 de enero.Foto: Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

El arzobispado de Barcelona, sobre el cura depredador de menores: “Es una vergüenza que no se investigara”

El caso de Josep Vendrell, acusado en 1975 pero que siguió activo otros 30 años, pone en evidencia todos los errores cometidos por la Iglesia durante décadas en la gestión de los casos de pederastia

“Es una vergüenza que no se investigara”, admite el vicario judicial del arzobispado de Barcelona, Santiago Bueno, sobre el caso de Josep Vendrell Cortasa, el sacerdote acusado de pederastia en esta provincia por una veintena de personas y que, pese a haber sido acusado ante la diócesis en 1975 por un párroco y una familia, simplemente fue trasladado y siguió activo 30 años más. “No puedo explicar por qué no se actuó, todo lo que sabemos es de la documentación que hemos encontrado y de la que hemos informado”, asegura en conversación telefónica. En la mañana del jueves lo ha dicho públicamente, en Catalunya Ràdio, en un gesto poco frecuente en las diócesis españolas. Pero la de Barcelona es la del presidente de la Conferencia Episcopal (CEE), Juan José Omella, y el escándalo le obliga a dar ejemplo. Bueno admite que siguen investigando y aún pueden encontrar más información sobre este cura, fallecido en 2004. El caso, destapado por EL PAÍS el pasado sábado tras varios meses de investigación, refleja muy bien todo lo que la Iglesia española ha hecho mal hasta ahora en la gestión de los casos de pederastia en el clero.

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