Azcona, conocido por escribir la palabra ‘Pederastia’ con hostias consagradas, destaca la necesidad de reivindicar la libertad de expresión tras abusos como este.
Cristales rotos, cerraduras forzadas, pintadas de «Viva Cristo Rey», así se ha encontrado el artista Abel Azcona el Espacio Tangente de Burgos, donde este viernes inaugura una reactivación de sus obras perseguidas que le han llevado, incluso, a ser violentado físicamente.
«Una cosa es una pintada, pero dañar el espacio nos parecía motivo de denuncia. Además, es coherente con la exposición que justamente pretende evidenciar ese ataque continuo a la libertad de expresión y las piezas, que son críticas con temas como la pederastia o el aborto», sentencia Azcona.
La exposición, que se ha expuesto también en Murcia y Palma de Mallorca, fue denunciada por Abogados Cristianos y otros colectivos de ultraderecha. Aunque esta vez no ha habido denuncia, comenta el artista, considera el ataque como una forma de «crear miedo«.
La historia del artista con las querellas y los tribunales en defensa de la libertad de expresión no es nueva, comenzó en 2015, hace ahora seis años. Fue denunciado en Pamplona por su obra Amén, en la que escribe la palabra Pederastia con hostias consagradas por un presunto delito de profanación y otro contra los sentimientos religiosos. Un juzgado de Pamplona archivó la causa y la enmarcó en la libertad de expresión y artística, pero la Asociación Abogados Cristianos prosiguió su particular cruzada.
Para Azcona la desobediencia está ligada a la libertad. «Yo siempre digo que nací como objeto político por estar sometido a ciertos sistemas. Vox, Falange española, Abogados Cristianos y el Arzobispado de Pamplona me han llegado a demandar, todos ellos reaccionan y si consigo que reaccionen es porque algo se ha hecho bien en cuanto a lo artístico», destaca el artista.
«Si consigo que reaccionen es porque algo se ha hecho bien en cuanto a lo artístico»
Por ello, los lugares escogidos para exponer su obra, además de importantes museos de arte contemporáneo, son también espacios y ciudades con una «historia con la disidencia, como espacios más alternativos y de lucha política».
Una libertad que tilda de ser «irreal» en España, que se sitúa como el país con más artistas condenados o presos en el mundo. En 2019, 14 artistas fueron detenidos, superando incluso a Irán o Rusia.
«Es algo que hay que denunciar, situaciones y piezas como éstas lo ponen en evidencia. Como artistas debemos de reivindicar», afirma Azcona.
Su reivindicación artística está marcada por discursos políticos en torno al cuerpo, la prostitución, la libertad de expresión, la sexualidad, la gestación, la disidencia, los derechos humanos, las injusticias sociales, el género, la diversidad, el feminismo, las desigualdades, el terrorismo o la religión, fruto de una vida atravesada por el abandono y la privación de libertad. Todos ellos argumentos principales utilizados para violar la libertad creativa.
Así, posa la mirada donde otros no quieren mirar. «España es un país lleno de tabúes y yo me dedico con mi arte a sacar la mierda fuera y exponerla», sentencia Azcona.